La palabra es un regalo poderoso que poseemos como seres humanos y que se convierte en un recurso tan necesario que fue evolucionando de diferentes formas: oral, escrito, señas, incluso en tiempos remotos los jeroglíficos eran una herramienta de comunicación, por lo que la palabra desde tiempos inmemoriales, se ha reconocido su capacidad para construir realidades y transformar vidas.
Al conversar sobre este aspecto es imposible no mencionar La historia de la Torre de Babel que se relaciona con uno de los temas más universales del relato mítico fundacional, porque a través de ella se puede apreciar lo vital de poder comunicarse. En el relato de la Torre de Babel, del libro del Génesis en el Antiguo Testamento, Dios «castiga» a la humanidad por su arrogancia y hostilidad exponiendo al hombre a gran variedad de lenguas, tal como lo cita: Génesis 11:4, 9 Antiguo Testamento:
4.Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, no sea que seamos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
9.Por eso fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.
EL ORIGEN DE LAS PALABRAS
A partir de la historia de Babel podemos comprender lo importante que es la comunicacion sobre todo cuando existe el deseo de hacer cosas para lograr un objetivo comun.
Entonces podemos afirmar que una humanidad incapaz de comunicarse sería una puerta a la destrucción porque nuestra palabras pueden materializar acciones y emociones logrando tocar espiritualmente a quiénes nos rodean.
Cada palabra lleva consigo un peso, porque con solo una palabra, se pueden generar esperanzas, desilusiones, amor o odio, por eso muchas veces decimos el famoso refran: Las palabras se las lleva el viento, por tanto las personas olvidaran lo que dijiste pero no lo que sintieron.
Las palabras tienen el poder de construir, pero también de destruir y asi como torre de Babel quedo inconclusa porque las palabras no siguieron fluyendo asi mismo sucede en nuestras relaciones cotidianas en el mundo actual, porque nuestra oratoria se ve amenazada por la falta de una comunicación efectiva y auténtica, a veces decimos frases que no vienen de nuestro corazon y que la mayoria de las veces vienen engendradas de oscuros sentimientos e incluso del interés.
“A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada. Winston Churchill, estadista británico.”
A veces es tan dificil comprender cuando debemos callar e incluso tener la creencia que si nos quedamos en silencio habremos perdido la batalla en una conversación, pero esta frase nos recalca que cada frase es un instrumento de para mantener buenas relaciones, sobre todo en un mundo que se moviliza desde lo emocional y realmente este aspecto esta en crisis.
Al hablar de las palabras, se vuelve necesario reflexionar sobre dos aspectos demarcados como lo son el favor y la ofenza, ya que, ambos son dos caras de una misma moneda en nuestras relaciones interpersonales, a diario estas se encuentran desproporcionadas, porque tienden a dejar una huella profunda en nuestra memoria emocional y por eso una palabra hiriente se graba y solo el tiempo sera su sanador, pero cuando de favores se trata esos gestos bondadosos sin espera, generalmente se desvanecen tan rapido como la sal en el agua y su recuerdo es casi nulo.
Reflexionar sobre esta realidad nos insta a valorar aún más los actos de generosidad que no traen una factura consigo, pero que nos invita ha ser conscientes de cómo nuestras palabras pueden impactar a otros, fomentando una cultura de empatía y gratitud, sin que este sea motivo, para sacar en cara aquello que sin interés hemos hecho por otros o quizás haberlo recibido.
Aunque las ofensas se asientan en nuestra memoria, reverberando con el dolor que causan, mientras que los favores no son el menú del día, cambiar nuestra forma de comprender y valorar un favor ayuda a cultivar más plaguicidas contra la ofenza, promoviendo así adoptar una mentalidad positiva que nos permita sanar más rápido y fortalecer conexiones con quiénes compartimos el planeta creando un entorno más empático y comprensivo.
No era menos importante cerrar este escrito con dos vertientes que de alguna manera nos esta afectando significativamente en lo que respecta a la palabra, pues nos hemos vuelto tan tecnologicamente comunicativos que un stikers de corazón llega mas rápido al espíritu que un mismo abrazo, porque la era nos esta insertando en un circuito sentimental, donde la realidad no puede salvarnos.
En la era digital en la que vivimos, las redes sociales han transformado la forma en que nos comunicamos. Si bien ofrecen la oportunidad de conectarnos con personas de diversas culturas y contextos alrededor del mundo, también han contribuido a la deshumanización de nuestras interacciones diarias, por lo tanto las palabras a menudo se convierten en meros carácteres en una pantalla y el arrepentimiento por un comentario impulsivo se desborda sin la posibilidad de una disculpa cara a cara, esto nos está convirtiendo en robots con morfología humana que cada vez se muestran con una personalidad ficticia en las pantallas, lo que muchas veces hace que los resultados sean graves, pues la inmediatez puede desdibujar la responsabilidad que conlleva cada palabra, y aunque ya no estamos limitados por la distancia física, cada dia se siente más superficial la manera en que hablamos y nos proyectamos.
La carencia de una buena comunicación en nuestras relaciones personales abona un terreno fértil para los malentendidos y las disputas, lo que agrava cada dia el poder abordar los problemas con diálogos abiertos y sinceros,lo que alimenta la incomunicación. El filósofo y poeta español Antonio Machado dijo: "Caminantes, no hay caminos, se hacen caminos al andar". y en función de esta frase es urgente crear brechas que nos mantengan unidos en el camino de una comunicacion mas abierta y honesta, sin el uso de redes sociales los cuales son atajos que incrementan la falta de empatía en nuestras tan necesarias batallas verbales, donde la victoria trae consigo conexión haciendo mas humana nuestra verdad, sin olvidar porsupuesto la responsabilidad de elegir nuestras palabras con cuidado, siendo conscientes de su impacto potencial.
En conclusión, el poder de la palabra es innegable. Nuestras palabras pueden ser herramientas de amor y comprensión, o armas de destrucción y dolor, aca la sociedad enfrenta el desafío de mejorar la comunicación,porque una palabra puede cambiar el rumbo de un día, el estado de ánimo de una persona y, en definitiva, el tejido mismo de nuestras relaciones. La elección está en nuestras manos.
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Nos vemos en mi próxima publicación.
Tengan un feliz día.
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