In these days of chaos that we live in Cuba where electricity has become a luxury and cooking with firewood or coal is our new routine, learning to enjoy the simple becomes an invaluable ability.We do my family and I not to lose smile.
Taking children into the park becomes a small escape, a shelter where laughter and game move sorrows and concerns.Observing our little run and play, free from the loads that overwhelm us, is a reminiscent of child resilience.Sometimes, we simply sit on a bank, letting their laughs flood the air and dissipate the negative energy that surrounds us.At that time, problems seem to melt, even temporarily.
Other times, we chose to join them in their games.Jumping on the swings, playing ball reconnects us with our own childhood.We remind ourselves that, despite the difficulties, there is room for fun and joy.In every sunbeam that shines in the park, in each smile of a child, we find reasons to move forward.Sometimes we become children to transform disaster in moments of happiness is not only a way of surviving, but a celebration of life in its purest form.
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VERSION EN ESPAÑOL
El Arte de supervivencia
En estos días de caos que vivimos en Cuba donde la electricidad se ha vuelto un lujo y cocinar con leña o carbón es nuestra nueva rutina, aprender a disfrutar de lo simple se transforma en una habilidad invaluable. Eso hacemos mi familia y yo para no perder la sonrisa.
Llevar a los niños al parque se convierte en una pequeña escapatoria, un refugio donde la risa y el juego desplazan tristezas y preocupaciones. Observar a nuestros pequeños correr y jugar, libres de las cargas que nos abruman, es un recordatorio de la resiliencia infantil. A veces, simplemente nos sentamos en un banco, dejando que sus risas inunden el aire y disipen la energía negativa que nos rodea. En esos momentos, los problemas parecen derretirse, aunque sea temporalmente.
Otras veces, elegimos unirnos a ellos en sus juegos. Saltar en los columpios, jugar a la pelota nos reconecta con nuestra propia infancia. Nos recordamos que, a pesar de las dificultades, hay espacio para la diversión y la alegría. En cada rayo de sol que brilla en el parque, en cada sonrisa de un niño, encontramos razones para seguir adelante. A veces nos hacemos como niños para transformar el desastre en momentos de felicidad no solo es una forma de sobrevivir, sino una celebración de la vida en su forma más pura.
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Que la niñez no les abandone!
Que así sea
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