Saludos, amigos de HIVE, en espera de mejor suerte para este relato que les presento hoy. Saludos
Luego, le tocó caminar muchos kilómetros de sol y ansiedad. Va dejando rastros con historias de su cerril seguimiento al milico felón. Se ven unas huellas dejadas a su paso, de las suelas arrastrándose en el polvo, y se le oye el gutural sonido de sus decepciones. -"No soy de aquí, ni soy de allá-". Quien cantó eso fue un bohemio en su propia tierra. Entre tarareos, se lo dice así mismo. Continúa con su monólogo en queja mayor:"a mi, que se me ocurre tararearlo, ahora mismo, un despatriado es lo que soy. Días caminando. Canta y se habla, canta y se habla. Así anda este venturero, discurriendo entre sol y tierra, probando llegar a otro campo, a ver si deja de ser su vida un flay al cuadro. Decide jugársela afuera. Cuánto trecho de mundo imaginado en este largo periplo. Para él no hay Ítaca, nadie lo espera de vuelta. Entre tantas, le vino a la memoria la clase de La Odisea con el profe aquel, por un momento se sintió héroe, pero -nada que ver-, se dijo.
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Siguía caminando en la dirección que la trocha le indicaba. Horas que el autobús los había echado. Tuvo que seguir, aun exhausto. Sintió su consuelo: no iba solo. Muchedumbres caminaban en fila junto a él. Un país, donde bien puede decirse con las mismas palabras de El Quijote: aquí fue Troya, los expulsa.