¡Hola, amigos! Hoy me acerco a este maravilloso espacio para compartirles otro de mis poemas. Esta vez pertenece a un poemario que se llama Espectador omnisciente. Espero que lo disfruten.
que para evitarnos mordeduras en la mano,
lo mejor es ayudar a que cada quien se ayude,
que si nos creernos columna, solo recibiremos peso,
y que hacer de pedestal es un atentado a nuestra gloria.
Aprendí que no hace falta provocar al bárbaro
para ser blanco de su ceguera,
y que aquel que reparte no siempre comerá más pastel,
al contrario, con demasiada frecuencia
tendrá que conformarse con chuparse los dedos.
Aprendí que el que mucho espera
probablemente se quedará esperando,
que si apresuras la corola terminas matando a la fragancia,
que aquel que ama de más está condenado al suplicio,
y que el truco para que todo vínculo florezca
está en guardar un pequeña distancia;
en hacernos extrañar para necesitar el contacto.
Aprendí que la medida del bien y del mal se llama perspectiva,
que la meta no es la cúspide, sino el trayecto,
que no todo lo bello es verdadero,
y que por ende, no todo lo verdadero es bello.
Aprendí que de vez en cuando es justo que seamos crueles,
y otras veces es un crimen que seamos indulgentes,
que es provechos tener muchas amistades,
pero que es indispensable, al menos, tener un enemigo,
que los ganadores son agradecidos inconformes
y que morimos en vida cuando dejamos de asombrarnos.
Aprendí que Dios es la consecuencia directa de amor,
que Sócrates siempre ha estado en lo correcto:
somos indiscutiblemente ignorantes, y por esa razón,
el pecado original es dejar a un lado las preguntas
(al menos hasta que descubras que el silencio es la única respuesta),
que no existe mal que por bien no venga,
así como no hay bien que a la larga no pueda envenenarnos.
Aprendí que la opinión ajena solo engendra laberintos,
que el suceso más edificante es equivocarnos,
y que la misión de cada hombre sobre este malogrado planeta,
es velar por el bienestar propio,
es aprender a ser felices, no perfectos.
Pero en especial, aprendí que hay que ser uno mismo,
en todas partes, en todo tiempo, y bajo cualquier circunstancia,
y que es la poesía, y no el hombre, la medida de todas las cosas.
¡Felicitaciones!
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STOPMe gustan las cosas que aprendiste; leyéndote, como dicen en Gestal, me di cuenta. Saludos
@yonnydavid, gracias por tomarte el tiempo de leerme. Un abrazo!