hello!
Today, I bring you the story of a truly remarkable woman—someone so important in my life that I can confidently say she played a fundamental role in my upbringing. My neighbor, Yolanda, is a resilient woman who not only raised her own daughter on her own but, in many ways, also helped raise me. When my mother and grandmother were busy working, it was Yolanda who took care of me.
Hoy les traigo la historia de una mujer realmente extraordinaria, alguien tan importante en mi vida que puedo decir con seguridad que fue parte fundamental de mi crianza. Mi vecina Yolanda es una mujer fuerte que no solo crió sola a su hija, sino que, en muchos sentidos, también me ayudó a crecer. Cuando mi madre y mi abuela estaban ocupadas trabajando, era Yolanda quien se encargaba de cuidarme.
I’ve always known her as "old," though I couldn’t really tell you her exact age. What I do know is that she’s around 80 years old now. Despite everything, she continues to fight. After surviving a second stroke, she is now bedridden, with limited speech and partial paralysis on one side of her body. But every time I visit her, she greets me with the most enthusiastic "Hello!" as if nothing could dim her spirit.
Siempre la he conocido como “vieja," aunque no podría decirles con exactitud cuántos años tiene. Lo que sí sé es que ronda los 80. A pesar de todo, sigue luchando. Después de sobrevivir a un segundo ACV, ahora está postrada en cama, con dificultad para hablar y medio cuerpo paralizado. Pero cada vez que la visito, me recibe con un “¡Hola!” efusivo, como si nada pudiera apagar su espíritu.
Yolanda is more than just a neighbor; she’s a second grandmother to me, a symbol of unwavering love and strength. Her life is a testament to the power of perseverance and the beauty of selfless care.
Yolanda es más que una vecina; es una segunda Abuela para mí, un símbolo de amor y fortaleza inquebrantable. Su vida es un testimonio del poder de la perseverancia y la belleza del cuidado desinteresado.
Photographer: Arturo Nahmens