Un placer saludar de nuevo a toda la comunidad de Hive, el día de hoy les traemos algo distinto a lo que hemos estado haciendo. Para los que leyeron nuestra presentación, saben que el concierto de grado de nuestro director marcó un antes y un después en nosotros. En esa oportunidad cerramos con una obra maravillosa, un poema sinfónico llamado “Genocidio”, compuesto por la maestra Modesta Bor. Algunos músicos de la orquesta no sabían quién fue Modesta Bor; otros habían escuchado sobre ella y por supuesto estaban los que sí la conocían.
Cuando se nos habló de ella, porque es necesario conocer al compositor antes de interpretar su obra, nos dimos cuenta de que era inaudito que como músicos no conociéramos sobre ella o sólo dijéramos “sí, yo he escuchado ese nombre, pero ni idea, fue una compositora ¿no?” Es por eso que hoy queremos dedicar este espacio para hablar un poco de lo que fue la vida de la maestra Modesta Bor, y aprovechar para mostrarles nuestra interpretación de su poema sinfónico, Genocidio.
Modesta Bor nace en la isla de Margarita, el 15 de junio de 1926. Sus primeras clases de solfeo las recibió en Juan Griego de la mano de Luis Manuel Gutierrez, y sus primeras clases de piano con Alicia Caraballo Reyes. Viaja a caracas en 1942 para continuar y expandir sus estudios musicales, esto lo hace en la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas. Cursa teoría y solfeo con María de Lourdes Rotundo, Piano con Elena Soriano de Arrarte, Historia de la Música y Estética con Juan Bautista Plaza, primer año de Armonía y Orquestación con Antonio Estévez y segundo año de Armonía, Contrapunto, Fuga y Composición en la cátedra del Maestro Vicente Emilio Sojo. En 1951 sufre el síndrome de Gillán Barré, que le afectó ambas piernas y ambas manos, lo que no le permitió realizar su concierto de grado y tener una carrera como intérprete, mas sí su título de maestra de piano.
Posteriormente a esto, viaja a Rusia para realizar sus estudios de postgrado en el Conservatorio Tchaikowsky. Estudia Polifonía con Sergei Skripov, Literatura Musical con Natalia Fiodorova, Orquestación con Dmitri Rogal-Lwitsky, Composición con Aram Ilich Khachaturian y Lengua Rusa con Nina Vlasova. Con esto, Modesta Bor se convirtió en la primera mujer venezolana en realizar estudios de música a nivel de postgrado en el exterior.
En 1959, con su Suite en tres movimientos para Orquesta de Cámara, obtuvo el título de Maestro Compositor, de la mano de Vicente Emilio Sojo.
Paralelo a todo esto, también realizó trabajos concernientes a la Musicología, trabajando en el Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales, como jefa del departamento de Musicología, entre los años 1948 y 1951.
Las obras musicales de Modesta Bor buscaban un lenguaje propio, contemporáneo, acorde con las tendencias de la época. En los setenta logra plasmar esto en obras como Segundo Ciclo de Romanzas para contralto y piano, El Pescador de Anclas y Regreso al Mar, ambas obras corales.
En 1970 compone una de las obras más importantes de su carrera, el poema sinfónico titulado Genocidio, en el que plantea una lucha antagónica entre un tema nacionalista y los temas extraídos de los comerciales televisivos de la época. Esta obra no ganó el premio de composición de ese año debido a su contenido político. Fue estrenada y grabada en 1971.
En la década de los setenta inicia su búsqueda de la atonalidad, desligándose de la tendencia o línea nacionalista. Lo consigue en obras como Imitación Serial para cuerdas (1974), el tríptico coral Manchas Sonoras (1975) y los siete Sarcasmos para piano (1978-80).
En 1986 viaja a Cuba, invitada por la Unión de Escritores y Artista de Cuba (UNEAC), para participar en el Primer Festival Internacional de Música Contemporánea de la Habana, donde se interpretó su Concierto para piano y orquesta.
En 1990 se va a Mérida, donde imparte par de talleres en la Escuela de Música de la Universidad de los Andes, un taller sobre Dirección de Coros Infantiles y uno de Armonía, con la finalidad de crear una cátedra estable de composición en dicha escuela.
Modesta Bor fallece en Mérida, en 1998.
Una mujer que entregó su vida a la música y que a pesar de sus problemas de salud que no le permitieron ejercer como pianista profesional, pudo reinventarse y hacer composiciones que innovaron la música en Venezuela con su estilo atonal. Comprometida a dejar un legado en la enseñanza de la composición en Venezuela, fue una mujer que sin duda hay que tener presente en la historia de la música de nuestro país y hay que interpretar sus maravillosas obras.
Aquí nuestra interpretación de Genocidio
5 de junio de 2019
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