Buenas… buenas.
Hoy es el día de comprar un nuevo ventilador.
Motivo: Los muchachos llevan dos semanas sin ventilador, así que, decidí no esperar más.
Pedro y Yo Salimos sin desayunar para no perder tiempo, como muchos ya sabrán, el transporte público en esta Ciudad (Ciudad Bolívar), es pésimo, así que, si queremos regresar temprano, debemos irnos temprano.
Y aquí vamos, rumbo a la parada; sorprendentemente logramos agarrar autobús rápido, agarraditos de la puerta, pero no hay de otra. Por razones obvias no se puede tomar fotos.
Muchos negocios estaban cerrados por motivos de ser “Semana Radical”, pero, no me conviene esperar tanto tiempo.
Los precios eran casi iguales, entre 20$ a 30$, lo que los diferenciaba era el tamaño del aspa, otros eran de metal o plásticos. Según el señor Pedro, los de aspa plástica son mejores, bueno, entre comillas; los verdaderamente buenos son de marca FM y cuestan entre 70$ y 80$, monto con el que no cuento.
Seguimos nuestro camino, con rumbo hacia el Periférico, prácticamente la misma situación, aquí incluso costaban un poquito más, 35$ y 40$.
El hambre ya me estaba pegando, pero la búsqueda seguía, y el “Señor Pedro” insistía en buscar algo mejor. Siguiente destino, el Paseo Orinoco.
FUENTE: Imagen de mi propiedad. Fachada del negocio.
Entramos a esta tienda, tenían dos ventiladores, uno de 20$, y otro de 18$, éste mismo ventilador que tenían en otros negocios a 20$, aquí lo tenían a 18$... Listo, dije Yo, este es el bicho.
Pedí que me lo probaran, buena ventilación y el aspa era de plástico. Al momento de facturar, otro contratiempo… No tenían punto de venta, y Yo, cansada, no quería caminar más.
FUENTE: Imagen de mi propiedad. Ventilador de 18$
El joven dueño me dio la opción de pagar desde su computadora, al parecer no era la primera que hacía lo mismo… Me senté frente al equipo e inicié mi trámite.
Banco Caroní, puse mis datos, claves, preguntas de seguridad, coloqué los datos del dueño de la tienda, un pago móvil… Toño el amable… que problema… me pidió las coordenadas.
Yo no acostumbro a realizar este tipo de trámite de esta manera y por supuesto, no cargo encima mi tarjeta de coordenadas. El joven dueño me seguía dando opciones para que le comprara, como todo buen vendedor.
Decidí hacer el pago por el Banco Mercantil, afortunadamente tenía disponibilidad en ese momento… Lo mismo, usuario, clave, preguntas de seguridad, siguiente inconveniente, no me aceptaba la clave telefónica, no la recordaba.
Estaba a punto de tirar la toalla, irme sin comprar. Estaba molesta, lo primero que pienso cuando pasan cosas así es que no me conviene.
Siguiente opción, pagar por Transferencia de Mercantil a Mercantil, así hice… En este caso debía esperar que me llegara un código especial al teléfono. Yo, como conozco el banco, sabía que debía esperar unos 5 minutos en vez de los 3 que pone el banco.
Ahora era el joven dueño quien estaba apurado, me insistía que debía volver a pedir código, le dije que tenía que tener paciencia, que ya iba a llegar, y así fue. Plum, llegó el código y pude pagar, 18$.
Después que pagué, Llegó el “Señor Pedro” y me dijo calladito en el oído: “el otro ventilador es mejor, tiene un motor más grande.” Con ganas de matarlo y recordando mentalmente a su mamá, regresé y le dije al vendedor: “Chamo, factura el ventilador de 20$, la diferencia te la pagaré en efectivo”… Pensar en tener que volver a meterme en el banco para pagar, se me erizó la piel.
FUENTE: Imagen de mi propiedad. Probando ventilador de 20$
Ya eran las 11, salí sin ganas de hablar, directo a la parada, buscando un por puesto para Pedro, para que se pudiera ir a la casa.
Los por puesto no lo querían montar porque ocupaba la parte de atrás completa del carro, uno incluso le dijo, págame los tres puestos y te llevo. No acepté.
A la final, decidió irse con un moto taxista, ambos estábamos con miedo, pero terminó montándose y se fue, por fin… No pude tomar foto, me dio miedo sacar el teléfono.
Inmediatamente de irse el señor Pedro, me comí con tequeñote, tenía mucha hambre y sabía que me iba a tocar caminar.
Ahora me tocaba esperar, tenía dos opciones: esperar un autobús directo al Perú o un Pepsi y quedarme en la Vuelta El Cacho… Ninguna de las dos, pasó un UDO Colón, y me monté. Pensé en aprovechar y comprarles a mis viejitos un pollo.
Al bajarme hice la compra, pendiente con el peso y el precio, también compré medio cartón de huevo, quería comprar queso pero estaba un poco caro.
De la Vuelta El Cacho es cerca, hasta la casa de mi Tía Olga. Llamé por teléfono y pedí que fueran a buscar el pollo.
Llegué a mi casita adolorida, me quité la ropa y me acosté a refrescarme en mi camita frente al ventilador, no el nuevo, el nuevo es para los muchachos.
jajaja me reí mucho con tu post (en el buen sentido) porque reflejaste claramente lo que es la vida diaria del venezolano: el problema con el trasporte, los bancos y el típico "No hay punto de venta"... De verdad me encantó, espero que disfruten mucho su ventilador porque la verdad es que no estamos para soportar calor jeje
Un abrazo.
Gracias. Me alegro que te haya gustado.