¡¡Hey, buen día!!
Esta vez les traigo un análisis sobre este extraño post al cual decidí llamar: “El efecto dodo”; investigué, medite y trate de hacerlo un poco original, pero es un tema que puede ser consumido de cualquier forma, es decir: Cada quien puede hacer un análisis a su manera de este “efecto”. Por lo tanto lo que escribí es simplemente un punto de vista personal a uno de los episodios psicológicos más extraños que se puedan encontrar. Un enfoque de mi parte, bastante imaginativo.
El Dodo o dronte:
Para empezar, presento al ser que nos abrirá el camino en este post: El dodo, o científicamente conocido como Dronte. Esta ave vivía en islas del pacifico y daba una imagen bastante cómica; muchos la definían como un pavo, una gallina gigante, o una evolución terrestre de las palomas, pero este pequeño era bastante característico, diferenciándolo de otras especies de aves. Su descubrimiento fue algo bastante hablado, y genero bastante revuelo; nuestro amiguito se volvería un personaje famoso a principios del año 1600, no por su particular apariencia, tampoco por el aporte científico; sino por su inevitable extinción a pocos años del primer hallazgo de su especie.
La extinción del dodo no fue objeto de análisis después de que se supiera aquella trágica noticia; en ese tiempo se hablaban de cosas más importantes, la colonización de américa estaba en auge, y por lo tanto, la extinción de un ave en una isla a miles de kilómetros de Europa no generaba atención alguna.
No fue siglos después, con la llegada de la edad de la ilustración, que nuestro emplumado amigo volvió a ser protagonista de la historia: Las expediciones por todo el planeta, en busca de nuevas tierras, y también de saber cómo funcionaba la tierra, dieron paso a la sagaz búsqueda del dodo; exploradores, naturalistas, navegantes, gastaron tiempo y recursos en búsqueda del ave mitológica, pero solo encontraron la misma verdad, innegable y catastrófica: El dronte no existía más, y el culpable era el hombre.
Muchas fueron las teorías de la desaparición, se investigaron los vagos reportes, esqueletos encontrados, dibujos hechos por los primeros que vieron al ave; y todas las señales indicaban al hombre como destructor de la especie. Un enfoque resumido sobre la desaparición, era que el dodo fue altamente “Estúpido”, por otro lado su carne y plumas eran apreciadas por los colonizadores, si eso es sumado, el producto es la extinción. Aquí es donde empiezo con mi análisis, una combinación de la condición humana con la extinción del dodo:
“Como su habitad era muy pacifico, no tenía miedo a otras cosas; llego el hombre y no le conocía, el hombre se paraba a su lado y este no hacía nada, solo un golpe de gracia bastaba para matar a ese inocente animal, su poca acción lo llevo a su fin, a una extinción apresurada, a ser un mito.”
Como seres humanos, tenemos habilidades que otras especies no tienen, la más importante es la mente, como nuestro motor, el diseñador de todas las proezas humanas, es algo que muchos dudan, y que niegan, pero somos simples contenedores de chispas, y el cerebro es el que organiza esas chispas, para transformarlas en acciones.
Con el paso del tiempo, nuestro desarrollo fabrico nuestros propios límites, y solo nosotros podemos superarlos—Aunque difícilmente se pueda— Sería un insulto al cerebro, ser comparado un poco con el dodo, pero desde mi punto de vista, nos parecemos mucho si hablamos de algo que ha atormentado al humano desde hace mucho:
¿Qué es lo bueno, y que es lo malo?
“El hombre es malo por naturaleza, a menos que le precisen ser bueno...” Maquiavelo.
Imagino que muchos de nosotros nos encontramos en la situación de no tomar una decisión por no saber si será buena o mala, es algo común, también lo es: “Discernir” saber lo que es bueno, y lo que no es. En la practica el hombre es malo, solo su existencia, y la manera en como sobrevive nos perjudica. Bíblicamente somos pecadores, científicamente nos destruimos a nosotros mismos. En la teoria, no creemos falsas ideas.
Obviamente nacemos sin saber esto, la vida es la educación, nuestros padres maestros, las personalidades que se conocerán por los años serán medios de estudio, y al final nosotros mismos somos nuestros mentores, para luego pasar ese conocimiento al futuro. En ese proceso de crecimiento, no sabremos discernir siempre, ya que ese poder no se puede aprender al 100%, son las enseñanzas de nuestros padres las que nos hacen comprender parte de las decisiones que debemos tomar, Ciertas veces eso no nos cohíbe de encontrarnos en situaciones desventajosas.
Se ha combrobado que hay personas que pueden nacer con la mente de un psicopata, pero se educacion evita que este se transforme en ese modelos tan aterrador.
Esto no es un post en contra los padres, la realidad es que hay padres que crian a sus hijos de una manera ejemplar, preparandolos para que ellos inicien su ciclo, mientras que hay otros que son geniales, amorosos, pero cuando callan algunas cosas necesarias para el niño, se vuelve un promela en un futuro. Esta es una comparación personal del comportamiento de algunas personas con la triste extinción de un pájaro. Nos parecemos en cierta medida al ave: El dodo se acostumbró a su vida pacifica, no conocía la maldad; por lo tanto muchos son así: cuando nos liberamos al mundo, nos encontramos que es enorme y hermoso, pero llega el hombre, y de alguna manera nos hace cambiar de opinión poco a poco. El “Hombre” podemos definirlo de esta manera: las leyes humanas que de alguna forma comprimen al mismo ser humano, que en vez de ayudarlo, lo apalean.
Ya sea por determinada circunstancia: burlas, indiferencia, odio sin sentido, la vida moderna, los celos, la pobreza, o la creencia de que no hay oportunidades; nos convertimos en dodos, y algunos lamentablemente; sin reacción. De niños crecemos con un ideal: —viviré una adolescencia divertida, y de joven tendré una casa, familia, etc. —, no somos capaces de discernir la verdad de una vida que no se nos explica bien; somos dodos sueltos en la gran ciudad, creemos que todo ira de maravilla, pero una energía externa nos extingue poco a poco, no encontramos soluciones, no hay movimiento, y cuando se puede hacer algo, a veces no funciona.
Conocemos personas buenas, y malas; muchos no quieren conocer a mas nadie por creencia de que serán heridos; están los que se ahogan en un desamor, porque aceptaban en un principio que sería para toda la vida, algo lindo, algo bueno; llega la depresión, los altibajos, las crisis existenciales; el cazador que nos mata por nuestra carne y plumas. Llega esa pregunta:
¿Qué hago?
No podemos ir debajo de la falda de mamá siempre que nos asustemos de algo mínimo—esto en caso de lo jóvenes—, muchos pasan sus dolores ellos mismos, pero esas heridas los cambian. Aquellos que se encuentran en duda, planean muchas cosas, muchos proyectos, buscan oportunidades de vida, y en algún momento encuentran la tan ansiada oportunidad. El dodo no podía volar, era pacifico, inocente, y eso lo llevo a su destrucción; nosotros somos humanos, podemos pensar soluciones a nuestros problemas. En algún momento, saldremos de esa isla, dejaremos de ser cazados, y viviremos nuestra vida bajo nuestros estándares—conscientemente— siendo felices, solidarios.
Si te sientes un dodo, no te dejes exterminar por el hambre de los demás, eres un ser único y capaz de muchas cosas.
Lo más maduros no escapan de este efecto, o ya salieron de allí, dejaron de ser drontes, y se volvieron pájaros con grandes alas que vuelan por sobre los acontecimientos reveladores de la vida—o quizás no— pero son ellos los que dan ejemplo, son lo que pueden moldear a un joven, enseñarle a tomar decisiones sabias pero siempre dejando saber que él debe tomarlo a su manera—como seres independientes que somos— Yo podría crear un dialogo de fábula:
“El pequeño dronte no sabía qué hacer en esa isla, además de solo comer y dormir, él quería ser diferente. En su ayuda llego la gaviota y le dijo: — ¡Ven, sígueme! Yo te enseñare a volar."
Para finalizar: Podemos superar los problemas, buscar las soluciones, pero nunca es recomendable hacerlo solo, la ayuda de los demas se vuelve necesaria, el apoyo. Nunca faltara el amigo que diga: —Esa persona que anda contigo no me gusta para ti, por estas cosas— es como un padre postizo. Por otro lado, no digo que sigas esto al pie de letra: ¡Puedes hacer lo que se te pegue la gana!, pero un apoyo debes en cuando no es malo.
No tiene mucho sentido, pero esto se los dice un dodo en una isla, que esta intentando aprender a volar por si mismo.
Gracias por leerme ;)
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STOPBastante interesanre esta analogía que nos lleva a una gran reflexión.
Gracias por compartir, fue una lectura agradable.