Bandera de El Salvador - Wikipedia, la enciclopedia libre (es.wikipedia.org).
El Salvador ha pasado de ser un país irrelevante a estar bajo la lupa de cientos de miles de personas que siguen con atención los últimos acontecimientos en esta pequeña parte del mundo. El cambio tiene nombre propio y se llama Nayib Bukele, presidente de El Salvador. Asumió el cargo en 2019, poniendo fin al bipartidismo entre las dos formaciones políticas que hasta entonces se habían disputado el poder durante los últimos 30 años: ARENA y FMLN.
Bukele, cuya familia es de origen palestino, fue publicista en la empresa de su padre. Asesoraba al FMLN; un partido que se acabó convirtiendo en el suyo. Inició su carrera política bajo estas siglas como candidato a la alcaldía de Nuevo Cuscatlán, un pueblecito aledaño a la capital cuya alcaldía obtuvo a sus 31 años. Después de Nuevo Cuscatlán, dio el salto a la alcaldía de San Salvador, la capital del país. Y de ahí, a la política nacional. Es decir, a la presidencia de El Salvador.
Sin embargo, su aspiración a la presidencia del país no se materializaría a través del FMLN, del que fue expulsado en 2017. Se alió con una pequeña formación de derechas para construir su nuevo proyecto: el movimiento Nuevas Ideas. Con él, obtuvo una aplastante victoria en las posteriores legislativas de 2021 con el 66% de los votos. Aunque con una abstención del 50%. Una mayoría, en cualquier caso, más que cualificada que le permitiría, si lo quisiera, modificar hasta la Constitución. 64 de los 84 diputados del parlamento salvadoreño son del movimiento Nuevas Ideas.
Bukele cuenta hoy con una aprobación popular del 90%. Pero este artículo no pretende analizarlo a él, sino a su gestión. Veamos, pues, sus luces y sombras. Como alcalde de San Salvador, recuperó el centro de la ciudad, antaño muy peligroso. Pero lo que realmente está cambiando a El Salvador es su etapa como presidente.
Entre sus logros como presidente destacan la reducción del número de homicidios en el país desde el inicio de su mandato. En 2019 hubo 974 homicidios menos que en 2018, todo un hito para una nación en la que sólo entre 2014 y 2017 murieron asesinadas más de 20.000 personas. Con 50 homicidios por cada 100.000 habitantes (un nivel comparable al de países en guerra) antes de llegar al poder, este número cayó a 19 durante su mandato, según NNUU. Es decir, siendo poco generosos, este gobierno redujo la criminalidad a la mitad. Sin embargo, el periódico digital salvadoreño El Faro puso en duda estos números e imputó el descenso de homicidios a las negociaciones que el gobierno, según El Faro, estaría llevando a cabo en secreto con las pandillas; algo que el propio Bukele prometió en campaña no hacer. Tras esta publicación, se abrió una investigación fiscal al periódico.
Sus críticos le imputan un viraje autoritarito que pone en peligro la frágil democracia salvadoreña. En diciembre de 2020 trajo a militares armados al congreso salvadoreño para presionar a los diputados, a los que tildó de sinvergüenzas y les exigió la aprobación de un préstamo de 109 millones de dólares para financiar su plan contra las pandillas.
En 2019, Bukele puso en marcha el Plan Control Territorial, que se enfocó en:
- El control de los penales.
- Interrupción del financiamiento al crimen organizado.
- Fortalecimiento de los cuerpos de seguridad.
Además, 2500 policías y 3000 soldados fueron desplegados en la capital del país recuperar 12 territorios controlados por las maras, estableciendo controles de armas, drogas y tatuajes. Además, el ejército salvadoreño doblará sus fuerzas y en cinco años está planeado que pase de 20.000 a 40.000 efectivos.
Esto ayudó a reducir la criminalidad, pero el joven político también ha protagonizado varios sucesos: despidió a funcionarios por Twitter y este año, el parlamento aprobó su propuesta para convertir a El Salvador en la primera economía del mundo en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal junto al dólar estadounidense, vigente en el país desde que a principios de este siglo El Salvador renunciase a su antigua moneda: el Colón. Esto pone de manifiesto un espectacular giro en la concepción de la política de Estado; de lo que es un Estado en el siglo XXI: redes sociales, criptomonedas y un mundo en el que una entrevista con el youtuber de moda tendrá más repercusión que cualquier discurso pronunciado en la asamblea general de las NNUU. El presidente no sólo ha entendido el mundo que viene, sino que está poniendo a su país en la cresta de la ola. Dentro de unos años, si El Salvador consigue surfear el cambio que viene podría ponerse a la vanguardia del nuevo mundo. ¿Incluso por delante de las más grandes y tradicionales economías? Supongo que depende de la evolución del concepto de crecimiento, éxito y fortuna en el futuro. El tiempo dirá.
Por ahora, la nueva Ley Bitcoin obliga a todos los negocios a ofrecer bitcoin como método de pago, por lo que los salvadoreños deberán invertir en la tecnología necesaria en sus negocios como teléfonos, internet y computadora, indispensables para poder acceder a las carteras digitales y hacer uso del bitcoin. En El Salvador gran parte de la población se dedica al comercio informal y esto no sólo es importante de cara al bitcoin, sino a su implantación, pues la población general podría carecer de la capacidad económica necesaria para hacerse con los medios adecuados para aceptar pagos en bitcoin. Bukele matizó que existe la obligación de aceptar el bitcoin pero no de recibirlo. Al margen de la confusión que la propia frase pueda causar, tengo la impresión de que la idea que pretende lanzar es que el gobierno no va a castigar al vendedor sin recursos que no puede permitirse financiar los medios necesarios para aceptar pagos en bitcoin, pero sí incentivará su adquisición de forma progresiva para implantar, intuyo que como mínimo a medio plazo, un ecosistema bitcoin en todo el país, al alcance incluso de los más desfavorecidos.
Por otra parte, el hecho de que gran parte de la población salvadoreña se dedique al comercio informal también puede ser una ventaja de cara a la implantación del bitcoin como moneda de curso legal en el país. ¿Por qué? Pues bien, relacionemos este dato con este otro: el 70% de los salvadoreños no tiene cuenta bancaria. El presidente se asoció con la empresa Strike para poner en marcha la nueva estructura económica en el país y dicha empresa lanzó en marzo de 2021 su aplicación. Esto implica una gran ventaja para todos los salvadoreños que ya de antemano carecen de una cuenta bancaria, porque el bitcoin ofrece una mayor facilidad para enviar las remesas de los salvadoreños en el exterior, nada menos que un 20% del PIB del país, pudiendo evitar ahora o, mejor dicho, ahorrarse la intermediación de los bancos o las casas de cambio. Hoy, El Salvador, un país de menos de siete millones de habitantes, cuenta con tres millones de cuentahabientes de bitcoin, más del doble de los cuentahabientes de la banca normal.
Sin embargo, esta operación también ha sido criticada por cuanto la volatilidad del bitcoin no le permite ser una moneda confiable y beneficiosa para las personas con mayor patrimonio, según las voces discordantes con su adopción como moneda de curso legal en El Salvador; llegándose a producir incluso algunas manifestaciones en la calle. Sin embargo, las monedas inestables son una norma en los países hispanos. La hiperinflación es un mal económico endémico en Hispanoamérica y una criptomoneda diseñada para que no existan más de 21 millones de bitcoin en el mundo (aún no se ha llegado a esta cifra de bitcoin en circulación) es sin duda una suculenta opción para las economías hispanoamericanas que buscan una salida a este problema. Por eso esta es una alternativa que al menos vale la pena explorar. También existe otro problema y es que sólo el 33% de los salvadoreños tiene acceso a internet y el nivel medio de escolaridad es de siete años. Por otra parte, el bitcoin es mucho más lento para realizar transacciones que los medios mediante los cuales se opera con la banca de toda la vida.
Estos datos pueden dificultar el uso de esta nueva tecnología. También cabe destacar que El Salvador impulsa el bitcoin mientras otros países tratan de restringirlo; una pugna sin duda interesante que, también en esta ocasión, sólo el tiempo decidirá.
En el plano internacional, El Salvador acata el mandato de la comisión internacional contra la impunidad, dependiente de la OEA y que sustituye a los políticos salvadoreños en el nombramiento de investigadores para las tramas de corrupción, evitando así conflictos de intereses.
Además, Bukele atrajo donaciones millonarias como la de la fundación de Warren Buffet, de 25 millones de dólares para la policía salvadoreña y que ha pagado el primer centro de investigaciones forenses de El Salvador. Por primera vez en la historia del país, la policía podrá hacer estudios de ADN para resolver los crímenes. Bukele realizó su primer viaje como presidente a Washington, D.C. llegando incluso a criticar a China. Uso el término “incluso” porque meses más tarde se reúne con Xi Jinping; consiguiendo una inversión millonaria para un estadio deportivo, una biblioteca, una planta tratamiento de agua y un resort de vacaciones. Este gobierno ha buscado inversión extranjera en literalmente todas partes, llegando incluso a conseguir una donación del FMI de 389 millones de dólares como ayuda contra el COVID-19.
La gestión de la pandemia, lejos de perjudicar a su gobierno, no ha hecho más que fortalecerlo a él y a la figura de Bukele. El Salvador fue uno de los primeros países de Iberoamérica en actuar, cerrando sus fronteras en marzo de 2020. En junio de 2021 el 14% de la población estaba vacunada, un dato espectacular para uno de los países más pobres de Iberoamérica, por encima de países como la Argentina, Panamá o Colombia.
Recientemente, El Salvador ha sido proyectado como el tercer país iberoamericano que más crecerá en 2022, con un aumento previsto del 4,6%. Las predicciones para el 2021 eran de un 5% y el país acabó creciendo más un 10%.
Sé que me dejo cosas en el tintero. Pero este artículo pretende poner sobre la mesa los principales aspectos que están haciendo de El Salvador un país más adaptado al siglo XXI que muchas de las economías más avanzadas del mundo. Es sin duda un caso de estudio y una esperanza para Hispanoamérica. Una forma distinta de hacer las cosas que, honestamente, no respaldo ciegamente pero sí apoyo en la exploración de nuevas vías de crecimiento e innovación que puedan marcar el paso de otros países en su camino a la prosperidad.
FUENTES: El País, DW Español, VisualPolitik, Trece Costa Rica Noticias, Filo News, Noticias Telemundo, euronews (en español).
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