Me desperté con cierto sobresalto. Soñaba que estaba trabajando de cajero en la taquilla externa del banco Mercantil, en la Avenida Municipal de Puerto La Cruz, en Venezuela.
fuente
Esa oficina no existe ya, desde hace varios años, y hace ya unos cuatro años que yo dejé de trabajar en el banco. Incluso cuando dejé de trabajar en el banco, tenía ocho años que yo no trabajaba de cajero. Y cuando dejé de trabajar de cajero, tenía como cuatro años que dejé de trabajar en esa taquilla. ¿Por qué mi cerebro todavía se muestra enganchado a esas experiencias tan lejanas?
En esa taquilla viví muchas cosas y tomé decisiones importantes, estando yo solo y sin nadie a quien consultar. Era dueño y señor de un sistema complejo que no había sido bien definido. Allí, por mi propia cuenta, yo decidí colocar un letrero que decía: "A las 6pm se procesa la última operación". Eso implicaba que si alguien llegaba a las 5:59pm a la taquilla, aún no podía cantar victoria. Llegué a devolver parte de los depósitos recibidos a esa hora.
La razón era que el chico de Domesa, empresa de encomiendas, llegaba a las 6pm y se sentaba a esperar un paquete con los cheques de otros bancos, que se debían enviar al cobro. Yo tenía que cuadrar esos cheques en un máximo de diez minutos. Eso implicaba sumarlos, verificar que todos estuvieran bien procesados, localizar y corregir errores de procesamiento, microfilmarlos, rellenar un formato de Domesa, meterlos en una bolsa de encomiendas y precintarla. Aquello era algo tan presionante y tan relámpago que no era un trabajo que podía hacer una persona de respuestas lentas. Era la supervivencia del más apto... :grin:
Tuve varias escenas con clientes que peleaban por su derecho a ser atendidos. A todos me los pasé por el fajo, aunque se quejaran en las altas esferas, pero las escenas eran bellas... No se equivoque usted, yo era extremadamente amable, pero solo hasta las seis.
El hombre de Domesa usaba un uniforme parecido a la gente de Blindados, a quienes debía yo hacer las entregas de "Excesos de Efectivo". Una vez le dije al vigilante que no tenía nada para entregar a Blindados, pero el vigilante se equivocó y le dijo eso al chico de Domesa. Me quedé preocupado esperando al muchacho, hasta que el vigilante me confesó lo que él pensaba que había sucedido.
Los cheques que se depositaban se iban a hacer efectivos "automáticamente" en 48 horas. Si no se enviaban al cobro, el dinero iba a estar disponible antes de que los cheques se cobraran. Eso implicaba pérdidas para el banco y gente despedida. Más tarde volvió a venir el chico de Domesa, acompañado de un supervisor que me dijo: "Me dijeron que no había nada por aquí, pero eso debe ser un error. Tú sabes la magnitud del problema si esos cheques no se envían". Se ve que en su experiencia eso ya había pasado, y en mi experiencia llegué a ver gente despedida por cosas así.
Lo cierto era que ya yo tenía una solución bajo la manga, en donde no se iba a perder dinero, solo les iba a producir por sistema un retraso en el cobro a todas las cuentas receptoras de ese día. Era trabajo, tenía que hacerlo cuenta por cuenta, y era muy probable que el banco recibiera reclamos porque algunos millones no se hicieron efectivos a tiempo, pero la posibilidad de pérdida real para el banco se reducía a algo muy pequeño, casi despreciable. Gracias a Dios nunca tuve que hacer algo así.
Pero hubo un sueño que tuve antes. En ese otro sueño, demostré cómo se pierde una guerra por grapas de mala calidad. Eso creo que viene de mi primer trabajo, cuando tenía yo 19 años...
Una Historia muy original, ciertamente la mente es extraña y a veces nos hace recordar o soñar cosas sin encontrarles un sentido o porqué.
PD: Pobre vigilante después de esa confusión, y ahora tengo curiosidad de como se pierde una guerra por grapas de mala calidad jajaja.