Fuente by Los Muertos Crew
Había una vez una muchacha llamada Ana, quien vivía en un pequeño pueblo en el estado de Lara, Venezuela. Ana era una joven muy trabajadora y emprendedora, siempre buscando formas de ganar dinero y ayudar a su familia. Un día, mientras preparaba la cena con su mamá, se le ocurrió la idea de vender empanadas.
Ana sabía que en su pueblo, a la gente le encantaba comer empanadas, especialmente las empanadas de pollo, carne y queso. Además, ella había aprendido a hacer empanadas desde pequeña gracias a su abuela, quien le enseñó todos los secretos de la masa y el relleno.
Decidida a iniciar su propio negocio de venta de empanadas, Ana se levantó temprano al día siguiente y se dirigió al mercado para comprar los ingredientes que necesitaba. Con mucho esfuerzo, compró harina de maíz, carne, pollo, queso y todos los demás ingredientes necesarios para hacer las empanadas.
Ana comenzó a preparar las empanadas en su casa, y pronto el delicioso aroma de la masa y el relleno se extendió por toda la casa. Mientras tanto, Ana también se encargó de diseñar su propio logotipo y sus propias bolsas de papel para empacar las empanadas. Todo estaba listo para su sencilla apertura.
Al día siguiente, Ana se despertó temprano para comenzar a armar, freír y vender sus empanadas. Empacó las empanadas en sus bolsas personalizadas y se dirigió al mercado, donde había mucho tráfico de personas y comerciantes.
Fuente by Los Muertos Crew
Al principio, no fue fácil. La gente no conocía a Ana ni sus empanadas, y muchos simplemente pasaban de largo sin detenerse. Sin embargo, Ana no se rindió. Siguio sonriendo y ofreciendo muestras de sus empanadas a los que pasaban por su puesto. Poco a poco, las personas comenzaron a probar sus empanadas y a descubrir que eran deliciosas.
El negocio de Ana empezó a crecer. Cada vez vendía más empanadas y la gente comenzó a hacer fila para comprarlas. Ana se sintió muy feliz y agradecida por el apoyo que estaba recibiendo.
Sin embargo, no todo era fácil para Ana. A medida que su negocio crecía, también aumentaba la demanda y ella tenía que trabajar más horas para cumplir con todos los pedidos. A veces, se quedaba hasta altas horas de la noche preparando la masa y el relleno para el día siguiente.
También hubo momentos en los que las cosas no salieron bien. Una vez, por ejemplo, Ana quemó la masa y no pudo hacer las empanadas para el día siguiente. Estaba aterrorizada por decepcionar a sus clientes, pero no se dio por vencida. En lugar de rendirse, decidió ponerse manos a la obra y comenzar a preparar la masa y el relleno desde cero, lo que significaba que tendría que trabajar toda la noche. Pero para ella, sus clientes eran lo más importante.
Fuente by Los Muertos Crew
Un día, Ana también tuvo problemas con su proveedor de carne. La carne que le habían entregado estaba en mal estado y no podía usarla. Ella estaba desesperada, pues estaba confiada de que la carne saldría buena, luego de respirar profundo en lugar de dejar que eso afectara su negocio, Ana decidió hacer lo que hiciera falta para conseguir la carne fresca que necesitaba. Así que salió a buscar a un nuevo proveedor de carne, y después de mucho buscar, finalmente encontró uno que ofrecía la calidad que necesitaba a un precio justo.
A pesar de las dificultades, Ana siguió adelante con su negocio, y pronto se convirtió en uno de los proveedores más populares de empanadas en el mercado. La gente se refería a ella como "La reina de las empanadas" y su puesto siempre estaba lleno de clientes. Con el tiempo, Ana decidió expandir su pequeño emprendimiento y comenzó a ofrecer más variedades de empanadas, como las de pescado y vegetales para quienes no comían carnes. También comenzó a vender otros productos como jugos naturales y postres. Con el apoyo de su familia y su comunidad, Ana logró hacer crecer su pequeño emprendimiento hasta convertirse en un negocio grande.
Sin embargo, Ana nunca perdió de vista su humildad y siempre mantuvo una actitud positiva y agradecida. Siempre se tomaba el tiempo para hablar con sus clientes y preguntarles cómo estaban y si les gustaba su comida. Y siempre se aseguraba de mantener la calidad de sus productos y el buen servicio al cliente. Daba de sí misma lo mejor y fue gracias a eso que tuvo buenos resultados y se hizo un buen nombre.
Espero que esta historia les sirva a ustedes y también a nosotros, a no desistir de nuestras metas, cuando nos proponemos algo, es importante que como Ana luchemos para conseguirlo y no nos desanimememos si no salen bien las cosas a la primera, si recordamos esto estaremos contentos y disfrutaremos el trabajo, espero que les haya gustado la historia, se despiden con cariño sus amigos @liliayjuvenal.
Fuente by Los Muertos Crew
Once upon a time there was a girl named Ana, who lived in a small town in the state of Lara, Venezuela. Ana was a hardworking and enterprising young woman, always looking for ways to earn money and help her family. One day, while preparing dinner with her mother, she came up with the idea of selling empanadas.
Ana knew that in her town, people loved to eat empanadas, especially chicken, meat and cheese empanadas. In addition, she had learned to make empanadas since she was a little girl thanks to her grandmother, who taught her all the secrets of dough and filling.
Determined to start her own business selling empanadas, Ana got up early the next day and went to the market to buy the ingredients she needed. With much effort, she bought corn flour, meat, chicken, cheese and all the other ingredients needed to make the empanadas.
Ana began preparing the empanadas at home, and soon the delicious aroma of the dough and filling spread throughout the house. Meanwhile, Ana also took it upon herself to design her own logo and her own paper bags to package the empanadas. Everything was ready for their simple opening.
The next day, Ana woke up early to start assembling, frying and selling her empanadas. She packed the empanadas in her customized bags and headed to the market, where there was a lot of foot traffic and merchants.
Fuente by Los Muertos Crew
At first, it was not easy. People didn't know Ana or her empanadas, and many simply walked by without stopping. However, Ana did not give up. She kept smiling and offering samples of her empanadas to those who passed by her stand. Little by little, people began to try her empanadas and discover that they were delicious.
Ana's business began to grow. She sold more and more empanadas and people began to line up to buy them. Ana felt very happy and grateful for the support she was receiving.
However, not everything was easy for Ana. As her business grew, so did the demand and she had to work longer hours to fill all the orders. Sometimes, she would stay late into the night preparing the dough and filling for the next day.
There were also times when things did not go well. Once, for example, Ana burned the dough and couldn't make the empanadas for the next day. She was terrified of disappointing her customers, but she didn't give up. Instead of giving up, she decided to get to work and start making the dough and filling from scratch, which meant she would have to work all night. But for her, her customers were the most important thing.
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One day, Ana also had problems with her meat supplier. The meat they had delivered was in bad shape and she couldn't use it. She was desperate, because she was confident that the meat would be good. After taking a deep breath instead of letting it affect her business, Ana decided to do whatever it took to get the fresh meat she needed. So she went out looking for a new meat supplier, and after much searching, she finally found one that offered the quality she needed at a fair price.
Despite the difficulties, Ana went ahead with her business, and soon became one of the most popular suppliers of empanadas in the market. People referred to her as "The Queen of Empanadas" and her stand was always full of customers. Eventually, Ana decided to expand her small business and began offering more varieties of empanadas, such as fish and vegetable empanadas for non-meat eaters. She also started selling other products such as natural juices and desserts. With the support of her family and community, Ana was able to grow her small business into a large enterprise.
However, Ana never lost sight of her humility and always maintained a positive and grateful attitude. She always took the time to talk to her customers and ask them how they were doing and if they liked their food. And she always made sure to maintain the quality of her products and good customer service. She gave her best and it was because of that that she had good results and made a good name for herself.
I hope this story helps you and also us, not to give up our goals, when we propose something, it is important that as Ana we fight to achieve it and not get discouraged if things do not go well the first time, if we remember this we will be happy and enjoy the work, I hope you liked the story, goodbye with love your friends @liliayjuvenal.
Buenas noches @liliayjuvenal una hermosa historia de esfuerzo y persistencia para lograr los que se quiere, sin dejar de lado el amor con que se hace y esa atención al cliente que marca las diferencias y preferencias.
Gracias por aportar al crecimiento de los emprendedores a través de historias, como dicen: nadie se resiste a una historia bien contada.
Saludos.
Saludos
@tipu curate 3
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