La reconstrucción de la casa desde la oscuridad, yo tenía apenas unos seis años y ya todo era un poco confuso, la familia parecía necesitarme. Había en el ambiente esa niebla densa, ese peso intenso que sin palabras te hace comenzar a moverte en una dirección inesperada, ya tendría que crecer, de un tirón, para ayudar.
Y entonces me marché con los abuelos, para comenzar a trabajar, tenía el alma tal vez un poco dolida, por los sueños de la niñez, y la idea de luchar para mis hermanos.
Me levantaba en las madrugadas para ordeñar las vacas, unas tres docenas, rebuscando la hierba seca para rumiar tranquilamente, entonces entre el ritmo de los chorros de leche y el olor del campo, me entregaba a soñar y correr con mis hermanos por el campo lleno de romerillo, cazábamos mariposas y las admirábamos por largo rato.
Luego tenía que soltar todos los animales y comenzar la jornada, con dos caballitos llevaba la leche a la estación de trenes.
En una casa grande, con muchachos corriendo en todas las direcciones, alegres y cerca de mí, mirándome con otros ojos, con un azul intenso, un campo verde y muchas flores en ellos y los sueños revoloteándome como abejorro comencé a imaginar un futuro, tendría una casa limpia, propia, un pequeño negocio, una mujer trabajadora y fiel y unos muchachos saltando y destruyendo todo a su paso.
En eso sueños y reflejos del futuro se me iban las horas de la madrugada, escuchando el monótono sonido de los chorros de leche, siempre al mismo ritmo, algunas veces las vacas se espantaban los mosquitos y volvían a su vida de vacas, a masticar la hierva de la tarde, el sabor de las primeras briznas de la primavera.
The reconstruction of the house from the darkness, I was only about six years old and everything was already a bit confusing, the family seemed to need me. There was in the atmosphere that dense fog, that intense weight that without words makes you start moving in an unexpected direction, I would have to grow up, in one go, to help.
And then I left with the grandparents, to start working, my soul was perhaps a little hurt, because of the dreams of childhood, and the idea of fighting for my brothers.
I would get up in the early morning to milk the cows, about three dozen of them, digging in the dry grass to ruminate quietly, then between the rhythm of the milk spurts and the smell of the field, I would dream and run with my brothers through the field full of rosemary, we would hunt butterflies and admire them for a long time.
Then I had to release all the animals and start the day's work, with two little horses I would take the milk to the train station.
In a big house, with boys running in all directions, happy and close to me, looking at me with other eyes, with a deep blue, a green field and many flowers in them and dreams fluttering around me like a bumblebee, I began to imagine a future, I would have a clean house, my own, a small business, a hard-working and faithful wife and boys jumping and destroying everything in their path.
In those dreams and reflections of the future I spent the hours of the early morning, listening to the monotonous sound of the milk spurts, always at the same rhythm, sometimes the cows would shoo away the mosquitoes and return to their life as cows, to chew the grass of the afternoon, the taste of the first blades of spring.
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