De un tiempo para acá pienso mucho en la muerte.
Supongo que eso se vuelve algo natural con los años.
Sí, es natural. De repente tomamos consciencia del tiempo,
de la fugacidad de la vida y de su inevitable culminación.
¡Qué incertidumbre! ¿Tú no sientes miedo al respecto?
Antes sí. Pero entendí que la muerte no es enemiga de la vida.
Al contrario, gracias a ella la vida depura sus formas.
Morir es un proceso natural y también necesario.
Con cada muerte la vida se vuelve más perfecta y sutil.
Si te hablo con franqueza, entender eso no me apacigua.
Sé que, irremediablemente, debamos despedirnos de este mundo,
pero, ya que la muerte no tiene escapatoria, entonces,
¿existirá algún método para aniquilar el miedo indescriptible?
Por supuesto que lo hay. La reflexión es la única cosa efectiva.
Cuando comprendes, trasciendes.
Si utiliza la inducción hallarás un respuesta satisfactoria.
Explícate, por favor…
Es muy sencillo. Algo que es innegable en esta vida
es la dicotomía de los opuestos. Cada cosa tiene su contraparte.
Si la vida es agitación, un breve sueño plagado de imágenes,
entonces la muerte es quietud, un eterno sueño sin sueños.
En vida, la consciencia recibirá toda clase de impulsos,
de conmociones violentas o apacibles. Lloramos, reímos,
creamos y destruimos,
y en esta secuencia creamos las condiciones para que el proceso continúe.
Entonces, por lógica, al morir somos conciencia pura, sin identidad,
un silencioso y desmesurado observarse a sí mismo.
¿Y cómo estás tan seguro de eso? ¿Tienes alguna prueba?
Sí la tengo. Nunca hablo por hablar. Solo los necios lo hacen.
No me digas que ya has muerto antes.
Eso sería hablar de rencarnación, de especulaciones metafísicas.
Nada de eso. Llegué a esta conclusión con una simple pregunta.
¿Y cuál es ese pregunta? ¡Me intriga! ¡Me interesa!
¿Recuerdas algo acerca de ti mientras no habías nacido?
Mucho antes de estar en el vientre de tu madre,
de ser una célula aun sin complemento,
o de ser algo siquiera?
No, la verdad es que no. Lo único que imagino es un silencio.
¡Ahí está la respuesta! Somos como las olas del mar.
En manos de los vientos de la vida somos un revelo de sal y espuma;
después y antes de eso, profundidad, silencio.
Pero ahora no me vayas a preguntar el porqué de la marea:
todavía no me siento a elucubrar al respecto.
Un interesante trabajo el que te has propuesto, y del cual este texto es un buen ejemplo. Dialogar acerca del sentido y trascendencia de la muerte es un propósito harto complejo y difícil, y lo haces (quizás el final es un poco fácil). Cuando te leía recordé dos libros, en esa línea, que no sé si conoces: Diálogos de Giacomo Leopardi y Diálogos con Leucó de Cesare Pavese. Saludos, @nel.alex.
Tu post ha sido votado por @celfmagazine, una iniciativa autónoma en favor del contenido de calidad sobre arte y cultura. Apóyanos con tu voto aquí para mantener y mejorar nuestra labor. Únete a nuestra comunidad
Your post has been upvoted by @celfmagazine, an autonomous initiative in favour of quality content on art and culture. Support us with your vote here to maintain and improve our work. Join our community
@celfmagazine gracias por la visita. No conozco los textos que mencionas, pero los voy a leer. ♡
Excelente, nos estaremos viendo. Si aún no lo has hecho te invito a sumarte a nuestra comunidad https://peakd.com/c/hive-111516/created
¡Guau! Qué buen diálogo e instrospección. Me gustó mucho.