Demasiado tarde...

in Cervantes5 years ago



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Demasiado tarde

Todo pasó sin darnos cuenta. La casita estaba casi vacía, no tenía casi muebles, era oscura y en ella había un calor sofocante. Cuando entramos, un olor nauseabundo nos golpeó el rostro, por lo que tuvimos que taparnos la nariz y la boca. Uno de mis compañeros señaló hacía una puerta abierta. Cuando nos dirigimos hacia ella, vimos en la cama el cuerpo del hombre. Solo nos persignamos en silencio y volvimos hacia el exterior de la casa.

Ya afuera, uno de mis compañeros fue hacia la ambulancia estacionada en la penumbra de la calle. Una decena de vecinos merodeaban el lugar, tratando de ver hacia adentro. Los vecinos cuchicheaban que el hombre tenía tres hijos, los cuales estaban fuera del país y que su mujer lo había dejado hacía años por un marinero que vino un día y se la llevó con él. También por los vecinos supimos que el hombre generalmente salía todas las mañanas a un trabajo que tenía en el centro, pero que tenía tres días que no lo hacía. Presumimos, entonces, que aquel era, más o menos, el tiempo que llevaba muerto.

Atravesé nuevamente el umbral de la casa y traté de mirar el entorno: el suelo sucio, la comida roída por las ratas, algún objeto que me diera indicio de los últimos días. Sobre la mesa del televisor, un vaso vacío y un plato con restos de comida era el hogar perfecto de unas moscas azules; la única silla en toda la sala tenía también restos de comida y a su lado, en el suelo sucio, un manojo de cartas viejas. En ese instante pensé que rescatar las difusas historias de una vida solitaria podía ser una tarea infructuosa. La necesidad de palabras afectivas, de un gesto amable, la vitalidad mutilada, no eran cosas que se pudieran ver en aquellos escombros de inmundicia.

Después que los otros se fueron y la ambulancia se fue dejando un eco en el aire, regresé silenciosamente a la habitación. Allí, encendí un cigarro y miré hacia todos los rincones, hacia todas partes. En mitad de la oscuridad solo se escuchaba el silencio. Miré por la ventana y desde allí solo se veían las casas con las luces apagadas. Desde allí se podía ver los vestigios del desastre y las huellas de la soledad y el agotamiento de una vida. Desde allí todos los días juntos se veían como demasiado para un solo cuerpo. Y fue entonces, cuando debí salir despavorido de la casa sabiendo que como hijo había llegado demasiado tarde.

HASTA UNA PRÓXIMA LECTURA, AMIGOS

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Historia de dolor humano profundo, aspectada de soledad y abandono, narrada con fuerza emotiva y perspectiva muy sugerente. Saludos, @nancybriti.

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Gracias por esas palabras que resumen no solo la temática del relato sino también el sentimiento querespira en él. abrazos y gracias por el apoyo, @josemalavem

Sanchi.gif

Qué emoción, amigos!! Un millón de gracias por el apoyo y el valor que le dan a mis textos. Saludos, mi querido @sancho.panza

Impactante relato @nancybriti, doloroso, como lo es el olvido de nuestros seres queridos.

Así es, amigos!! Olvidar a un ser querido, es matarlo en vida. Gracias por el apoyo y el comentario.

Muy buen relato. el transito por el dolor y el abandono coronado por un cierre punzante.Te felicito @nancybriti.

Qué gusto verlo por aquí, mi profe! Esa curva última de la vida, a veces, no la recorremos acompañados. Un abrazo


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