Una niña se sentaba debajo de un árbol a pensar en lo lindo que sería un futuro y cómo lo escribiría en su diario. Era una niña buena y le habían enseñado que no había otro destino que ser feliz cuando se hacía lo correcto y se actuaba desde los valores.
Los cuentos de hadas solo reseñaban finales felices a las princesas que, en ellos, tenían que sufrir y luchar para alcanzar su amor verdadero, y aunque ella no pensaba en eso realmente, sí quería pensar que su destino sería un final de ensueño.
De la nada comenzó a llover, de las gotas que se desprendían ya se formaban charcos absurdamente grandes, y en uno de ellos una voz le decía a la niña:
“Estoy para cumplir uno a dos de tus deseos, pero las oportunidades no se canjean por soledad.”
La niña, en primera instancia, comenzó a mirar a su alrededor. La lluvia estaba dañando su tarde y ella quería su destino, que había sido cuidadosamente planeado desde que tenía cuatro años y ahora, con ocho, nada la detendría.
Así, no más, pidió que no lloviera más nunca y la voz solo replicó con conformidad: “Está bien.”
Después, el sol parecía inclemente y la niña se exasperó con tanto calor. Al mirar al charco, vio que se secaba, pero recordó que le quedaba un deseo. No lo pensó mucho y exclamó querer tener el futuro en sus manos, como las princesas con finales felices y lecciones en una historia que contaría a todos.
La voz estuvo dudando, pero aun así le concedió el deseo y, de inmediato, unos zapatos cayeron en sus pies. La niña, confundida, pensó en reclamar, pero la voz la interrumpió diciendo:
“Estos zapatos son quienes te acompañarán en tu camino por esta vida. Cada que avances, irás directo a tu final soñado. El destino ya no tiene que ver con nada y solo eres tú la arquitecta. Las personas y experiencias se presentarán a tu ritmo, como una canción compuesta por un aprendiz.”
La niña, emocionada, comenzó a caminar con sus zapatos mientras miraba su vida pasar: los regaños de sus padres y maestros, los tropiezos con compañeros. Se desesperó al ver que la vida se trataría de eso y pasó directamente a correr.
Mientras corría, olvidó descansar y aún más, parar para comer o tomar agua. Pero, en algún momento, tanto ejercicio le pasó factura. El camino parecía más endurecido y ella comenzó a sentir que su cuerpo se desgastaba. Ya no miraba a los lados, apreciando momentos vividos, solo quería llegar al final.
Y cuando estuvo sedienta, se dio cuenta de que había deseado que la lluvia desapareciera, por lo que el agua no había, y alimento escaseaba.
Cuando tuvo que detenerse porque sus pies no aguantaban un segundo más, entendió tristemente que su búsqueda había resultado una prisa sin paradas necesarias y, en un último respiro, intentó pensar en lo que era su vida, pero no recordaba nada. Su deseo había sido en vano.
La niña era, ahora, una anciana y comprendió que su obsesión con el futuro la llevó a olvidar el presente. Sin embargo, no todo fue triste. El correr la hizo veloz y el tropezar la hizo sabia.
Así que, mientras miraba al cielo, pidió una segunda oportunidad y esta se presentó como una luz que le devolvió y, en un último consejo, le concedió su oportunidad no sin antes dejarle una enseñanza: “la vida es más que tormentas o historias lineales. Se trata de historias, experiencias y la posibilidad de saborear el presente sin olvidar el futuro. Tus zapatos han sido un compañero que te regalé y usaste a tu manera, si le cuentas otros te dirán que fue un amigo y si me lo cuentas a mi, te diré que es estrés”.
Ese día la niña despertó en su hogar y pensó que todo había sido un sueño, sin embargo, desde ese momento solo se preocupó por vivir desde el agradecimiento, el amor y su amigo estrés no lo olvidó solo lo transformó en otra forma de proactividad.
ENGLISH
A little girl sat under a tree thinking about how beautiful her future would be and how she would write it in her diary. She was a good girl and had been taught that there was no other destiny than to be happy when one did the right thing and acted from values.
Fairy tales only outlined happy endings to princesses who, in them, had to suffer and struggle to reach their true love, and although she didn't really think about that, she did want to think that her destiny would be a dream ending.
Out of nowhere it began to rain, absurdly large puddles were already forming from the drops that were coming off, and in one of them a voice said to the girl:
“I am to fulfill one to two of your wishes, but opportunities are not exchanged for solitude.”
The girl, in the first instance, began to look around her. The rain was damaging her afternoon and she wanted her destiny, which had been carefully planned since she was four years old and now, at eight, nothing would stop her.
So, no more, she asked that it would never rain again and the voice only replied in agreement, “Okay.”
Then the sun seemed inclement and the little girl became exasperated with so much heat. Looking at the puddle, she saw that it was drying up, but remembered that she had one wish left. She didn't think much about it and exclaimed wanting to hold the future in her hands, like princesses with happy endings and lessons in a story she would tell everyone.
The voice was hesitant, but still granted her wish and, immediately, shoes fell on her feet. The girl, confused, thought of complaining, but the voice interrupted her saying:
“These shoes are the ones who will accompany you on your path through this life. Every time you move forward, you will go straight to your dreamed end. Destiny no longer has anything to do with anything and you alone are the architect. People and experiences will present themselves to your rhythm, like a song composed by an apprentice.”
The girl, excited, began to walk in her shoes as she watched her life go by: the scoldings of her parents and teachers, the stumbles with classmates. She despaired that life would ever be about that and went straight to running.
As he ran, he forgot to rest and even forgot to stop for food or water. But, at some point, so much exercise took its toll. The road seemed harder and she began to feel her body wearing out. She no longer looked to the sides, appreciating moments lived, she just wanted to reach the end.
And when she was thirsty, she realized that she had wished the rain would go away, so the water was gone, and food was scarce.
When she had to stop because her feet could not take a second more, she sadly understood that her search had turned out to be a rush without necessary stops and, in a last breath, she tried to think about what her life was, but she remembered nothing. Her wish had been in vain.
The girl was, now, an old woman and she understood that her obsession with the future led her to forget the present. However, not everything was sad. Running made her fast and stumbling made her wise.
So, as she looked to the sky, she asked for a second chance and it appeared as a light that returned to her and, in a last piece of advice, granted her her chance but not before leaving her a teaching: “life is more than storms or linear stories. It is about stories, experiences and the possibility of savoring the present without forgetting the future. Your shoes have been a companion that I gave you and you used in your own way, if you tell others they will tell you it was a friend and if you tell me, I will tell you it is stress”.
That day the girl woke up at home and thought it had all been a dream, however, from that moment on she only cared about living from gratitude, love and her friend stress did not forget it, she just transformed it into another form of proactivity.
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Diseño y edición realizados en Canva.
Fotografías de mi propiedad tomadas con Infinix Note 40.
La traducción se realizó con DeepL.
Design and editing done in Canva.
Photographs of my property taken with Infinix Note 40.
Translation done with DeepL.
Excelente manera de presentar el tema amiga @getheenspring Mucho potencial en ti para los relatos que en su toque de fantasía e imaginación nos lleva a comprender, en este caso, la relación y el efecto del estrés en nuestra vida 🙂
Saludos 👋
Es que el estrés es mi amiga personal que está en la suela de mi zapato, muchas gracias por pasar
Hola amiga bella @getheenspring, que historia más hermosa con una gran enseñaanza, para decirnos que podemos transformar el estrés negativo en positivo, que a este podemos tomarlo de la mano, caminar a su lado y hacerlo nuestro aliado. Respetarse, porque el siempre se colará por las paredes, esta allí, no lo podemos ver, pero lo sentimos y hay que tomar de él lo mejor.
Me encanto leerte.
El estrés es casi inevitable por ello siempre debemos convertir piedras en herramientas para construir lo que queremos, muchas gracias y un abrazo