Se encontraba en los alrededores de la plaza, en la cima de un pedestal no tan alto, rodeado de una multitud de gente, observando cómo era llevada a la tarima, la mujer que fue sentenciada a muerte por herejía. La condenada, Tenía puesta una túnica de color marrón ya desgastada, sucia y maltratada. Su pelo estaba despeinado y mugriento, sus cabellos y ojos oscuros como la noche, contrastaban con su rostro pálido y languideciente.
Fue subida a la tarima donde sería su ejecución, acompañada de los guardias que la sujetaban por lo brazos. El verdugo la esperaba y le colocó la soga al cuello mientras el inquisidor levantaba los brazos para calmar el bullicio de las personas, pronunciando: esta mujer ha confesado sus crímenes delante de Dios todopoderoso. Ha utilizado la hechicería y la magia negra en contra de los hombres, en beneficio de sí misma y a favor del príncipe de las tinieblas. Es por eso, que es sentenciada a morir en la horca y luego ser quemada para erradicar todo vestigio de maldad que se encuentre presente en su alma.
Así pues, aquella niña casi adolescente, observó con temor y desesperación a plena luz del día, la ejecución de la mujer acusada de herejía. Esta escena quedó marcada en la mente de aquella futura mujer, rememorando aquel recuerdo casi a diario en sus pesadillas.
Alaine, una de las mujeres más bellas del reino se casó con la persona que para ella era el hombre de su vida; el Duque Alveron, uno de los caballeros más respetados y cultos de aquella época. El hogar de residencia de la familia, era la hacienda "La Viña", rodeada de un enorme viñedo que se extendía por todo el campo hasta perderse de vista, haciéndole alarde a su nombre, ubicada en las afueras de la ciudad, cerca del Castillo real.
En estos primeros años de casada conoció la felicidad. El Duque la llenaba de comodidades, excéntricos regalos y numerosos lujos. Aunque ella sentía satisfacción al ser tratada por lo que era, una Duquesa, lo que más regocijaba su corazón era amar al Duque y que éste también la amara; y le profesase su amor a cada rato con palabras y con hechos. Se pasaban las tardes caminando en los extravagantes jardines de su morada, donde pasaban las horas charlando y riéndose como par de adolescente enamorados y por las noches se volvían un solo cuerpo envueltos en lujuria y pasión.
Tuvieron tres retoños, la mayor: una niña muy parecida a su madre, el segundo: un varón que presentaba rasgos mezclados de ambos padres; la última: nació en luna llena, de belleza inigualable, sus ojos eran azules y sus cabellos rojos como si el fuego lo hubiese besado; era una niña idéntica a su padre, llena de salud y fuerza, y había llegado para completar la felicidad de aquella familia.
En el cumpleaños número uno de la pequeña niña pelirroja, sus padres se prepararon para dar una enorme fiesta, todo transcurría con normalidad, los invitados llegaron, la celebración prometía convertirse en una gran velada. De pronto al iniciar el baile, sucedió algo inesperado: al llevar un corto tiempo danzando, el Duque Alveron caía al suelo, mientras sus ojos brotados y exaltados veían a su mujer, se agarró el pecho con las manos tiesas; quería hablar, se le veían los gestos de dolor y desesperación en su cara, sin embargo no pudo pronunciar ninguna sola palabra. Fue llevado a su habitación principal, y minutos después con la presencia del sacerdote, el médico de cabecera de la familia anunciaba su muerte.
Las personas que en la velada se encontraban, no podían creer lo que allí sucedió, y murmuraban en ese momento y días posteriores: ¿cómo ha podido pasar esto? el Duque era un hombre lleno de salud y vitalidad; la Duquesa tiene un amante y ha planeado junto con este, el asesinato del Duque, seguro utilizó la magia negra para lograrlo. Pronto, muy pronto estos rumores llegarían a los oídos del clérigo.
Por su parte Alaine al perder a su marido, sentía que había perdido una parte de su vida, habían pasado semanas y se negaba a salir de su habitación, allí pasaba las noches y días sin bañarse ni peinarse, en sus oscuros ojos se podía ver el vacío de su corazón. Vestida con su ropa de dormir; apenas lograba conciliar el sueño cuando caía por el cansancio de tanto llorar a su amado. Luego de un largo tiempo decidió salir de su encierro, motivada por el amor que les tenía a sus hijos, pero no fue la misma, el vacío que le había dejado la partida del Duque no sería llenado por nada.
Su casa pasó apresuradamente de ser una de las más bellas del reino, a una casa sombría. Los pisos perdieron el brillo, pasando a estar sucios y desgastados, las ventanas reflejaban oscuridad, las gárgolas y las pinturas perdieron su colorido y se convirtieron en figuras tétricas llenas de polvo. Aunque el viñedo seguía produciendo, no era lo suficiente para mantener los enormes gastos del hogar. A pesar de los esfuerzos por mantener la casa y con los viñedos a flote, esta seguía hundiéndose más y más con el pasar del tiempo.
La Duquesa Alaine a pesar de estar sumergida en una profunda e incontrolable depresión, tenía muchos pretendientes, pero no accedía a casarse con nadie porque en su corazón solo existía el amor para su difunto marido. Todavía seguía conservando algunos rasgos de belleza de su juventud, su tez blanca y suave continuaba siendo atractiva a la vista de los hombres, su nariz perfilada y su cara puntiaguda contrastaba con los labios rojos carnosos de su rostro, llevaba su cabello oscuro siempre suelto, pero sin brillo, quizás producto del descuido y la depresión, y aunque estaba más flaca en comparación con los días en que vivía con su amado, su cuerpo seguía manteniendo el porte y la finura de una Duquesa.
Un día, llego al viñedo una mujer misteriosa que fue contratada por Alaine, para que le ayudara a la crianza y educación de los niños, y le devolviera el brillo a la enorme residencia que en un pasado llegó a tener. Corto tiempo pasó, y se rumoreaba que todas las noches la Duquesa lloraba y gritaba a su amado mientras desahogaba sus penas con aquella mujer. Llegaron a ser muy amigas, al punto de que ésta decidió ayudarla proponiéndole poner fin a su dolor y devolverle de una u otra manera a su eterno amor. Pero para eso necesitaba hacer un ritual familiar que su abuela le enseñó de niña y que se trasmitió de generación en generación.
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Al principio la Alaine se negó, pero esa misma noche tuvo el primero de muchos sueños en el que el Duque Alveron entraba desesperadamente a su alcoba gritando al viento lo mucho que la amaba, mientras la desvestía y le hacia el amor frenética y apasionadamente. Poco a poco fue accediendo a la propuesta de su amiga, porque el amor que aún conservaba hacia el Duque, iba más allá de un encuentro sexual y sentía la necesidad de estar con él no solo en sueños. Necesitaba regocijarse en su pecho tanto de día como de noche.
Esto, la hace cambiar de opinión y decide hablar con aquella mujer; accediendo al ritual. Así pues, una noche con la luz de la luna en su máximo esplendor, la Duquesa se dirigió a la montaña junto a su amiga. Era una noche fría y estrellada. Las horas pasaron y Alaine se encontraba tirada en el piso rodeada de velas muy grandes, mientras la mujer hablaba mezclando voces masculinas con femeninas y dejando escapar palabras desconocidas que se mezclaban con su idioma; entonces pronunció: “Tendrás al Duque en otro cuerpo, pero a cambio quiero de ti, tu mejor cosecha”. La Duquesa se imaginaba el próximo año, trayendo lo mejor de su viñedo y accede a sellar el trato.
Pasado los días llega al viñedo un Conde, en respuesta a la propuesta de venta de parte de sus tierras fértiles, que la Duquesa anunció en desesperación por levantar la economía de su hacienda. El joven Conde quedó extasiado al ver la belleza de Alaine, enamorándose perdidamente. La Duquesa por su parte observó en aquel joven el trato y las palabras con la cual se dirigía hacia ella, reflejando en él, los gestos innatos de su eterno enamorado.
Los meses pasaron y el Conde no paraba de cortejarla, llenándola de lujosos obsequios y numerosas cartas de amor. Con todo esto, la Duquesa Alaine sentía regocijo en su corazón, porque sabía que aquel trato realizado en la montaña había sido cumplido y que el amor había llegado nuevamente en los brazos de aquel joven Conde. Se entregaron apasionadamente, y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaban unidos en matrimonio. Las personas a su alrededor y los plebeyos, rumoreaban que la Duquesa mató al Duque Alverón con hechicería para quedarse con el joven amante; otros por su parte alegaban que el joven Conde había sido embrujado y por eso se había enamorado perdidamente de ella; muchos aldeanos juraron haber visto a la mujer ir varias veces a la montaña y realizar rituales paganos a la luz de la luna. Fueran, ciertos o no estos rumores, el clérigo ya le seguía los pasos a la Duquesa desde aquella extraña y repentina muerte de su primer esposo.
Un año había pasado desde que Alaine y su amiga habían hecho aquel ritual, la ofrenda de la cosecha de su viñedo estaba lista y preparada para llevarla a la montaña, así que cuando se dirigió su casa para buscar a su amiga, entró en la sala y observó cómo su pequeña niña pelirroja se dirigía felizmente hacia ella para abrazarla y entregarle una rosa, cuando de repente al pasar por el mismo sitio donde murió su padre, cayó instantáneamente al suelo, con sus ojos paralizados y la mirada fija en su madre. La Duquesa al ver esto, corrió rápidamente a auxiliar a su niña y al tenerla en sus brazos sintió el pequeño cuerpo de su hija helado, frágil e inerte como si llevara varios días de muerta.
El grito de desesperación de Alaine se escuchó por toda la casa, sus lágrimas no paraban de bajar por sus mejillas y su llanto desgarrador e intenso parecía no tener fin. Durante este momento su cara se mantuvo pegada al cuerpo de la niña y cuando al fin pudo levantar su rostro observó a aquella mujer misteriosa que consideró como su amiga, y con una voz aun quebrada por el dolor le reclamó:
—¡¿Qué has hecho?!
La mujer le respondió con voz fría y serena.
—Ella es tu mejor cosecha y tú aceptaste el trato, ahora ya no hay marcha atrás.
Aquella mamá pasó llorando toda la noche en el piso de la sala, abrazando el cadáver de su pequeña bajo los ojos de sus dos hijos y su marido, asombrados e incrédulos de lo que allí sucedió. Bien temprano en la mañana al salir el sol, fuertes pisadas de los caballos y el sonar característicos de los carruajes, empezaron a escucharse en las afueras de la casa. Era el Clérigo y sus séquitos que llegaban en la búsqueda de la Duquesa Alaine, pues le estaban siguiendo los pasos; y con la muerte inesperada y sorpresiva de su hija, ya no existía nada que pudiera detener su arresto.
Alaine fue encerrada, juzgada y torturada, hasta confesar haber hecho un ritual bajo la luna llena, guiada por su entonces amiga. Esto sirvió para sellar su sentencia a muerte por herejía. Los funcionarios del clérigo, partieron en la búsqueda de aquella extraña mujer, pero no encontraron rastros de ella, pareciera que la tierra se la hubiese tragado. Al entrevistar al Conde y a los dos hijos de Alaine, estos alegaron nunca haber visto a aquella mujer misteriosa.
Su hija mayor, contaba con 12 años cuando esto ocurrió y desde que su mamá fue arrestada y encerrada, iba a diario al lugar donde esta se encontraba, y a pesar de que no podía verla, sentía la necesidad de saber qué pasaría con su madre. Hasta que un día a media mañana, observó como la sacaron del sitio donde estaba, y era traslada por caballeros armados. No pudo observar mucho más, debido a la multitud que rodeo a la mujer; entonces procedió a seguir a la muchedumbre, y al llegar al centro del mercado donde la masa de personas se detuvo, buscó un lugar que le brindara altura, así que se dispuso a subir hasta la cima de un pedestal de piedra ubicado en los alrededores de la plaza, y miró con detenimiento, temor y mucho dolor la ejecución de su madre acusada de herejía, a plena luz del día.
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He was in the surroundings of the square, on top of a not so high pedestal, surrounded by a crowd of people, watching how the woman who was sentenced to death for heresy was taken to the stage. The condemned woman was wearing a brown robe already worn, dirty and battered. Her hair was disheveled and grimy, her hair and eyes dark as night, contrasted with her pale and languishing face.
She was taken to the platform where she would be executed, accompanied by the guards who held her by the arms. The executioner was waiting for her and placed the noose around her neck while the inquisitor raised his arms to calm the noise of the people, pronouncing: this woman has confessed her crimes before Almighty God. She has used sorcery and black magic against men, for her own benefit and for the benefit of the prince of darkness. That is why she is sentenced to death by hanging and then to be burned to eradicate all vestiges of evil that are present in her soul.
Thus, that almost adolescent girl, watched with fear and despair in broad daylight, the execution of the woman accused of heresy. This scene was marked in the mind of that future woman, recalling that memory almost daily in her nightmares.
Alaine, one of the most beautiful women in the kingdom, married the person who for her was the man of her life; Duke Alveron, one of the most respected and cultured gentlemen of the time. The family's home of residence was the estate "La Viña", surrounded by a huge vineyard that stretched across the countryside until it was out of sight, boasting its name, located on the outskirts of the city, near the royal castle.
In these first years of marriage she knew happiness. The Duke showered her with comforts, eccentric gifts and numerous luxuries. Although she felt satisfaction in being treated for what she was, a Duchess, what most rejoiced her heart was to love the Duke and that he also loved her; and professed his love to her at every moment with words and deeds. They spent their afternoons walking in the extravagant gardens of their home, where they spent the hours chatting and laughing like a pair of teenagers in love and at night they became one body wrapped in lust and passion.
They had three children, the eldest: a girl very similar to her mother, the second: a boy with mixed features of both parents; the last: born on a full moon, of unequaled beauty, her eyes were blue and her hair red as if the fire had kissed it, she was a girl identical to her father, full of health and strength, and had come to complete the happiness of that family.
On the first birthday of the little red-haired girl, her parents prepared to give a huge party, everything was going normally, the guests arrived, the celebration promised to become a great evening. Suddenly at the beginning of the dance, something unexpected happened: After a short time dancing, Duke Alveron fell to the floor, while his eyes gushed and exalted saw his wife clutching her chest with stiff hands; he wanted to speak, you could see the gestures of pain and despair on his face, however he could not utter a single word. He was taken to his main room, and minutes later, with the presence of the priest, the family doctor announced his death.
The people who were at the soiree could not believe what happened there, and murmured at that moment and in the following days: how could this have happened? the Duke was a man full of health and vitality; the Duchess has a lover and has planned together with him, the murder of the Duke, surely she used black magic to achieve it. Soon, very soon these rumors would reach the ears of the clergyman.
As for Alaine, after losing her husband, she felt that she had lost a part of her life, weeks had passed and she refused to leave her room, there she spent the nights and days without bathing or combing her hair, in her dark eyes you could see the emptiness of her heart. Dressed in her sleeping clothes, she barely managed to fall asleep when she was tired from crying for her beloved. After a long time she decided to leave her confinement, motivated by the love she had for her children, but she was not the same, the emptiness left by the departure of the Duke would not be filled by anything.
Her house went from being one of the most beautiful in the kingdom to a gloomy house. The floors lost their luster, becoming dirty and worn, the windows reflected darkness, the gargoyles and paintings lost their colorfulness and became gloomy figures full of dust. Although the vineyard continued to produce, it was not enough to support the household's enormous expenses. Despite efforts to keep the house and vineyard afloat, it continued to sink further and further as time went on.
Duchess Alaine, despite being submerged in a deep and uncontrollable depression, had many suitors, but she did not agree to marry anyone because in her heart there was only love for her late husband. She still retained some of the beauty traits of her youth, her smooth white complexion continued to be attractive to the eyes of men, her shaped nose and pointed face contrasted with the fleshy red lips of her face, she wore her dark hair always loose, but dull, perhaps a product of neglect and depression, and although she was thinner compared to the days when she lived with her beloved, her body continued to maintain the poise and finesse of a Duchess.
One day, a mysterious woman arrived at the vineyard and was hired by Alaine to help her with the upbringing and education of the children, and to restore the luster to the enormous residence she had once owned. A short time passed, and it was rumored that every night the Duchess cried and shouted to her beloved while she unburdened her sorrows with that woman. They became close friends, to the point that she decided to help her by proposing to put an end to her pain and return her eternal love in one way or another. But for that she needed to perform a family ritual that her grandmother taught her as a child and that was passed down from generation to generation.
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At first Alaine refused, but that same night she had the first of many dreams in which Duke Alveron desperately entered her bedroom shouting to the wind how much he loved her, while he undressed her and made frantic and passionate love to her. Little by little she agreed to her friend's proposal, because the love she still had for the Duke went beyond a sexual encounter and she felt the need to be with him not only in dreams. She needed to rejoice in his bosom both day and night.
This made her change her mind and she decided to talk to the woman, agreeing to the ritual. So, one night with the moonlight at its maximum splendor, the Duchess went to the mountain with her friend. It was a cold and starry night. The hours passed and Alaine was lying on the floor surrounded by very large candles, while the woman spoke mixing male and female voices and letting out unknown words that mingled with her language; then she pronounced: "You will have the Duke in another body, but in exchange I want from you, your best harvest". The Duchess imagined next year, bringing the best of her vineyard and agreed to seal the deal.
After a few days, a Count arrived at the vineyard, in response to the proposal to sell part of his fertile lands, which the Duchess announced in desperation to improve the economy of her estate. The young Count was ecstatic to see the beauty of Alaine, falling madly in love. The Duchess, for her part, observed in that young man the manner and the words with which he addressed her, reflecting in him the innate gestures of her eternal lover.
The months passed and the Count did not stop courting her, showering her with luxurious gifts and numerous love letters. With all this, Duchess Alaine felt joy in her heart, because she knew that the deal made in the mountain had been fulfilled and that love had come again in the arms of that young Count. They gave themselves passionately to each other, and in the twinkling of an eye, they were already united in marriage. The people around them and the commoners, rumored that the Duchess killed Duke Alveron with sorcery to keep the young lover; others for their part alleged that the young Count had been bewitched and that is why he had fallen madly in love with her; many villagers swore to have seen the woman go several times to the mountain and perform pagan rituals by the light of the moon. Whether these rumors were true or not, the clergyman had been following the Duchess' footsteps since the strange and sudden death of her first husband.
A year had passed since Alaine and her friend had done that ritual, the offering of the harvest of her vineyard was ready and prepared to take it to the mountain, so when she went home to look for her friend, she entered the living room and watched how her little red-haired girl was happily heading towards her to hug her and give her a rose, when suddenly when she passed by the same place where her father died, she fell instantly to the floor, with her eyes paralyzed and her gaze fixed on her mother. When the woman saw this, she quickly ran to help her little girl and when she held her in her arms, she felt her daughter's small body frozen, fragile and inert as if she had been dead for several days.
Alaine's cry of despair could be heard throughout the house, her tears did not stop running down her cheeks and her heartbreaking and intense crying seemed to have no end. During this moment her face remained glued to the girl's body and when she was finally able to lift her face she looked at that mysterious woman she considered as her friend, and with a voice still broken by pain she claimed to her:
—What have you done?!
The woman answered him with a cold and serene voice.
—She is your best crop and you accepted the deal, now there is no turning back.
That mother spent the whole night crying on the living room floor, hugging the corpse of her little girl under the eyes of her two children and her husband, astonished and incredulous of what happened there. Early in the morning, at sunrise, loud footsteps of horses and the characteristic sound of carriages began to be heard outside the house. It was the Clergyman and his entourage arriving in search of the Duchess Alaine, for they were following in her footsteps; and with the unexpected and surprising death of her daughter, there was nothing that could stop their arrest.
Alaine was locked up, tried and tortured, until she confessed to having performed a ritual under the full moon, guided by her then friend. This served to seal her death sentence for heresy. The clergy officials set out in search of that strange woman, but found no trace of her, it seemed that the earth had swallowed her up. When the Count and Alaine's two children were interviewed, they claimed never to have seen the mysterious woman.
Her eldest daughter was 12 years old when this happened and since her mother was arrested and locked up, she went daily to the place where she was, and even though she could not see her, she felt the need to know what would happen to her mother. Until one day in the middle of the morning, he observed how they took her out of the place where she was, and she was taken away by armed gentlemen. He could not observe much more, due to the crowd that surrounded the woman; then he proceeded to follow the crowd, and upon reaching the center of the market where the mass of people stopped, he sought a place that would give him height, so he set out to climb to the top of a stone pedestal located in the vicinity of the square, and watched in detail, fear and much pain the execution of his mother accused of heresy, in broad daylight.
Thanks for reading, see you next time friends!
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Waaoooo! Las cosas que llegamos a hacer por amor, no? Tenía toda una vida por delante, y unos hijos a los cuáles cuidar y proteger, tenía pretendientes en los que pudo volver a encontrar el amor. Pero aún así decidió tal destino. Es una pena.
Me encantó tu trabajo 🥰 por favor, espero por más así
Hola @elizabethgrey a veces entre el amor y la locura hay una línea muy delgada. En el caso de Alaine el amor hacia su esposo la llevo a tomar decisiones inexplicables para muchos. Gracias por pasar por estás líneas. Saludos para ti.
Y por eso no podemos andar por allí de lujuriosos!!! 🤣🤣🤣
Jejeje, fino leerte, saludos.
Jajaja cuidado con los espíritus chocarreros, pilas. Saludos @titasensei.
@universodaniel , tu manera de escribir me encanta. Describe todo tan bello que me sumerjo.en la historia como que viviera en ese mismo lugar. Muchas felicidades y hasta tu próxima historia
Gracias @angeedm es un honor para mi que este escrito haya sido de tu agrado, eso me motiva a seguir compartiendo historia para que se entretengan un rato. Gracias una vez más. Exitos para ti.
Ciertamente la Duquesa se dejo llevar por su desesperación y el vacio dejado por su esposo qu ese dio cuenta de lo que realmente era más valioso para ella, me estristecio mucho el fianl de la niña peliroja mientras leia, me imaginé que ella sería el precio que debía pagar por volver sentirse amada, el mal siempre busca la manera de poder acecharnos, debemos cuidarnos de el, lloré junto a la Duquesa a ver a la niña morir, sencillamente me encanto , felicidades
El enemigo está siempre al acecho y busca cualquier debilidad del ser humano para meterse y hacer de las suyas, en este caso se aprovechó del dolor de Alaine y con el engaño característico le destrozó la vida. Gracias por tu comentario, me alegra mucho que te haya gustado este escrito. Saludos para ti @gladymar1973.
Es muy cierto lo que dices el siempre está al acecho esperando cualquier descuido u oportunidad para escabullirse y hacernos daño como le pasó a ella, feliz noche
@gladymar1973 este escrito no está participando en el concurso de writing club, de todas maneras yo realice uno con el cual estoy en el concurso y se llama "La Novicia en el castillo". Puedes colocar ese.
La reglas no indican que deban ser del concurso, lo importante es que comentemos sobre aquellos escritos que nos cautivaron, igual leeré el me recomendaste, estás historias que me están gustando jeje
Ah ok fino 👍
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