NARRACIÓN - HA LLEGADO EL MOMENTO

in Cervantes4 years ago

° • ¡ωєℓ¢σмє! • °
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Hola queridos amigos de Hive Blog. Ayer estuve de cumpleaños, y por ello me invadió un poco la nostalgia y recordé mi niñez. Es por eso que he escrito un breve cuento cargado de algunas experiencias personales, pero matizadas con la magia de la palabras para no hacerlas tan evidentes, y darle un modesto toque literario. Espero sea del agrado de ustedes ¡Abrazos!

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Ha llegado el momento

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Ha llegado el momento, pero debemos aguardar tumbados en la grama y mirando pasar las nubes, Jorge y yo. Pacientemente habíamos ansiado la oportunidad de cavar en lo más profundo de la tierra, para que nuestro destino cambie, y de ello estamos convencidos, por eso aquí estamos en silencio, simulando cualquier otro día de rutinaria vagancia, frente a la casa de la vieja Mercedes, esperando la señal de mi prima Margarita y su mamá, mi tía Ciela.

Ciela es joven, la última en nacer entre sus hermanos, dio a luz a Margarita apenas saliendo de su adolescencia y en su casa montonera se encerró. Yo vivo a pocas casas con mi mamá, y Jorge al lado de la mía. Mi tía Ciela tiene un poquito estropeada la cabeza, quizás por eso es que comparte tanto con nosotros, mi mamá le dice - ¡Chica tú estás bien vieja ya para estar con esos muchachos como si fueras una carajita, ponte hacer oficio! – y eso me causa mucha gracia, parece que Ciela no tuvo infancia y se la pasa retándonos con las metras, perinola, trompo, ludo, el ahorcado y, qué sé yo cuánto juego más se le ocurre, pero ella participa escondida, un poco para que sus hermanas mayores no la sigan criticando.

-Jorge ¿revisaste bien las herramientas?- le pregunté a mi amigo, pero está dormido. Mejor lo dejo descansar, habla mucho y necesito estar atento al llamado de Margarita o de Ciela, pero no será sino cuando mis otras tías ya hayan salido de la casa. Desde aquí observo la puerta, y al lado casa de la vieja Mercedes. La decimos vieja por cariño, realmente deberíamos decirle bruja, no nos ha convertido en sapos pero es lo único que le falta, claro que, nos metemos con ella y no puede correr detrás de nosotros, pero influye mucho sobre nuestras madres que todo el día lo pasan trabajando, mientras ella, la bruja, nos observa, nos vigila y si no está de buenas con nosotros, va y les mete el chisme a todas las trabajadoras de la cuadra.

San Cipriano es un pueblo muy pequeño, de pocas calles, solo una casa tiene teléfono, la del prefecto, todos dicen que es rico, pero yo digo que rica está es su hija, que es muy bonita pero bastante pretenciosa, y como es hija del rico, todos los años la ponen de reina en el colegio, pero ella es linda como su nombre, Dulce. Aquí en San Cipriano las nubes pasan rápido.

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Allá veo a la bruja asomarse a la ventana, nos tiene precisados, está al tanto de lo que haremos. Durante años nos contó que en esta área del pueblo se veían muchas luces en la noche, y que cada una de ellas indicaba algún entierro de morocotas y todas esas cosas, al principio no le creíamos, no nos interesaba, pero después que Dulce nos invitó un domingo a su casa, a ver una película de misterio en el único televisor de San Cipriano, nos convencimos de que la bruja tenía razón, porque en el patio de la casa montonera de mi mamá, donde vive Ciela con su hija, un inquietante sonido surge de la tierra cuando alguien pisa sobre ella, como en la película, y esto ocurre justo donde están las matas de sábila, las mismitas a las que la bruja les cambió el nombre por aloe vera, la bruja loca esa.

A Mercedes también le decimos bruja porque su escoba es de paja larga y nunca la suelta, barre mientras habla y se ríe con estruendo, un día dice que va a llover y llueve, otro día que va a temblar y tiembla, que llamará sequía y nos quedamos sin agua, que la luz se irá y se va de verdad. Ah y ella no es como mi mamá que todo lo compra en la farmacia, la bruja lo compone todo con ramas, monte, hierva. Siempre dice que el maligno anda suelto, el demonio pues, que poco a poco se apodera del mundo, dejando hambre, miseria y enfermedad, que domina nuestras mentes para alcanzar sus propósitos ¡Por eso es una bruja! También porque después de sus cuentos no podemos dormir en las noches, y en las mañanas, bien temprano, nos despierta mientras le canta a su loro de manera insoportable, componiendo luego un patético dúo musical.

Mis otras tías ya están saliendo de la casa, van a trabajar. Se cerró la puerta. Mercedes me observa, el loro camina sobre su hombro, de un lado a otro, como queriendo hablar pero la bruja lo reprime. – Jorge despierta, que llegó el momento- Ya logré despertar a mi amigo. Recibimos la señal de Ciela, levantamos las herramientas y nos dirigimos al patio, al área del aloe vera según la vieja Mercedes, que ahora nos observa desde su corral, sentada y mascando chimó y que para las culebras.

Estamos cavando la tierra, Jorge y yo, afanados, y Ciela y Margarita expectantes y vigilantes. Ahora la bruja mastica caña y le da a su loro. Estamos a punto de revelar el tesoro que seguramente había estado enterrado desde tiempos coloniales, cuando la gente enterraba sus monedas, sus joyas y oro para protegerlas del hurto, de los vivos y aprovechados. Aquí nos estamos ganando el botín con nuestro propio sudor, a plena mañana, casi mediodía. Todos trabajan. Ya apartamos toda la tierra, la sábila la volveremos a plantar después. Pero hemos llegado a un lugar muy duro, debemos usar un pico y golpear con fuerza. Ya se ve el final, un agujero oscuro deja notar su forma de botón, y un trozo enorme se ha desprendido ¡Lo logramos!

Ahora la bruja sonríe, el loro se ríe, Margarita no habla, Ciela se metió a la casa y desde la puerta nos observa. Jorge me mira. Huele mal. Sí, huele muy fuerte ¡Es un pozo séptico! Hemos abierto el pozo séptico de la casa de al lado, que antes de ser ocupada por los nuevos vecinos, era parte de la casa montonera, y su nueva dueña no soporta a la vieja Mercedes, son enemigas, por eso la vieja bruja se ríe más y se burla de nosotros, se mete en su casa y cierra la puerta. – Jorge ¿Me ayudas a sellar todo?- Mi fiel amigo me responde apesadumbrado que no nos queda otra salida, pero que al terminar vallamos a buscar mangos, para calmar el hambre.

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(Lett / 02-03-21)

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@lett1973, maravillosa historia!!!!

Me encantó, por un momento estuve, fui y volví de ese pueblito, San Cipriano. Gracias lo disfruté mucho.

Hola querida amiga marcastillo. Me alegra saber que lo leíste y tu comentario me parece muy estimulante. Gracias

Gracias Nel.alex por leerlo 🤗