Elo una vida marcada por el dolor, el perdón del corazón... Una historia real.

in Cervantes5 years ago (edited)

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Prólogo.

Se dice que las madres aman y adoran a sus hijos, que harían lo que fuese por su bienestar, al punto de dar hasta su propia vida si así fuese necesario, eso es lo que dicen mas sin embargo no siempre es así.

Elo una vida marcada por el dolor, el perdón del corazón.

Una historia real.

Juana era una mujer algo ruda, la vida no le había sonreído y al llegar el amor de forma milagrosa sentía todo lo malo se esfumaba y sólo llegarían días mejores y felices.

Pasaron los meses y aquella relación se consolidó en matrimonio a lo cual recibían como nueva familia la bendición de un hijo, con gran desespero aguardaban los nueves meses hasta que aquel bebé decidió nacer, entre temores y nervios acudieron al hospital del pueblo Cunco para ver por primera vez a su hijo.

Las horas de espera para el futuro padre eran de gran nervio y ansias por ver ese rostro infantil, al pasar unos cuantos minutos la enfermera salió de aquella sala a dar la nueva buena, Juana y Saúl eran padres de una bella niña a quien llamarían Minerva.

Eran una bella familia de tres en donde la inexperticia era pan de cada día, de los errores aprendían y se pulían como padres, Minerva era la primera hija pero eso estaría por cambiar ya que Juana llevaba otro bebé en su vientre, nuevamente los meses de espera pasaban pero esta vez el primer temor ya no existía.

Esta vez nacía un varóncito, grande y rozagante, un nuevo miembro a la familia, el pequeño Manuel tendría el camino más fácil ya que su hermana Minerva había enseñado a base de tropiezos lo que se debe hacer y de mismo modo ella ya había enseñado lo que cada llanto significaba.

Una familia perfecta repleta de amor y más amor; pasados los años Juana y Saúl ya más grandes tenían más de un conflicto y en un descuido y noche de frenesí Juana quedó nuevamente embarazada, esta vez su reacción fue muy distinta y el amor que en sus anteriores embarazos demostraba a su vientre esta vez era distinto, un odio crecía en su corazón y Saúl hacia lo mismo.

Los meses pasaron muy rápido y el nacimiento fue meramente un trámite, Juana no sentía apego por aquella pequeña niña que había nacido, en los días de reposo en aquel hospital Saúl no apareció a las visitas y Juana lanzaba ese rencor a la bebé que aún no tenía nombre; el día en que Juana era dada de alta una enfermera se acercó a ver a la niña y emocionada le dijo a Juana está bebé hermosa tiene cara de Eloisa y así fue como la bebé terminaría llamándose.

Juana no sentía amor por la pequeña Eloisa y hasta se rehusaba a darle de comer, esta madre odiaba a su hija y la niña nunca hizo nada; pasaron los años y Minerva junto a Manuela recibían amor y comprensión mientras que la pequeña Elo sólo recibía regaños, por más intentos que la niña hacia no recibía lo que esperaba, nunca lloraba, nunca reclamaban, nunca preguntó y sólo asumió que tenía la culpa y debía obedecer sin poner quejas.

Pasaron los años y Minerva ya de 18 años se había aventurado y la vida licenciosa, apodada en el pueblo y alrededores de cómo la roba maridos, esta joven mujer había construido una mala fama y pese a eso para Juana era su pequeña e inocente niña, Samuel de 15 años se había hecho ambicioso y si podía echar mano a dinero de sus padres lo hacía sin importar que les alcanzará para los gastos mensuales y por último Elo una niña de 13 años hostigada por su madre hasta el grado de contar los minutos que usaba para ir al baño, la niña seguía sumisa y guardando todo el amor para su madre.

Elo no podía hacer absolutamente nada, si ella miraba la tele Juana gritaba que mirara a otro lado, al momento de comer Juana gritaba que alzará las manos, así la dejaba hasta que sus adorados hijos comieran a destajo y Elo sólo comía las sobras, al momento de ir a la escuela Juana cerraba la puerta de casa y viendo el reloj y faltando tres minutos para las ocho Juana abría la puerta y gritaba corre porquería, si llegas tarde te doy una tunda, Elo salía disparada mientra Juana gozaba viéndola correr con desesperación.

Al pasar los años y Elo ya siendo adulta siguió cuidando a su madre, su padre Saúl había fallecido por causas naturales y vivían en una de las casas que él hombre había dejado de herencia, Minerva había decidido irse a otro pueblo a seguir viviendo esa vida que a ningún lado la llevaba, Juana destrozada veía partir a su ángel y gritaba a Elo que era su culpa, la ya joven Eloisa seguía callando su dolor.

Manuel sin consultar vendía por su cuenta ambas casas, dejando a su madre Juana en la miseria, Manuel se fue sin decir nada a nadie, lo vio antes de que los nuevos propietarios llegarán a desalojar a la madre y su hija, entre gritos y llantos Juana y Eloisa eran lanzadas a la calle, Elo guardando la calma y aventurado la situación nunca dijo que había ahorrado desde hace años y se esa forma había adquirido una pequeña vivienda.

Elo tomó a su madre y la llevó consigo al nuevo hogar, la niña que Juana siempre odio le tendía la mano con amor, mirándola a los ojos demostró su amor y perdón por tantos años de dolor injustificado, Elo da todo por su madre y Juana por primera vez le da a su hija el amor que por tantos años rogó.


A veces la realidad supera tristemente la ficción.


Nota: Los nombres de los personajes fueron alertados y fue escrita bajo el consentimiento de (Eloisa).

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Gif creado con las aplicaciones Ephoto360, movepic y ghipy.
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mayvileros logo nuevo.png¡¡¡Felicidades!!!

Agradecida de su gran apoyo amigos @mayvileros, saludos a todos ustedes.

Saludos bella.

Hola, @issymarie

Qué triste relato, me conmovió tremendamente. Pero lo que más me dolió es que sea una historia verdadera.

La realidad, muchas veces, supera la ficción.

Hay muchas Elos en el mundo, tratando de sobrevivir, y lo logran, porque somos más fuertes de lo que pensamos.

Me encantó tu historia

Un abrazo

Muchas gracias @librepensadora, una historia muy triste y cuando me la relato Elo sentí su dolor, gracias por tu lectura y feliz fin de semana.