Imagen de Sergei Tokmakov en Pixabay
La verdad es totalmente interior. No hay que buscarla fuera de nosotros ni querer realizarla luchando con violencia con enemigos exteriores.
— Mahatma Gandhi
Circe vivía en una casa donde había distintas caras; muchas de ellas se diferenciaban por la naturaleza salvaje a la que pertenecían. Sus pieles estaban colgadas debajo de cada máscara correspondiente; atadas a su otra mitad para que no se levantaran y escaparan hacia los exteriores.
Cuando la luna aparecía; con toda su magnitud y esplendor, Circe tomaba su disfraz de bestia nocturna, se hincaba en cuatro patas y aullaba para el cielo nocturno. Le salía una larga cola dorada y su cuerpo se cubría de pelo, con una cabellera especial que brillaba con los destellos celestes.
Cuando el día estaba radiante y el viento soplaba con brío, a Circe le provocaba surcar los cielos y probar las ráfagas de grandes alturas. Tomaba una máscara con pico de ave y una capa con plumas largas. Sus patas se encorvaban y de sus dedos salían garras filosas y negras. Sus ojos se volvieron rojos y su garganta empezaba a graznar.
Salía elevándose con toda la fuerza de sus enormes alas, mirando desde las nubes la actividad inacabable de los seres diurnos. Un día, mientras recorría los bosques y las montañas, divisó a una mujer hermosa que mojaba sus pies en el lago Ilonka. Los humanos tienen la creencia que dicho cuerpo de agua está habitado por criaturas mágicas que conceden deseos, por lo que se acercan con ofrendas, sacrificios, incluso como consortes para aquellos seres inexistentes.
Circe, transformada en una marmota, observaba a la mujer con atención. Se dio cuenta por su rostro que llevaba una tristeza que pesaba, y gracias a sus labios pudo saber lo que le preocupaba. Ella fue una dama de compañía de una reina hostil, que la obligó a casarse con un noble de alta confianza para la ella, pero la dama quedó inconforme y ahora debía darle un hijo a su actual marido o la reina volvería a tomar acción sobre su vida.
La dama, entre lágrimas, inclinó un poco su cabeza hacia el lago, retiró sus pies y regresó al castillo llevándose su pena. Circe se compadeció de la dama e ideó un plan para cambiar el giro del destino. Al día siguiente, tomó una máscara con los ojos enormes y los labios fofos. Cubrió su piel con escamas que brillaban como el destello de un espectro. Sus manos y pies se volvieron palmeados y su cuerpo creció por lo menos un metro.
La hechicera llegó hasta el lago y nadó en sus aguas hasta que apareció de nuevo la dama. Ella hizo lo mismo de ayer; mojó sus pies y observó el brillo que se reflejaba sobre la superficie. Fue allí, mientras la dama estaba inerte, que apareció Circe emergiendo de las aguas. La dama se espantó, y su primera reacción fue huir, pero la hechicera la detuvo persuadiéndola con palabras certezas.
—Dulce, niña, no tengas miedo, he venido a quitarte el peso que llevas encima. He escuchado tus plegarias y he decidido concederte tu deseo.
—¡Oh, sabía que venir aquí no sería en vano! —Contestó la dama con las manos en el pecho— Espíritu del lago; criatura benevolente, no tengo ofrenda o sacrificio para darte, pero acepto ser tu consorte.
—Nada de eso es necesario— Replicó Circe—. Te ayudaré sin condiciones, solo debes entregarte a mí y vive este nuevo camino que te ofrezco.
La hechicera tomó la mano de la dama con sutileza y la llevó hacia ella. La despojó de la ropa con suavidad hasta dejarla desnuda. La mujer temblaba.
—No tengas miedo, todo se resolverá después de esto —Le susurró Circe mientras lentamente le hacía el amor.
El éxtasis se elevó con tanta fuerza que la dama quedó desmayada sobre la orilla. Al despertar, se dio cuenta de que Circe ya no estaba, se vistió de nuevo y rápidamente volvió al castillo.
Desde ese día, Circe se disfrazaba de cuervo para vigilar cada mañana a la dama. Su embarazo progresaba con normalidad, la reina estuvo más conforme y el noble, que era esposo de la muchacha, estaba contento por tal milagro.
El niño nació y su aspecto era tan humano como el de su madre. Circe observó que la dama estaba feliz y desde ese día decidió retirarse. Con el pasar de los meses, las cosas para la dama parecían ir bien, pero el rencor y el recelo comenzaron a inundar a ese castillo lleno de traiciones y mentiras.
La dama volvió al lago con su hijo para pedir otro deseo y Circe se dio cuenta. Se vistió de nuevo como un pez y observó a la angustiada mujer. La joven tomó a su hijo entre sus brazos, dejó lágrimas sobre él y luego extendió sus brazos.
—¡Espíritu del lago, te regreso el obsequio! ¡Permíteme aminorar el mal que se apoderó del castillo con este sacrificio! —Vociferó la dama antes de arrojar al bebé al lago y luego se ensimismó esperando una respuesta.
Circe salvó al niño y le enseñó a sobrevivir bajo el agua. Después de ese día, la hechicera no volvió a ver a la dama. El niño creció; tomó el lago como su hogar. Circe lo vigilaba desde los cielos viendo cómo se transformaba en humano y en pez. El hijo de la dama prometió que cualquier deseo que se pedía en su lago se cumpliría, para evitar que se perdieran como los anhelos de su madre.
FIN
Truth is totally interior. We should not look for it outside of ourselves, nor should we want to realize it by fighting violently with external enemies.
— Mahatma Gandhi
Circe lived in a house where there were different faces; many of them were differentiated by the wild nature to which they belonged. Their skins were hung under each corresponding mask; tied to their other half so that they would not rise and escape to the outdoors.
When the moon appeared; in all its magnitude and splendor, Circe would take her night beast costume, kneel on all fours and howl for the night sky. She would sprout a long golden tail and her body would be covered with hair, with a special head of hair that shone with celestial sparkles.
When the day was bright and the wind blew briskly, Circe was provoked to take to the skies and taste the gusts of great heights. She would take a mask with a bird's beak and a cape with long feathers. Her legs curled up and her toes sprouted sharp black claws. Its eyes turned red and its throat began to croak.
It soared with all the strength of its enormous wings, looking down from the clouds at the endless activity of the daytime creatures. One day, while roaming the forests and mountains, he spotted a beautiful woman dipping her feet in Lake Ilonka. Humans believe that this body of water is inhabited by magical creatures that grant wishes, so they approach it with offerings, sacrifices, and even as consorts for those non-existent beings.
Circe, transformed into a marmot, watched the woman attentively. She could tell from her face that she wore a sadness that weighed heavy, and thanks to her lips she could tell what was troubling her. She was a lady-in-waiting to a hostile queen, who forced her to marry a nobleman she trusted, but the lady was dissatisfied and now she had to give a child to her present husband or the queen would take action over her life again.
The lady, in tears, bowed her head a little towards the lake, withdrew her feet, and returned to the castle taking her sorrow with her. Circe took pity on the lady and devised a plan to change the twist of fate. The next day, she took a mask with huge eyes and flabby lips. She covered her skin with scales that glowed like the glint of a specter. Her hands and feet became webbed and her body grew by at least a meter.
The sorceress reached the lake and swam in its waters until the lady appeared again. She did the same as yesterday; she dipped her feet and watched the shimmer reflecting on the surface. It was there, while the lady was inert, that Circe appeared emerging from the waters. The lady was frightened, and her first reaction was to flee, but the sorceress stopped her by persuading her with certain words.
-Sweet child, do not be afraid, I have come to take away the weight you are carrying. I have heard your prayers and have decided to grant you your wish.
-Oh, I knew that coming here would not be in vain! -The lady answered with her hands on her breast, -Spirit of the lake; benevolent creature, I have no offering or sacrifice to give you, but I agree to be your consort.
-None of that is necessary, -Circe replied-. I will help you without conditions, you only have to give yourself to me and live this new path that I offer you.
The sorceress took the lady's hand with subtlety and led her towards her. She gently stripped her clothes until she was naked. The woman trembled.
-Don't be afraid, everything will be solved after this, -Circe whispered to her while slowly making love to her.
The ecstasy rose so strongly that the lady fainted on the shore. When she woke up, she realized that Circe was no longer there, she dressed again and quickly returned to the castle.
From that day on, Circe disguised herself as a raven to watch over the lady every morning. Her pregnancy was progressing normally, the queen was more content and the nobleman, who was the girl's husband, was happy for such a miracle.
The child was born and its appearance was as human as that of its mother. Circe observed that the lady was happy and from that day on she decided to retire. As the months went by, things seemed to go well for the lady, but resentment and mistrust began to flood the castle full of betrayals and lies.
The lady returned to the lake with her son to make another wish and Circe noticed. She dressed again as a fish and watched the distressed woman. The young woman took her son in her arms, left tears on him and then stretched out her arms.
-Spirit of the lake, I return the gift to you! Allow me to lessen the evil that has taken hold of the castle with this sacrifice! The lady shouted before throwing the baby into the lake and then became self-absorbed, waiting for an answer.
Circe saved the child and taught him to survive underwater. After that day, the sorceress never saw the lady again. The boy grew up; he took the lake as his home. Circe watched him from the heavens as he transformed into a human and a fish. The lady's son promised that whatever wishes were made in her lake would be fulfilled, lest they be lost like his mother's longings.
THE END
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Interesante escrito, muy entretenido de leer, sobre todo por la parte fantástica, lo narras de una manera que uno se puede imaginar fácilmente lo que lee... Aquí una pregunta... donde queda ese lago? Es para una tarea...
¡Ja ja ja ja! Ojalá los productos de mi imaginación fueran reales para darte la ubicación exacta de ese lago.
Gracias por tu comentario @gaboamc2393 y por leerme. Un abrazo fuerte amigo.
Que maravilloso escrito. Estuve ensimismada yo también, imaginándome cada cambio de piel de Circe. Una narrativa exquisita. Saludos, @universoperdido.
Gracias amiga, @itsjunevelasquez la mitología inspira mucho, sobre todo se trata de fantasía.
¡Saludos!
Me gustó mucho tu historia.
Los deseos tienen sus consecuencias,
Cuidado con lo que deseas...
Mucha magia y fantasía para este jueves.
Gracias por compartir.
Excelente tarde.
¡Asi es, cuidado con lo que deseas!
Este jueves se llenó de mitología y fantasía.
Muchas gracias por tu valioso comentario @rinconpoetico7
Mis mejores vibras para ti.
Un verdadero desfile de máscaras, en el que la mitología y lo fantástico no podían faltar. Tu historia es atrapante de principio a fin, amigo. Excelente trabajo. Saludos.
Gracias, amigo @juniorgomez esta categoría si que me ha inspirado a la fantasía, fue algo liberador para mi inspiración. Un fuerte abrazo, hermano.
¡Wow! ¡Me encantó el relato, @universoperdido ! Sentí compasión por la madre del niño, una pieza más en el ajedrez político del reino. No era feliz con él, y aún así tenía un deber qué cumplir porque no tenía opción. Hasta me dio la sensación que la reina la amenazó de muerte o de hacerle algo a su familia. Pero me dejó intrigada el final; ¿qué habrá pasado en el castillo que la mujer decidió sacrificar a su hijo?, ¿acaso el marido y su familia política empezaron a sospechar de que el niño no era suyo?, ¿acaso alguien vio a la dama y a Circe en el lago ese mero día en que el niño fue concebido?
¡Saludos y que tengas un bonito fin de semana!
Hola, amiga, tus preguntas si que me dejaron reflexionando ja ja ja; están perfectas para otra historia. Aunque no doy muchos detalles, en mi mente imaginé una guerra entre nobles basados en la envidia y la corrupción, y cuando la dama vio todo esto, sintió fue por su hijo; porque los demás aristócratas aprobados para una posible sucesión lo veían con desprecio. Gracias por leerme, un fuerte abrazo.