Inteligencia final
El reloj había estado regresando las manecillas durante una hora, se dió la orden de apagar la maquinaria, las manecillas ahora se movían correctamente. Los científicos entre dudosos y emocionados se miraban mútuamente. Temían que la teoría propuesta meses atrás por Alfonzo, líder del proyecto, fuese correcta, que un intento de comprimir la realidad tendría como resultado un cambio en la polaridad eléctrica.
Sacaron el reloj de la cápsula. Alfonzo se ofreció para examinar el dispositivo, nadie tenía razones para oponerse. Con lentitud desarmó aquel viejo artefacto, los científicos se lanzaban sobre cada tornillo que se sacaba, como si nunca hubiesen visto tal cosa. Cuando Alfonzo hubo alcanzado la batería, la extrajo y dejó el reloj en la mesa. Los científicos se tiraron como salvajes sobre la mesa.
— Cálmense ya. Tengo que decirles algo —dijo Alfonzo luego de examinar las baterías
Los salvajes se quedaron inmóviles.
— La batería ha perdido parte de su carga, lamentablemente significa que mi teoría era correcta y que el reloj no ha retrocedido en el tiempo —terminó por decir Alfonzo
Los salvajes soltaron el reloj y los tornillos, con cara de quien se da cuenta que ha estado perdiendo el tiempo. Alfonzo era el único que no tenía esa cara.
Luego de una aburrida discusión, los científicos uno tras otro abandonaron el laboratorio pensativos y silenciosos.
Cuando al fin quedó solo, una involuntaria sonrisa se le dibujó en el rostro, le siguió una carcajada.
— Mentirles no fue tan difícil, finalmente valdrá la pena —pensaba mientras reía.
El silencio opacó a la risa. Absorto, Alfonzo se quedó mirando hacia la cápsula, sin pensar en nada, sólo la miraba. Un pensamiento interrumpió el silencio, un recuerdo, su esposa.
Siete años antes su esposa había muerto de cáncer, días antes de que se descubriera la cura definitiva a la enfermedad. Ella descansaba en paz, paz que su esposo no había vuelto a tener.
Alfonzo respiró profundo, de un viejo cajón sacó un envase color lima; verde esperanza que contenía las cenizas de Sabrina, su esposa. Él mismo había llevado a cabo la cremación del cuerpo en condiciones de laboratorio.
Vertió las cenizas en la cápsula y cerró la compuerta. Con paso errático y presuroso se dirigió a los controles, se tropezó una o dos veces consigo mismo. Las manos y los pies le temblaban. Ajustó varios controles e introdujo algunos números en el computador.
— Todo está listo —se decía.
Afirmó ambas manos sobre la palanca central, la tomó con fuerza. Tantos obstáculos había enfrentado, tantos contratiempos; que le asustaba sobremanera que el último de ellos, por minúsculo que pareciera, fuese capaz de detenerlo.
Elevó la palanca al máximo, ya no temblaba. Se podía oír el chillido de la maquinaria trabajando a toda potencia.
Alfonzo esperaba paciente, con la entera seguridad de quien ha calculado todo. Pero había algo que no sabía, algo que no podía saber. Una hermosa silueta femenina se incorporó dentro de la cápsula.
Al mismo tiempo la compresión de la realidad alcanzó su límite, la cápsula se desintegró en una rápida implosión, convirtiéndose en un agujero negro que devoró enteramente al planeta.
De esta forma se destruyó la vida en la Tierra, de la misma forma que toda vida "inteligente" se ha destruido y continuará haciéndolo.
Final intelligence
The clock had been turning counterclockwise for an hour, the order was given to shut down the machinery, the clock hands were now moving correctly. The doubtful and excited scientists looked at each other. They feared that the theory proposed months ago by Alfonzo, project leader, was correct, that an attempt to compress reality would result in a change in electrical polarity.
They took the watch out of the capsule. Alfonzo offered to examine the device, no one had reason to object. Slowly he disassembled that old device, the scientists jumped towards all the screws that were removed, as if they had never seen such a thing. When Alfonzo had reached the battery, he took it out and put the watch on the table. The scientists jumped like savages onto the table.
Calm down already. I have to tell you something, said Alfonzo after examining the batteries.
The savages froze.
— The battery has lost part of its charge, unfortunately it means that my theory was correct and that the clock has not gone back in time —Alfonzo ended up saying
The savages dropped the clock and the screws, with the face of someone who realizes that he has been wasting time. Alfonzo was the only one who did not have that face.
After a boring discussion, the scientists one after another left the laboratory thoughtful and silent.
When at last he was alone, an involuntary smile crossed his face, followed by a laugh.
— Lying to them wasn't that difficult, it will finally be worth it —he thought as he laughed.
The silence overshadowed the laughter. Absorbed, Alfonzo stared at the capsule, not thinking about anything, he was just looking. A thought interrupted the silence, a memory, his wife.
Seven years earlier, his wife had died of cancer, days before the ultimate cure for the disease was discovered. She rested in peace, peace that her husband had never had again.
Alfonzo took a deep breath, from an old drawer he took out a lime-colored container, green hope that contained the ashes of Sabrina, his wife. He himself had carried out the cremation of the body under laboratory conditions.
He poured the ashes into the capsule and closed the hatch. With an erratic and hurried step he made his way to the controls, tripped over himself once or twice. His hands and feet were shaking. He adjusted various controls and entered some numbers into the computer.
— Everything is ready —he told himself.
He clamped both hands on the center lever, grasped it tightly. So many obstacles he had faced, so many setbacks; that he was terribly afraid that the last of them, tiny as he seemed, would be able to stop him.
He raised the lever to the maximum, no longer shaking. He could hear the screech of machinery working at full power.
Alfonzo was waiting patiently, with complete assurance that he has calculated everything. But there was something he didn't know, something he couldn't know. A beautiful female silhouette was incorporated from within the capsule.
At the same time the compression of reality reached its limit, the capsule disintegrated in a rapid implosion, becoming a black hole that destroyed the entire planet.
In this way life on Earth was destroyed, in the same way that all "intelligent" life has been and will continue to be destroyed...
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Hola @ektod!
Interesante propuesta literaria de ciencia ficción. Me mantuvo atento hasta su final.
Hola @charsdesign, Gracias por el halago. aunque es posible que mi fuerte no sea la ciencia ficción, es de mis géneros favoritos para la lectura pero siento que a mis escritos les falta algo de vida. Espero mejorar con el tiempo y la práctica, gracias por pasar.
¡La práctica hace al maestro! ✍️
Y ya que tú mismo empiezas a entender lo que requieres, seguro podrás ir subsanando esas debilidades. Lo bueno es que ya formas parte de Hive, de modo que tienes la excusa perfecta para expresarte y pulirte en el camino.
La esclusa perfecta!, ya se me ocurren cosas, mezcla entre humor y ciencia ficción. Se me olvidó preguntar, pareces una persona que sabe expresar bien las ideas, ¿Cuál dirías que es tu fuerte en la literatura?
Tu pregunta me temo que es tarea pendiente para mí. Ahora mismo, apenas soy un novato en Hive que está tratando de conseguir su camino y, para ser honesto, antes de Hive no había tenido oportunidad de escribir sobre mis ideas, salvo durante mis años de estudio en la universidad. Gracias por traerme a reflexión esta interesante interrogante.
¡Muy interesante el planteamiento y muy bien llevada la historia, felicitaciones!
Me alegra mucho que te haya parecido bueno el relato, gracias.