Vivir sin discriminación | Contenido original

in Cervantes5 years ago

La tarde del primero de diciembre de 1955, Rosa Parks espera pacientemente en la parada de autobús. Es una rutina que ha mantenido desde hace algunos años, luego de terminar su jornada de trabajo como costurera en un establecimiento de grandes almacenes. Pero ese día las cosas van a ser distintas, ella va a reconsiderar sus opciones…

En ese entonces los autobuses de la ciudad de Montgomery (Alabama, EE.UU.), estaban divididos en dos sectores: la parte delantera la ocupaban los blancos y la parte trasera los afrodescendientes; si había espacio libre en la zona central podía ser ocupado por cualquiera. Rosa vio que no quedaban puestos en la parte de atrás y decidió sentarse en la zona del medio, estaba en su derecho.


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Fuente: Pixabay


En algún momento del recorrido el bus se llenó. El chofer detuvo la marcha, se dirigió a Rosa y le pidió que cediera su puesto. La respuesta de Rosa fue: “estoy cansada”. Unas palabras que durante mucho tiempo fueron interpretadas de diferente modo. Años después Rosa aclaró que lo que quiso decir era más bien que estaba “hastiada”. Cansada de tanto maltrato por ser una ciudadana de segunda.

Por su negativa, Rosa, fue condenada a prisión. Ese primero de diciembre de 1955 Rosa Parks hizo historia. Ponía su granito de arena en la lucha contra la discriminación racial.

El encarcelamiento de esta sencilla mujer afrodescendiente, desencadenó una serie de eventos que culminaron con el boicot a las compañías de autobuses de Montgomery. Durante más de un año ningún afrodescendiente se subió a un autobús. Las pérdidas para las compañías fueron considerables; ese sector de la población era el 75% de los usuarios. El boicot fue decisivo para animar a la población “de color” en la lucha por los derechos civiles.


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Fuente: Pixabay


La discriminación racial era una práctica legal en USA. Desde los tiempos de la guerra de secesión se estableció un principio que era un monumento al cinismo y a la doble moral. Un eufemismo que quizás diera un poco de paz a unas conciencias que hacían mal. La catorceava enmienda de la Constitución ponía una traba a la discriminación, puesto que garantizaba la igualdad ante la ley. Sin embargo, los juristas encontraron una salida legal para justificar esa práctica lesiva de los derechos humanos: el principio “Separate but equal”. Iguales pero separados.
Según ese artilugio legal no se estaba violentando los derechos de nadie, solamente se establecía una simple separación.
Pero en la práctica no había ninguna igualdad. Mientras los blancos tenían un mayor nivel de vida, las condiciones de vida de los afrodescendientes eran muy malas: viviendas precarias, escuelas mal dotadas, hospitales insuficientes, maltrato por parte de las autoridades.

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Fuente: Pixabay


Fue en el año 1964 cuando el Estado Norteamericano reconoció la existencia de la desigualdad por motivo de discriminación racial y dictó la Ley de Derechos Civiles, que garantizó entre otras cosas el derecho al voto de los afrodescendientes. Pero hasta el día de hoy se sigue luchando por que se cumpla la igualdad de trato establecida en ese texto legal.

La discriminación racial es tan vieja como la historia humana. En la antigüedad se tomaban por bárbaros a los que hablaban de modo distinto al griego. Se consideraban seres inferiores.

Con la expansión europea de los siglos XV y XVI, y con la formación de los grandes imperios ─ los que duraron hasta el siglo XX─ la discriminación tomo escala planetaria.

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Numerosos científicos y grandes pensadores aportaron la base científica para apoyar el racismo impuesto por los imperios. La ciencia de esos tiempos pretendió demostrar que era natural la presencia de razas superiores. Personas muy influyentes en la época de la ilustración como Voltaire, Robert Boyle o Carl Linnaeus, pusieron sus ideas al servicio del pensamiento racista.

En nuestro tiempo la ciencia ha tenido que desmontar todas esas teorías del pasado, ha puesto en evidencia que no eran más que posiciones equivocadas, tramposas y malintencionadas. Hoy está suficientemente claro que independientemente de sus rasgos físicos todos los grupos humanos tienen las mismas capacidades y las mismas potencialidades. Sin embargo, sería iluso decir que en la sociedad ha desaparecido los prejuicios racistas.

Todavía hay millones de personas que sufren maltratos y tratos vejatorios solamente por el color de su piel. Una situación completamente condenable que no tiene ningún tipo de justificación. La discriminación nos hace menos humanos, nos rebaja como personas.

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Las Naciones Unidas ha decretado el 21 de marzo de cada año como el “Día Internacional De La Eliminación De La Discriminación Racial”. Son varios los objetivos del organismo internacional al conmemorar esta fecha. Uno, rendir homenaje a las víctimas que ha dejado la lucha contra la discriminación. También, recordarnos que las poblaciones afrodescendientes siguen teniendo un trato desigual, que se les siguen poniendo trabas para salir adelante. Es necesario tomar conciencia de la igualdad de derechos.

El siglo XXI nos ofrece la gran oportunidad de terminar con todos esos prejuicios del pasado. Para vivir en armonía es imprescindible la igualdad de trato, independiente de cualquier consideración. Lo único a tomar en cuenta es que todos somos humanos.



Escrito por: @irvinc
Gráficos y edición: @fermionico

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20200320_012303.png¡¡¡Felicidades!!!

Muchas gracias por este post! Muy bien escrito además y siempre necesario! Rosa Parks es una de las personas que más admiro.