Se resiste a marchar el buen clima de Málaga, mediados de octubre y las noches son frescas pero no frías y los días son perfectos, ni calor imposible de aguantar ni desagradables por viento o cualquier otra causa del otoño. Así pues cuando las hojas comienzan a caer y cubrir el asfalto de la ciudad aún hay personas que disfrutan del sol y del mar, yo entre ellas, son los últimos días de buen clima hasta dentro de unos meses, en breve el frío y el gris se hará con nosotros y aunque aquí tras varios años ya he descubierto que es un gris menor no deja de cubrir el sol que nos calienta cuando lo necesitamos.
Comienza una temporada de cambios personales y donde replantearme mi vida y buscar la mejora personal en lo laboral y por qué no, en lo personal, siempre hay que dar pasos hacia el frente y si alguno es hacia atrás que sea por coger impulso para no regresar al punto de partida. Siempre me envuelve la melancolía estos días de final de verano, es como el inicio de la película Grease para luego volver a la realidad y ver cómo es realmente cada cual.
Pues a por ese invierno que se estima muy bueno, para comenzar tengo una boda donde suele conocerse gente muy interesante, los preparativos son interesantes y divertidos aunque los gastos elevados, hay que ir guapa pero no divina que hagas sombra a la novia, el es un gran amigo y compañero y quiero acompañarlo en su día más especial, después sigue la búsqueda de un nuevo empleo, a ver si puedo cambiar de gremio y volver a mis raíces de cuando trabajaba en Colombia, con un poco de suerte y un empujoncito amigo puede hacerse realidad, entre tanto tengo ingresos seguros pero no muy estables y todos en el mismo gremio que me está fastidiando un poco la salud, es duro y sobre todo pesado. Tras conseguir todo eso lo demás vendrá rodado, debe ser un año importante con la idea de que me visite mi hija con la esperanza de que algún día se quiera trasladar conmigo a la ciudad, ojalá, la hecho de menos infinito.