Fuente
Paciente N° 2. Desamparado
Recurre citarte en el momento más tranquilo, en el que las mariposas de mi estómago se volvieron gusanos. Nunca entendí la metamorfosis.
Vaya, que tomar vino añejo le da sabor, pero la reputación es una mancha en la ropa, quita su esencia y se desgasta. Todo empieza con esas cosquillas que produce miles de sensaciones en el cuerpo de un bebé, y, agoniza como un bisturí desgarrando la epidermis sin anestesia.
Juegas a los calabozos de mi paradigma mental, entras y obstaculizas mi paz.
Vulnerable, atas a mi rebeldía, incitas mi odio, llámame ira.
¡Qué estupidez!
Sentir que corre nervios por mi espalda sabiendo que es la corriente vertida de una hélice. Duermo sereno, pero amanezco tenso y enfebrecido, escucho mis dudas como preguntadas divagando en mi masa encefálica, corroe a tal punto que se come mis seguridades, tu segunda fracción de mirada, hace en que mi alma tiemble y cruja, brota ese cóndor que busca a su presa, cuyo objetivo es sobrevivir huyendo de las cadenas.
¿Seguiré aquí o reencarnare?