Fuente
Arpón de doble filo
Entre mis perezas se hunde mi voluntad y mis pies se disparan a trayectorias más allá de lo que la cola del vigía podría observar. Mientras atravesaba ese apogeo de cristal, que emitía una sensación de extrañeza, haciéndome sentir como si flotara en las profundidades de un mar hueco y alineado, dando más que el provecho de renacer con una mente decaída y parpados gastados por las brisas de la vida.
Los nuevos caminos no traen más que conflictos; furias y llantos son las principales cadenas que en mí, la obscuridad resalta con firmeza, aunque se interpreta como espejos de un yo tratando de reencontrarse con los motivos de estar vivo y seguir navegando por un mar cazando lo que dicta el pasado, retirándome con orgullo y finalmente un merecido descanso. Pero navegar con pensamientos abstemios en las Fosas de las Marianas, es inconcluso, dejando que el afán se disperse, teniéndome entre anclas a profundidades ignotas.
No hay más búsquedas, ya la costa ha dejado de ser un destino y mis pies como balas atraviesan aquellos momentos que según sé, debería sonreír, en lugar, me absorbo a la historia y sus salomas. "Ritmo, pero sin gracia", acostumbrado a aquellas palabras que desgarran en silencio mi alma incrustadas de astillas por aquel ser oculto en los reflejos del charco donde jugaba. Era, al parecer, un castigo, como si abandonar lo que ante anhelaba fuera profano para una vivencia en altamar. ¿Qué más tocaba? Solo me queda naufragar, lugar donde solo puede disponer mi voluntad.