Otra vez Jesús les habló diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, de ningún modo andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 8:12
por aquel que decide ser un camino errante,
como escalofríos en las vertebras
se hacen como las hojas que tiemblan
cuando les toca una gota de vanidad.
Mi papá y mi mamá me abandonaron
mientras gritaba en mis pupilas: "¿por qué te llevas mi inocencia?"
Tuve que crear un cielo en las calles
de una luz que desconocía.
Me dijo: "Sígueme"
Jesús: "Eres mujer"
y yo decía dentro de mí que querría decirme
al recordarme mi sexo.
Al cabo de un rato,
comprendí,
el rechazo que sentí,
al verme despojada,
de mi corona por reyes que aborrecían
mis vestiduras blancas.
El perdón tiene una cara amarga
cuando te toca el tiempo de abordar
la barca del servicio,
pero tenía la promesa
de nunca volver
a la espesa neblina donde habitaba
en aquel lado de la acera,
errante.
tomó de mi mano,
caminé,
como la primera vez,
tambaleando,
siendo frágil,
siendo oro esculpido de sangre.
¡Había conocido un verdadero hombre!
Volví a jugar sobre su jardín
de flores silvestres.
¡Soy niña!
Ahora maestro el camino,
sin fallas de tiempo y ubicación.
¡Me dejo pastorear!