*EL SANCOCHO FINAL*/CUENTO

in Cervantes4 years ago (edited)

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Año 1999, transcurría el mes de Julio, en el rancho de nombre Marcela del poblado, padre e hijos, compartían un sabroso sancocho de res, preparado por Marcelo el Hombre del hogar, quien siendo experto en elaboración de estas sopas, quería darle la bienvenida a Tenorio, su hijo menor que se encontraba fuera del país.

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Mientras la preparación de la suculenta sopa, un grupo de ocho hombres llegaron y disfrutan con alegría y felicidad el regreso del hijo de Marcelo, que tenía diez años fuera de su tierra natal, éste desde muy joven tomó la decisión de irse a Europa, específicamente a España, donde logró formarse como empresario, convirtiéndose en uno de los grandes empresarios de ese país.

Marcelo en los preparativos de la bienvenida a su hijo, tenía enfriando en un refrigerador varias cajas de cerveza, les indicó hagamos un brindis, pueden tomarlas del frízer; cada uno de los presentes destapó una; el padre de Tenorio, tomó la palabra, diciendo: " quiero que todos en esta reunión, brindemos por el menor, que después de diez largos años, ha regresado convertido en un extraordinario empresario de los más ricos y poderosos de la madre España, Dios te bendiga," todos a una sola, dijeron; " por Tenorio " y se tomaron la bebida hasta dejar las botellas vacías, se escucharon los aplausos de la alegría.

Pasaron tres horas y Marcelo que estaba pendiente del Sancocho de res, entre cervezas, chistes y risas, se dirigió al grupo y les dijo: " ya está lista la sopa ubíquense cada uno en, su respectivo lugar, el mismo que desde niños han tenido en esta mesa; los ocho hombres se sentaron en sus lugares, alrededor habían diez sillas, Tenorio que era el menor y agasajado para el momento dijo: "estamos listos papá", Marcelo procedió a servir el sancocho, ubicando diez vasijas con sopa.

En un extremo de la mesa se sentó Marcelo, a su izquierda estaba Tenorio, Juancho, Melquiades y Raúl, al lado derecho se ubicaron Ramiro, Oscar, Álvaro y Faustino; al instante de sentarse Marcelo; las nueve personas, cada uno unió sus dos manos la llevaron a la frente, seguidamente se escuchó la voz de Ramiro, el hijo mayor diciendo: " gracias Padre Celestial, por tenernos reunidos nuevamente en casa, regresar a nuestro hermano menor, mantener con vida a nuestro padre, estos alimentos, que se encuentran servidos ante nosotros, Señor te pido que sigas bendiciendo las manos que lo elaboraron, gracias Dios por escucharme. Amen."

Los nueve hombres sentados alrededor de la mesa, se hicieron la señal de la cruz y dijeron amen.

Marcelo, un hombre de mas de ochenta años de edad, con lágrimas en los ojos, manifestó: "Hijos míos, no saben la felicidad que siento en este momento, al verlos tan felices, saber que aún mantienen la enseñanza que se les dio desde niños, recordar la tradición de la familia en la mesa, la forma como los criamos; veo a Marcela, su madre dándoles toda esa educación. Si supieran la tristeza que me invade, al no tener con nosotros a su mamá, quien debería estar sentada al otro extremo de la mesa, donde está esa vasija con su sopa, como era la costumbre en este rancho. Dios me los bendiga, buen provecho".

Después de esta sabrosa sopa, seguimos dándole la bienvenida a Tenorio, para eso aún tenemos cervezas, concluyó Marcelo.

Mientras transcurría el almuerzo, todos comían en silencio, no hubo palabra alguna que brotará del grupo de los nueve hombres; al terminar con la sopa, el padre quien estaba muy pendiente de sus hijos, se levantó fue tomando cada envase, les sirvió nuevamente.

Al sentarse Marcelo, todos continuaron tomando sopa, al terminar el almuerzo; el padre manifestó: "Dios, gracias por permitirnos haber consumido este alimento en familia, por estar juntos, después de muchos años separados, por hacer su voluntad, Amén". Se escuchó a una solo voz como en coro "Amen".

Les preguntó ¿ cómo les pareció la sopa? "Especial, sabrosa, rica, buenísima, de maravilla, excelente, super, cada hombre fue dando respuesta y Ramiro el mayor concluyó como en los viejos tiempos papá y entre aplausos y risas todos abrazaron a su padre, las lágrimas llegaron a los ojos de Marcelo, al sentir el abrazo de sus hijos; les dijo: " Esta será la última, por favor sentarse nuevamente en sus lugares."

Obedecieron a su padre, éste levantó cada envase de la mesa, dejando sólo el que contenía la sopa, en el lugar de Marcela, la madre de los ocho hombres que hacía años había fallecido en un accidente.

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Marcelo tomo su lugar en la mesa; quiero confesarles lo siguiente "creo que estoy llegando a los últimos días, quizás horas; cuando cada uno de ustedes nació les prometí a su madre, que los protegería hasta el final de mis días; hoy reunidos en esta celebración, al verlos a todos con sus vidas realizadas y prósperos, con sus hermosas familias, quise informarles a ustedes sin involucrar a más nadie, sobre el estado de salud en que me encuentro, el cual es muy delicado y siento que en pocas horas me iré para siempre".

Los ocho hombres con caras de asombro,"¿ papá que es lo que tienes, estas lleno de alegría, de felicidad de mucha vida, como es eso que te vas a morir? era la voz de Tenorio, quien entre lágrimas, se levantó y abrazó a su padre, los demás se levantaron y fueron abrazar a Marcelo.

Estoy feliz dijo el padre, ya que voy a encontrarme con Marcela, su madre quien está en el más allá muy contenta por vernos juntos como solíamos pasarla en este rancho cuando ella estaba con nosotros y disfrutaba de las sopas que yo les preparaba, esa vasija que se encuentra en la mesa es la sopa de ella; hoy su mamá y yo la compartiremos, la última que les preparo; ahora mis hijos vayan y sigan disfrutando de las cervezas, para continuar con la celebración, yo arreglaré la cocina y en un rato estoy con ustedes seguimos celebrando el regreso de Tenorio.

Los ocho hijos de Marcelo, salieron del salón, haciendo caso a lo que decía se padre, se dirigieron al Frízer, preocupados por las palabras de su papá, murmuraban que tendrá el viejo, a la vez que tomaban una cerveza cada uno, así pasaron los minutos entre cervezas, pasó una hora, por lo que Tenorio, les dijo sus hermanos vamos en busca de papá, para que esté con nosotros.

Al llegar, al salón comedor Tenorio, que venía adelante, empezó a reírse y dijo, ¡ papá se tomó la sopa de mamá y se quedó dormido, al lado del puesto de ella, jajajaja!, los otro siete hermanos igualmente a ver a su padre empezaron a reírse; Marcelo parecía dormido, su cabeza yacía sobre la mesa, con los ojos cerrados y las manos posaban en ésta; Ramiro el mayor dijo vamos a llevarlo al cuarto para que siga durmiendo, al acercarse al cuerpo notó que no respiraba y exclamó ¡Papá está muerto!, al momento que su llanto se hizo ensordecedor, en el salón y enseguida los gritos de los otros siete hermanos no se hicieron esperar y el dolor, la tristeza y las lágrimas brotaron de los ocho hermanos, quienes alrededor de su padre, se escuchaba "porqué Dios mío", "Señor porque te lo llevaste en este momento".

La voz de Ramiro el mayor se escuchó diciendo: "Gracias Dios, por por habernos dado a este hombre como padre,Señor, dale descanso eterno y llévalo a la tu santa gloria"

La vasija permanecía en la mesa vacía, debajo de ella estaba un papel, el cual Ramiro, tomó en sus manos y dijo: "hermanos, escuchen lo que está escrito aquí y leyó: " Marcelo gracias por haber cuidado a mis ocho muchachos y por cumplir la promesa de cuidarlos hasta el final de su vida y compartir mi sopa en el día de hoy, hijos siempre agradezcan a Dios por ese padre", y Ramiro enseñándoles el papel a sus hermanos, todos palidecieron al ver la firma de su madre, la cual ellos conocían muy bien y al final se leía: "desde el cielo seguiremos cuidándolos, los queremos."

FIN

FUENTE:
AUTOR DEL CUENTO: Luis Antonio Delgado
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