En uno de mis artículos anteriores conversaba sobre la normalización de lo incorrecto. En esta ocasión quiero llevarlo al ámbito del emprendimiento y el marketing digital, donde este fenómeno se manifiesta de formas sutiles, pero profundamente perjudiciales.
Autosabotaje empresarial
A medida que nos adentramos en el vertiginoso mundo de los negocios online, la presión por destacar, competir y sobrevivir puede llevarnos a adoptar prácticas que, aunque inicialmente parezcan inofensivas o incluso ventajosas, a largo plazo se convierten en veneno para nuestros negocios y nuestra relación con los clientes.
La obsesión por los números
Uno de los ejemplos más claros de esta normalización es la obsesión por los números en las redes sociales: seguidores, likes, y visualizaciones. En la búsqueda de validación y visibilidad, es fácil caer en la trampa de comprar seguidores o recurrir a técnicas de engagement artificiales.
Lo que empezó como una estrategia para parecer más atractivos ante potenciales clientes y socios, se convierte en un espejismo que nos aleja de la esencia del marketing digital: construir relaciones auténticas y ofrecer valor real.
El spam y la saturación publicitaria
En nuestro afán por captar la atención, bombardeamos a nuestros potenciales clientes con mensajes constantes y a veces intrusivos.
Lo que podría llamarse persistencia, realmente puede erosionar la confianza y la percepción positiva hacia nuestra marca. Por eso es importante recordar que la comunicación efectiva se basa en el respeto y la relevancia, no en la insistencia.
El uso irresponsable de datos
La era digital nos ha dado acceso a una cantidad sin precedentes de datos sobre nuestros clientes, pero con gran poder viene una gran responsabilidad.
La normalización de prácticas cuestionables en el manejo de datos personales, desde la recopilación sin consentimiento hasta la falta de transparencia en su uso, socava la confianza y puede tener consecuencias legales y reputacionales graves para nuestro negocio.
Promesas vacías y expectativas irreales
En el marketing muchas veces la presión por destacar puede llevarnos a hacer promesas exageradas o a crear expectativas poco realistas.
Un ejemplo de eso es una de las campañas de Quaker, la marca de avena. En los años 50, enviaban en sus cajas de Quaker Oats un título de tierra de 2cm; la campaña por supuesto acabó las existencias. Pero, cuando los compradores se dieron cuenta de que las propiedades no eran reales, las ventas cayeron desastrosamente.
🚨Cuando la normalidad se convierte en prometer el cielo para luego entregar algo que apenas roza la estratosfera, no solo decepcionamos a nuestros clientes, sino que cavamos la tumba de nuestra credibilidad.
Soluciones prácticas
Como emprendedores, es crucial que reflexionemos sobre nuestras prácticas y las alineemos con valores éticos y sostenibles. Esto significa:
- Priorizar la autenticidad sobre la apariencia, enfocándonos en construir una comunidad genuina en lugar de una audiencia inflada artificialmente.
- Comunicar con transparencia y respeto, evitando el bombardeo publicitario y optando por mensajes relevantes y valiosos para nuestra audiencia.
- Manejar los datos de nuestros clientes con el mayor cuidado, garantizando su privacidad y usándolos de manera responsable para crear experiencias significativas.
- Ser honestos en nuestro marketing, asegurándonos de que nuestras promesas reflejen la realidad de lo que podemos ofrecer.
Al final del día, la normalización de lo incorrecto en nuestro emprendimiento y marketing digital no solo afecta negativamente a nuestros clientes y a la percepción de nuestra marca, sino que también nos impide construir negocios auténticamente exitosos y sostenibles.
La verdadera innovación y crecimiento provienen de un compromiso con la integridad y la excelencia, no de atajos éticamente cuestionables.
Es hora de redefinir nuestra "normalidad" y construir negocios que no solo prosperen económicamente, sino que también enriquezcan nuestra comunidad y mantengan nuestra conciencia tranquila.
Buenas noches @yaroschain, gracias por compartir contenido de valor.
Ciertamente, cada día se normalizan prácticas que no benefician al emprendedor. De todas las que señalas, la que más rechazo es la de El spam y la saturación publicitaria, a tal punto que puedo ver un material que me interesa y pasarlo por alto para no dar mi correo, pues la experiencia es que luego te envían tanto material no solicitado que resulta molesto.