El día sábado pasado celebré un año más de vida, un día que siempre me llena de alegría y reflexión. Sin embargo, en este cumpleaños, mi corazón late con más fuerza por la persona que realmente brilla en mi vida: mi hija. Ella es, sin duda, la protagonista de mi historia, la princesa más linda que mis ojos han visto y el amor más puro que he sentido.
Cada año, cuando llega este día especial, me encanta revivir el ritual de cantar "Feliz Cumpleaños". La melodía resuena en el aire, y en ese instante mágico, todo se detiene. Mis pensamientos se centran en ella, en su sonrisa radiante y en la luz que irradia. Soplar la vela es un momento lleno de emoción; es como si el tiempo se congelara y el mundo se llenara de esperanza.
Pedir un deseo en este día es un acto que realizo con fervor. Cierro los ojos y, en mi mente, visualizo todo lo que anhelo para nosotros: salud, amor, felicidad y, sobre todo, que siempre podamos compartir estos momentos juntos. Quiero que este ritual perdure en el tiempo, que cada cumpleaños sea una celebración de la vida, del amor y de los sueños que compartimos.
Así que allí estaba, celebrando no solo mi cumpleaños, sino la bendición de tener a mi hija a mi lado. Ella es el motor de mis días, la razón detrás de cada sonrisa y el deseo más hermoso que he podido pedir. Que siempre sea así, que cada año, al soplar las velas, podamos seguir soñando juntos. ¡Feliz cumpleaños a mí y, sobre todo, a nuestra mágica conexión!
English:
Last Saturday I celebrated another year of life, a day that always fills me with joy and reflection. However, on this birthday, my heart beats stronger for the person who really shines in my life: my daughter. She is, without a doubt, the protagonist of my story, the prettiest princess my eyes have ever seen and the purest love I have ever felt.
Every year, when this special day arrives, I love to relive the ritual of singing "Happy Birthday". The melody resounds in the air, and in that magical instant, everything stops. My thoughts are focused on her, on her radiant smile and the light she radiates. Blowing out the candle is a moment filled with emotion; it is as if time is frozen and the world is filled with hope.
Making a wish on this day is an act I perform with fervor. I close my eyes and, in my mind, I visualize everything I wish for us: health, love, happiness and, above all, that we can always share these moments together. I want this ritual to last over time, for each birthday to be a celebration of life, love and the dreams we share.
So there I was, celebrating not only my birthday, but the blessing of having my daughter by my side. She is the engine of my days, the reason behind every smile and the most beautiful wish I could ever make. May it always be like this, that every year, as we blow out the candles, we can continue to dream together. Happy birthday to me and, most of all, to our magical connection!
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