Concédannos el derecho a estar tristes...
En los últimos años ha prevalecido la moda de pensar en que todos debemos estar felices y con una sonrisa, no sólo para evitar la adversidad sino también para afrontarla. Parece que mantener una actitud buena y optimista es la cura para todos los males del mundo: desde curar enfermedades, prevenir la caída del cabello y la aparición de arrugas, hasta alcanzar la longevidad y la salud. La publicidad afirma que al ser más felices y mantener alejada la tristeza, nos convertiremos en seres más sociables y amistosos con los que todos querrán compartir, porque parece que la tristeza es un problema, se contagia y se atrae.
En lo particular, creo que los extremos pueden ser peligrosos. Si bien es cierto que soy una persona que trata de ver el lado positivo de las cosas, creo que no se pueden controlar ni ocultar las emociones, sobre todo si se hace para quedar bien con el entorno; es decir, por nuestra propia salud mental, nuestra paz espiritual, no podemos ocultar emociones como la tristeza, la ira, la impotencia, la desesperanza. Las emociones negativas también forman parte de nosotros y si tratamos de callarlas para que no salgan, en algún momento podrán salir a la luz ante las personas menos adecuadas y quizás en proporciones inimaginables. Las emociones son como el agua en una represa: si no la dejas salir poco a poco, diariamente, puede causar una inundación, una tragedia.
Hay un cuento del escritor venezolano Carlos Vilarino titulado Represa que habla de cómo una mujer que nunca había peleado con su marido y después de haber soportado años de infidelidad, deslealtad, maltrato, un día decide irse y el marido, cuando va a buscarla para decirle por qué lo dejó, encuentra esta visión:
Su rostro estaba en sus manos. Gerardo insistió en que se calmara, pero su grito fue una explosión en medio de la cafetería.
_Sólo quiero saber cuánto tiempo has sido infeliz, mujer... ¿Desde cuándo guardas esas lágrimas?
La mujer levantó la cara y dijo, confiada, cansada, vacía:
_¿Recuerdas cuando nos conocimos, Gerardo?
El hombre asintió, mirándola de frente.
_Bueno, desde ese día.
En estas breves líneas vemos cómo no se puede mantener el dolor durante tanto tiempo y cómo no se puede pretender estar bien también durante un tiempo prolongado. Tarde o temprano, esa sensación saldrá a la luz. Si algo triste o desagradable nos ha sucedido, es normal que estemos afligidos y suframos. No pasa nada con ello. Esto no significa que debamos permanecer en el dolor y el sufrimiento. Lo que significa es que debemos permitirnos llorar y liberarnos de esa emoción negativa para poder seguir adelante.
En resumen, la tristeza no es una enfermedad contagiosa, es simplemente otro sentimiento. Dejemos de andar por la vida diciendo: “No quiero que estés triste”. El que está triste, por su salud, que lo diga y que viva su tristeza. Lo importante es que independientemente del estado de ánimo o el desánimo que podamos tener en este momento, lo importante es recordar que no somos robots y que no tenemos que estar bien todo el tiempo. Vale la pena llorar, quebrarse y ser débil. Dejemos a los superhéroes para los cómics y los finales felices para las telenovelas. Como dicen, no es el mejor árbol aquel que por su rigidez es recto y fuerte, sino aquel que no se quiebra ante la tormenta.
Espero que hayan disfrutado de la lectura. Hasta una próxima oportunidad y bonito sábado, amigos
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Carlos Vilarino (2016). Tierras de promisión. Monte Ávila Editores Latinoamericana: Venezuela.
Escrito por: @nancybriti
El autor de Modernidad Liquida, dice en su libro que esa necesidad social de estar todos "entusiasmados" "exitados" siempre pretendiendo que lo único importante es ser felices, nos expone a la realidad muy desprevenidos, no bregamos con el lado obscuro de la luna y no queremos media luna.
Personalmente soy una persona que siempre busca el bienestar en todo lo malo pero consciente que sufro, me entristezco y que si no me va bien es porque estoy en esw espacio de tiempo en el que luna parece escondida. Buen texto, gracias por la reflexión.
Gracias a ti por tu excelente aporte!! Creo que de eso se trata: viajar por las aguas buenas y malas, entender que se vale ser feliz y no. Saludos
Agradecida y contenta por su apoyo, @goya!! Un abrazo para todo el equipo ;)