Imagen de Ryan Lansdown
Les deseo una feliz tarde a todos, me contenta poder compartir con ustedes una historia de mi inspiración, basada en algunos recuerdos. Una historia con una reflexión oculta, que espero pueda llegar a sus corazones, espero que puedan disfrutar de la lectura.
Elisa vivió su niñez en un lugar muy bonito, en el que la vegetación crecía con facilidad, el clima adecuado hacia que las flores anduvieran por doquier, decorando cada rincón de aquel pueblo pintoresco. Era una niña muy alegre que iba a la escuela por las mañanas y ayudaba a su madre por las tardes, se encargaba de ayudarla con los quehaceres del hogar y preparaba la cena para recibir a su papá, que venía siempre cansado del trabajo duro en el campo.
Eran muchas sus carencias, sus zapatos desplegados dejaban entrar el agua a sus pies cada vez que caminaba a la escuela y como no tenía un morrar, su madre le obsequió una bolsa para que llevara sus cuadernos, pero Elisa debido a su inocencia no se preocupaba por esto, ni comprendía las burlas de sus compañeros, seguía alegre cada día yendo a la escuela a aprender y lo hacía bien, pues tenía muy buenas calificaciones, algo de lo que sus padres estaban muy orgullosos.
Pero como todos los niños, Elisa debía crecer y al hacerlo se dió cuenta de muchas cosas, las carencias comenzaron a importarle y su apariencia ya no era de su agrado, las burlas la hacían llorar y llegaba a casa renegando de lo qur no tenía, las tareas del hogar se volvieron más complicadas pues era terrible para ella esforzarse tanto y nunca tener nada. Elisa dejó de ser aquella niña alegre y se convirtió en una muchacha triste y a su vez, sus padres también.
Imagen de Quang Nguyen Vinh
Lo que alivianaba el trabajo de su papá era lo alegre que era su niña, pero ahora llegaba cansado a recibir quejas y palabras hirientes, volvía a casa despacio para tardar más en llegar. Por su parte su mamá tenía el corazón adolorido debido a la nueva personalidad que había adoptado su niña. Elisa comenzó a darle mucha importancia a lo que sus compañeros decían y dejó de ssistir a la escuela, no podía comprender porque si sus padres trabajaban tanto, él dinero nunca les alcanzaba para comprarle un par de zapatos que ni hubiesen sido usados por alguien antes.
Elisa al no ir a clases, decidió comenzar a trabajar en el campo con su padre, quería dinero y unos buenos zapatos para que ya nunca se burlaran de ella. El trabajo fue duro y casi no pudo volver s casa por lo cansada que estaba, a penas llegó no tuvo energías para sentarse a la mesa a cenar, así que se acostó a dormir de una vez. Ya eran las 5:00 am de nuevo y su papá fue a llamarla para irse a trabajar, Elisa no podía creerlo, sentía que a penas se había acostado, con mucho esfuerzo se levantó, y se preparó para irse. Se despidió de mamá e hizo exactamente lo mismo que el día anterior, llegando agotada a casa y directo a la cama.
No fueron muchos los días que pasaron cuando Elisa se preguntó cómo su padre volvía cada noche, dispuesto a pasar tiempo con ella después de la cena. Era un buen papá y por su parte su mamá también era buena, pero aquellos comentarios le hicieron ver las cosas de una manera incorrecta y por eso había dejado de ver los grandes esfuerzos que ellos hacían para darle lo mejor que podían. Haber hecho lo que su padre unos días, bastó para recordar que no se trataba de tener cosas muy caras, sino contar con el apoyo incondicional de padres cariñosos que la amaban mucho.