Testigo de lo que fui || Witness of what I was (ESP/ENG)

in Writing Club2 years ago

(SPANISH)

Testigo de lo que fui

Autor: @nachomolina2

"Mirando mi presente con denuedo, cada sombra y cada extraño laberinto que apunta hacia el futuro como testigo de lo que mis ojos vieron, lo que fui, entre aquellos parajes donde estuve y donde también sentí miedo, al marco de la imaginación..."
-nachomolina-

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Entretanto, caminaba y me perdía en una paradoja. Otra vez, escudriñé los extraordinarios espacios de paralelismo que guarda esa caja de cristal, la mente, donde no me canso de encontrar mil veces al poeta impaciente cobrando la forma inesperada con solo pensar.

Exploré el abstracto y complicado tugurio donde habita la idea, que es mi sombra, juglar confortable e inhóspito donde pude yo alguna vez descansar.

Y la doncella del arte me siguió de cerca, tomada a mi mano como un lazo, me sirvió, a placer, tímida, nodriza de mi tiempo.

No dejó pasar ni un minuto creativo sin enseñarme lo qué hacer, sin vestirle, con su magia romántica de ancestro en otro escape a la realidad.

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Añadía con su languidez una cuota de valor a la inmensa cobardía que me dominaba, naturalmente humana, pero igual, arraigada como una fuente exasperada de curiosidad, hambre y sed, descontroladas, en cada uno de mis pasos enfilados hacia los albores del conocimiento.

Me invitó a rondar los pasajes ciegos de un claustro bosque solitario, vestido de la más oscura poesía, donde el mínimo intento de filosofar, era también, atentar contra la estacionaria imagen posada frente a mis ojos y vetarla para siempre, como cruel profano.

Mis oídos, suprimidos en un juego sensorial fueron dos esponjas con el eco de la lejanía y mi tacto se opuso al anhelo, sobrevenido en un espasmo de miedo al no poder tocar la naturaleza muerta y su misterioso encantamiento.

El viento merodeaba agitado los recodos de la senda, me golpeaba intensamente en un bronco rugir, como el estertor de mi propio pensamiento.

Procurando despertar el alma cada vez más inquieta, extraviada en el sosiego de una profunda paz, esa paz, de la que son los ángeles el real único dueño, el sublime mosaico que no deja el menor espacio para la maldad.

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A lo lejos, se imponía una cumbre empinada con infinitos abedules, sombría, cubierta por espesa niebla donde era imposible distinguir la superficie exudada en una cortina de vapor.

Dejaba a la imaginación, las leyes de un mundo en cautiverio, pues, la lluvia torrencial caía perenne en el gris manto, abrigo de su desnudez y el grito de las criaturas, sumiso e implacable, colmaba de angustia mi triste contemplación.

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Divagué por un pasillo de sauces derramados en savia, como lágrimas de eterna melancolía, bañaban mi cabeza cual bendición, bajo un tumultuoso cielo amenazante que se desprendía en pedazos.

Árboles gigantes, apuntalados al firmamento, distinguible solo por el anillo de fuego, dibujado como un rostro ennegrecido que lucía nublos velos de plomo por rizos cabellos.

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Y no me encontré, en ninguno de aquellos paisajes de ensueño. Y el tiempo transcurría en la montaña misteriosa mientras inevitablemente me adentraba más en su lecho.

Y la musa se reía suspicaz, haciéndome desconfiar irremediable. Me sentí tan pequeño y lo único que era mío se burlaba, como si no fuera yo, en realidad su dueño.

La musa vestía de blanco y dominaba el espacio tiempo, tenía poder sobre las horas, capaz de hacerme despertar del más profundo sueño, pero esta vez, no lo hizo.

Me convertí en una sombra fantasmal que crecía a ras de cielo y los surcos de la tierra se expandían, hondos, tragando el elixir amargo de lo que mis ojos vieron.

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Simplemente, desaparecía, yo, no era más que aliento de fauna, canto de humedad en una extraña formación cavernaria donde las escasas líneas que nacieron me miraron ansiosas de descubrimiento, esperando ver detrás de todo aquello, al hombre ermitaño sentado en su asiento.

Así, llegué al final del laberinto, un túnel con paredes de espejo ubicado en un lugar recóndito.

Y mi pluma era el centro, mientras, la musa de la inspiración soltó mi mano y se alzó al universo.

Y de cerca nos miramos, nos reconocimos, las líneas y yo, uno mismo. Ellas supieron de mí y mostraron su verdad como espejismo.

Nos quedamos por largo tiempo en el interior de la cueva y sus paredes atestiguaron cada detalle de lo que fui; un hombre solo y oculto que juega al paralelismo.

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FIN

[Original Content]
@nachomolina2

venezuela
2022

[Se usó PWPT para procesar los gráficos]

Recursos: Imagen 1, Imagen 2, Imagen 3, Imagen 4, Imagen 5


(ENGLISH)

Witness of what I was

Author: @nachomolina2

"Looking boldly at my present, every shadow and every strange labyrinth that points to the future as a witness of what my eyes saw, what I was, among those places where I was and where I also felt fear, within the framework of imagination..."
-nachomolina-

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Meanwhile, I walked and lost myself in a paradox. Again, I scrutinized the extraordinary spaces of parallelism that keeps that glass box, the mind, where I never get tired of finding a thousand times the impatient poet taking on the unexpected form just by thinking.

I explored the abstract and complicated slum where the idea lives, which is my shadow, a comfortable and inhospitable minstrel where I could once rest.

And the maiden of art followed me closely, taking my hand like a lasso, she served me, at pleasure, shy, nurse of my time.

He didn't let a creative minute go by without showing me what to do, without dressing him up, with his ancestor's romantic magic in yet another escape from reality.

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With his languor he added a share of value to the immense cowardice that dominated me, naturally human, but all the same, rooted like an exasperated source of curiosity, hunger and thirst, uncontrolled, in each of my steps towards the dawn of knowledge.

He invited me to wander the blind passages of a lonely forest cloister, dressed in the darkest poetry, where the slightest attempt to philosophize was also to attack the stationary image posed in front of my eyes and veto it forever, as a cruel profane.

My ears, suppressed in a sensory game, were two sponges with the echo of the distance and my touch opposed the longing, which came in a spasm of fear at not being able to touch the still life and its mysterious enchantment.

The wind prowled around the bends in the path, hitting me intensely in a harsh roar, like the death rattle of my own thought.

Trying to awaken the increasingly restless soul, lost in the calm of a deep peace, that peace, of which the angels are the only real owner, the sublime mosaic that leaves no room for evil.

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In the distance, a steep summit with infinite birch trees, gloomy, covered by thick fog where it was impossible to distinguish the surface exuded in a curtain of steam.

I left the laws of a world in captivity to the imagination, because the torrential rain fell perennially on the gray cloak, sheltered by its nudity, and the cry of the creatures, submissive and implacable, filled my sad contemplation with anguish.

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I wandered through a corridor of willows spilled in sap, like tears of eternal melancholy, they bathed my head like a blessing, under a tumultuous menacing sky that was falling apart.

Giant trees, propped up to the firmament, distinguishable only by the ring of fire, drawn as a blackened face that wore cloudy veils of lead by curly hair.

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And I did not find myself in any of those dreamlike landscapes. And time passed on the mysterious mountain as I inevitably moved deeper into its bed.

And the muse laughed suspiciously, making me hopelessly suspicious. I felt so small and the only thing that was mine mocked, as if it wasn't me, actually its owner.

The muse dressed in white and dominated space-time, had power over the hours, capable of waking me up from the deepest sleep, but this time, she didn't.

I became a ghostly shadow that grew at the level of the sky and the furrows of the earth expanded, deep, swallowing the bitter elixir of what my eyes saw.

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I simply disappeared, I was nothing more than the breath of fauna, a song of moisture in a strange cave formation where the few lines that were born looked at me eager to discover, hoping to see behind all that, the hermit man sitting in his seat.

Thus, I reached the end of the labyrinth, a tunnel with mirror walls located in a secluded place.

And my pen was the center, meanwhile, the muse of inspiration let go of my hand and rose to the universe.

And closely we looked at each other, we recognized each other, the lines and I, oneself. They found out about me and showed their truth like a mirage.

We stayed for a long time inside the cave and its walls witnessed every detail of what I was; a lonely and hidden man who plays parallelism.

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END

[Original Content]
@nachomolina2

venezuela
2022

[PWPT was used to process the graphics]

Resources: Image 1, Image 2, Image 3, Image 4, Image 5



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Encontrar a alguien en un lugar solitario nos devolvería la esperanza de que estamos a salvo.

Los lugares peligrosos nunca son un buen lugar para estar, pero parece que no tenemos otra opción, cuando es donde nos encontramos en este momento.

En la vida pasan cosas, pero lo mejor es que nos quedemos quietos.