La Guaira, Estado Vargas. Venezuela.
Ponte tu traje de baño y sumérgete conmigo en este mar de emociones! 👙🕶☂️
Mis recuerdos llegan sin orden cronológico. Es como si en un abrir y cerrar de ojos, estoy en La Guaira y al volver a pestañear, estoy en Punta Arenas, Margarita. Son siempre recuerdos de mis padres llevándonos a conocer el mar.
Echando para atrás mi cassette mental, veo la casa de tía Libia, en Adícora. De inmediato mi mente me las juega haciendo vívido el olor a mar en sus paredes, sin otro ruido que el de las gaviotas y esa suave y fresca brisa caribeña que entra por la ventana del carro, mientras recorremos la carretera, para llegar a nuestro tan ansiado destino.
Este cassette no retrocede más atrás de el día que conocí el mar, ese momento mágico donde se acaba la tierra firme y solo ves ese gigante azul desconocido e intimidante, pero decididamente hermoso.
Allí está ese océano dándote la bienvenida, con el agua cansada de ser nube y se lanza de nuevo al mar fundiéndose en sus profundidades.
La Guaira, Estado Vargas. Venezuela.
La noche desciende sobre nosotros, con la luna que aparece flotando como una enorme pelota, mientras vemos a los cangrejos entrar y salir de sus escondites. Recogemos las piedras y las conchas coloridas, como tesoros que ningún pirata tendrá jamás.
Y es que, agarrar carretera para viajar hacia las playas, es una sensación sin comparación. Una alegría embriagadora que al respirarla nos llena los pulmones de sosiego y mucha paz.
Ir a la playa es impresionante, no importa si vas cada fin de semana, la sensación es siempre la misma; su majestuosidad no nos cabe en los ojos y entre el vaivén de sus olas, se empeña en seguir desgastando las piedras para convertirlas en más arena.
En cada playa, yo siempre veo el mismo mar. Son solo distintos momentos, pero el mar siempre es el mar. En el trayecto, imagino a las sirenas o a esos delfines que nadan detrás del ferry, justo cuando a la cámara fotográfica se le terminó rollo. Ves a lo lejos un bote pesquero que se bambolea porque Neptuno está moviendo su tridente con suavidad.
La Guaira, Estado Vargas. Venezuela.
Las palmeras se tambalean de un lado a otro con el viento. Por todos lados, huele a mar, la brisa nos trae su inconfundible olor, que ante nosotros, se funde con el cielo y las nubes en el horizonte, parece que se meten al mar primero que nosotros.
Y así poco a poco mi cuerpo se relaja, en mis labios llega a dibujarse una sonrisa, porque sé que puedo darme el permiso de sonreír, de darme un descanso de tantas noches de insomnio, de la televisión, de la computadora, de la tecnología y de tanta cuidad.
Aquí estoy en medio de esa promesa que flota en mis recuerdos, de ir a la playa durante todas las vacaciones, mientras estoy sentada en el jardín de la casa, imaginando que las palomas son gaviotas, viendo las matas de cambur y deseando que se conviertan en palmeras, mientras mi hijo juega con la manguera, yo veo un mar de mentira que me recuerda a ese mar de verdad.
¿Y a ti, a qué playa se te parece la felicidad?
con la cámara de mi celular Xiaomi Redmi Note 7.
Quiero ir a la playa :(
Demasiado... muero por meterme en el mar y salir cuando ya mis dedos estén arrugados... 😭😭😭😭
lo necesito demasiado :(
Es desesperante esta situación, @sevalo13. Espero que acabe pronto y podamos hacer realidad nuestros deseos!!!
Nice clouds and see pictures, thanks for sharing!
Thank you for your comment and for stopping by.
Con el apoyo de la familia.
No conozco las playas de la Guaira, que hermosas fotos gracias y saludos desde Valencia, Venezuela.
Gracias! Ojalá puedas conocerlas!
I live near the beach myself. Just a hour on foot or so... These landscapes are very similar to ours! Very cool, ain't it?
Excelentes fotografías, saludos