Una vez una persona me dijo algo y no entendía en ese momento a qué se refería. Me dijo: “Las emociones son como olas, no podemos detenerlas, pero podemos aprender a surfearlas”. Pero en el transcurso de que fui creciendo, me di cuenta de que tenía razón. Los seres humanos somos una bomba de sentimientos que nos cuesta controlar y que puede afectarnos totalmente. Aunque soy una chica joven, me di cuenta de que cuando eres adolescente, las emociones y sensaciones se sienten a flor de piel. Todo es como una película. A veces siento que mi vida es una serie y quiero reírme, ya que a veces es algo tan cliché, pero no es divertido como me gustaría.
Últimamente me di cuenta de que las emociones y sentimientos negativos pueden reinar en mí y es súper difícil controlarlo todo. Mi cerebro pareciera que está para cumplir las órdenes de mi corazón. Soy una persona muy cerrada; me cuesta expresar mis sentimientos y emociones, incluso hacia las personas que más amo y las más cercanas. Simplemente me cuesta mucho y no sé identificarme o conectar con muchas personas, y eso hace que muchos digan que no tengo sentimientos. Claro que los tengo, todos los tenemos. Solo aprendí a cuidarlos, a que no todo el tiempo uno puede estar expresando, a no dar más de lo que recibes porque, aunque sea mentira, duele. Pero duele aún más saber que lo diste todo y no fue suficiente. 
Los sentimientos pueden llenarnos de cosas buenas, pero también de pensamientos y emociones negativas porque simplemente la vida es un balance donde no puede ser mucho ni tan poco, simplemente se necesita neutralidad. Por eso la frase “Las emociones son como olas, no podemos detenerlas, pero podemos aprender a surfearlas” es perfecta, porque sinceramente, aunque queramos controlarlas, es difícil. Pero sí podemos aprender a aceptarlas y saber cómo manejarlas.Yo aprendí a guardarme a veces lo que siento y expresarlo a las personas que amo y se lo merecen. Recuerden algo: no todos se merecen esa parte de ti que estuviste dispuesto a entregar en algún momento o punto de tu vida. A veces uno tiene que saber discernir; te ayuda a que todo sea más fácil, llevadero y menos doloroso.
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