La gota fría no avisa, no perdona y descarga con toda su fuerza sin mirar dónde ni lo que hay debajo. Pero, si hay algo bueno, lo único seguramente, es que llega rápido, pero se va igual de rápido.
Esta última llegó rápido, muy rápido, aunque tardó más de lo que hubiera gustado en irse. Pero se fue.
Hoy... amago de vuelta. Cuando las predicciones decían que el agua se iba hacia el norte, parece que no quería irse y, hace un ratito, ha vuelto a descargar. Muchísima agua, pero solo, y por suerte, durante veinte minutos.
Llovía sobre mojado, pero no ha sido suficiente como para volver a hacer daño. En fin, hasta la próxima.