Recuerdo que tenia como 16 o 17 años, estaba comenzando a hacer senderismo en el otrora Parque Nacional El Ávila, hoy conocido como Waraira Repano, ahí mismo, en el lado norte de Caracas.
Subía por una zona muy transitada por los residentes de la zona, creo que aun le llaman por ese nombre, "La Toma", para hacer caminatas y ejercicios, era normal ver siempre a las personas transitando por ahí, entre senderos de tierra y hojas y secas, de curvas estrechas estrechas, a causa de la vegetación, más que todo los árboles.
Un día, por cosas de esas que llaman "de Muchachos", me junte con mi grupo de paseos para recorrer nuevamente aquel sendero, pero el chico que fungía en aquel entonces de "nuestro líder" andaba un poco más loco que de costumbre, no se si andaba bebiendo desde el día anterior, pero algo tenía, pues estaba muy ansioso por hacer locuras.
Habíamos comenzado a subir por el sendero de siempre, pero al lider le parecía aburrido, siempre el mismo sendero, saludando a las personas que venían bajando de caminar para ejercitarse, hoy quería hacer algo diferente.
Hoy el queria que hicieramos algo loco, así que no se le ocurrió una cosa mejor que incurrir en una infracción. Dentro del camino existen varios senderos prohibidos, en los que no está permitido el paso y que inclusive les colocan barreras para alejar a los curiosos. Su idea para hacer emocionante el paseo era ingresar a uno de estos senderos, para ver a donde conducían o que ocultaban, ya saben, una historia para contar en el liceo y que nadie nos creyera.
Vimos un sendero, decía claramente: "Prohibido el paso. Manténgase alejado.", fue como si le dijeran al líder que pasaramos libremente. Pensando que era alguna de sus locuras producto del alcoholismo, los cuatro acompañantes que íbamos, dos muchachos y dos chicas, lo seguimos. No parecía haber peligro alguno.
Al principio encontramos muchas ramas atravesadas, parecía que las habían puesto intencionalmente para evitar la entrada de los curiosos, pero pudimos sortear sin muchas dificultades. Continuamos caminando, la vegetación se veía cada vez más espesa, comencé a comprender que la prohibición se debía a esto, pues al hacerse más espesa era más fácil extraviarse.
A lo lejos, pudimos distinguir lo que parecía la entrada a una cueva. No me gustan las cuevas, me dan mala espina, inconscientemente empecé a quedarme poco a poco detrás del grupo, vi las intenciones de nuestro líder de querer acercarse a curiosear.
Nos quedamos debatiendo en la entrada si entrar o no. El otro chico y el líder querían entrar a echar un vistazo, las chicas y yo queríamos regresar, insistieron tanto que nos convencieron, alegando que luego de ver que había en la cueva, volvemos al sendero principal y regresamos. "Al mal paso, darle prisa" fue lo que pensé.
La cueva no era muy profunda, tenía una caverna a pocos metros de la entrada. Dentro de ella habían unas cuantas cajas apiladas, más bien cajones. Eran metálicos y eran de gran tamaño, una persona podía caber en ellos. Las chicas decidieron devolverse a la entrada, mantuve mi distancia, pero nuestro líder y el otro chico decidieron acercarse a curiosear.
Forzaron una de las cajas, su expresión no pudo ser otra que sorpresa, al ver el cuerpo de una chica, de piel blanca, cabello castaño y liso que caía sobre sus pechos, con el rostro más bello que hubiese visto. Ambos chicos retrocedieron un poco, pensando en quien habría dejado esos cuerpos allí, les hice señas para que salieramos mientras me dirigía a la entrada de la cueva.
Mientras me dirigía a la entrada escuche los gritos del líder, al darme vuelta a ver que ocurría vi que el cuerpo de la chica había estirado uno de sus brazos fuera de la caja, solo alcance a gritar "Corran!!!" y emprendi la huida velozmente. Afuera estaban las chicas, que al verme corriendo hacia la entrada, sin preguntar, comenzaron a correr igualmente. Solo las veia a ellas frente a mi, no veia mas nada.
Llegamos a la entrada del sendero, fue cuando nos detuvimos y comenzamos a tomar aire, pues estábamos asfixiados de tanto correr, pero solo en ese momento nos dimos cuenta que los otros dos se habian quedado atras. Esperamos por un rato mientras recuperamos el aliento, pero no llegaban. No se cuanto tiempo paso, pero al ver que no aparecían, decidimos buscar a las autoridades.
La guardia nacional nos llamo la atencion y llamaron a nuestros representantes por teléfono para que nos fueran a buscar. Fueron con un grupo de guardaparques al sendero prohibido a buscar a nuestros amigos, pero luego de varias horas no lograron dar con su paradero. Mi mama me regaño, pero se le veía en el rostro que estaba muy angustiada por lo sucedido. Luego de decirme que mientras fuera menor de edad no volvería a pisar la montaña, volvimos a casa.
Me despedí con la mirada de las chicas, no nos dejaron hablar. La escena final en la cueva venía a mi mente una y otra vez. Los dias pasaron y no se supo nada mas de los chicos, tampoco supe nada de sus padres. Mi mama me dice que esa montaña es muy misteriosa y la gente con curiosidad se pierde fácilmente.
Al principio tenia pesadillas con ese día, soñaba con el momento una y otra vez hasta que el tiempo borro el momento y las pesadillas fueron menos frecuentes hasta que desaparecieron. El episodio había quedado ahí, o eso pensé...
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