Muy pocas veces la vida nos da segundas oportunidades, una segunda prueba para hacer lo correcto, pero metemos la pata creyendo que habrá una tercera. Nuestra terquedad llega a limites que impertinentemente conocemos y sabiendo eso, cometemos el mismo error una y otra vez.
A veces necesitamos solo dejar de pensar en si vamos o no a hacer algo bien, incluso si mal, y solo hacerlo sin arrepentirlos y sin mortificarnos. La cosa que hoy te haga sufrir, mañana te hará fuerte.
Son tus errores y de nadie más, eres capaz de hacer que tus errores se vuelvan con esfuerzo tus triunfos.
Escribí esto cuando tenia como quince años, inexperta, inmadura, y con el pensamiento de que todo en la vida me estaba saliendo mal. Si miro hacia atrás hoy en día lo único que mi mente repite es:
"¿Te diste cuenta donde estás parada? No estas en el mismo lugar que en ese entonces, surgiste, hiciste lo que quisiste, te equivocaste y aprendiste a no volver a cometer ese mismo error, no te ha ido mal, te ha ido como debería y será mejor"
Les juro, me he equivocado tantas veces a propósito por creer que tendré una nueva oportunidad de arreglarlo que a veces pienso que mi nivel de estupidez no tiene limite, pero, así somos, hay quienes tienen miedo a equivocarse y estamos los que nos equivocamos por deporte ¿La ventaja? Jamás vamos a repetir el mismo error dos veces, nunca.
Jamás te conformes porque los seres humanos estamos hechos para aprender, evolucionar y soñar en grande. Equivócate, si, pero procura no meter la pata dos veces, procura también no creer que habrá una segunda o tercera oportunidad, equivócate y remédialo; pero no metas la pata en el mismo hoyo dos veces.