El Único Viaje de Elpis

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Español

La Última

Por dos días la situación fue más o menos igual, poco a poco más y más personas fueron cayendo, victimas de los elevados niveles de dióxido de carbono, los respiradores y trajes herméticos fueron cada vez menos eficientes. Las dos unidades purificadoras de aire de emergencia, que fueron instaladas para obtener una atmósfera apropiada en el hospital de campaña, se volvieron insuficientes, ante la cantidad de personas que poblaron la edificación.

Los médicos humanos, tuvieron que ser reemplazados por ASCLEPIOS, ante la caída de los primeros, presa de la escasez de oxígeno en el aire.

Al tercer día, las muertes empezaron a incrementarse repentinamente, el agotamiento venció primero a los más viejos y los enfermos, luego empezaron a rendirse personas de cualquier edad o género, una a una los pobladores caían en un profundo e interminable sueño, víctimas de la sofocación.

El personal técnico que se encargaría de entrenar a OLIMPIA, se reusó a usar los trajes herméticos, dejándolos disponibles para el uso del equipo médico, ayudados sólo por unidades respiradoras portátiles, con una corta vida útil, se fueron turnando en el uso de las mascarillas hasta que las unidades, completamente agotadas, dejaran de funcionar al tercer día, al quedar completamente desechos sus filtros, algo similar habría pasado con los sistemas internos de los trajes herméticos, cuya tiempo efectivo de uso, tampoco sobrepasaba los tres días.

La muerte fue tocando una a una a las personas del área habitacional y lo mismo ocurría en el anillo de operaciones, donde, en la reducida área que aun era habitable, los miembros de la tripulación también caían poco a poco sofocados.

El capitán Gilmore demacrado y pálido, cayó el tercer día de iniciada la reprogramación de OLIMPIA, unas horas antes el jefe de ingenieros Joao y el primer oficial, también habían perecido. No se hicieron intentos por nombrar un nuevo capitán, nadie tomó el mando, el único interés era que se logrará restituir el sistema de control atmosférico.

Finalmente, al inicio del cuarto día, OLIMPIA fue capaz de empezar a realizar el código que reactivaría el control atmosférico de forma manual, y al cabo de seis horas, ya había concluido con las pruebas del nuevo sistema operativo y empezó a activar el panel de control, del que fuera el núcleo de CÉFIRO.

Fue entonces cuando se dieron cuenta de que la unidad de reciclado de aire había sido sacada de línea por la IA, antes de su desactivación, sus sistemas de filtrado y regeneración habían sido parcialmente desmantelados, no era nada que no pudiesen hacer los robots de mantenimiento de la nave, pero esto llevaría un nuevo retraso de ocho horas.

Para el momento en que finalmente pudo ponerse en línea el sistema y reiniciarse el reciclado de aire, todo había acabado, en el área residencial, todos los habitantes habían perecido, la mayoría de ellos en sus habitaciones, nunca se dispuso de ningún cuerpo, no hubo ni el tiempo, ni los medios, ni las fuerzas para hacerlo.

En el hospital cientos de camillas permanecieron con sus ocupantes tendidos en ellas, dormidos en un sueño inacabable, los ASCLEPIOS, sólo tuvieron tiempo de sacarlos del camino, mientras se iban ocupando de quienes aun con vida, los necesitaban, hasta que ya no hubo nadie de quien ocuparse.

En el anillo de operaciones, en sus pasillos, se podían encontrar los cuerpos de los tripulantes, que rendidos por el cansancio y la sofocación, fueron quedándose sentados o recostados en el piso, hasta que los abandonó la vida, sólo dos técnicos habían logrado superar la espera, dos jóvenes que agotadas y presas de un intenso sopor, se resistían a quedarse dormidas a la espera de la reactivación del sistema.

―¿Qué hora es? ―preguntó Cristina, en una ahogada y silbante voz.

No obtuvo ninguna respuesta de Virginia, quien estaba sentada a su lado, ambas sobre el suelo de la sala de cómputo, con sus piernas extendidas y sus espaldas y cabezas recostadas de la pared.

La joven especialista en IA, volteó su mirada, antes fija en la pared del frente, para ver que Virginia, su compañera, se había quedado dormida; con las pocas fuerzas que le quedaban, levantó uno de sus brazos y sacudió a su compañera, y esta cayó de costado.

―Virginia despierta ―dijo entre sollozos, angustiada y exhausta ―. No me dejes.

―Ya no puedo más ―respondió una susurrante Virginia, casi sin fuerzas para hablar y menos aún para enderezarse de su incómoda posición.

―No te puedes dormir, no puedes rendirte ―insistió Cristina, suplicante entre lágrimas ―. No me puedes dejar.

Virginia nunca respondió, los silbidos de su agitada respiración se habían dejado de escuchar, Cristina había quedado sola, la única persona viva en una nave con cientos de miles de cadáveres. Ella era la última de una especie que ya había muerto.

Agotada y casi a punto de perder el sentido, reunió las pocas fuerzas que le quedaban y las usó para hablar con el único que aun podía responderle.

―SÓCRATES, ¿estás ahí? ―preguntó jadeante.

―Si señorita Aguirre, estoy aquí ―la voz de SÓCRATES sonó extrañamente trémula y temerosa, como si la pena también lo agobiara.

―¿Voy a morir? ―preguntó.

―Aguarde señorita Aguirre, no se rinda, ya el sistema fue reactivado, pronto los niveles de oxígeno se empezarán a elevar y podrá sentir la diferencia ―respondió la IA.

―¿Y eso de que serviría? ―dijo con dificultad ―. ¿Acaso hay alguien más con vida en la nave?

―No señorita, usted es la última persona con vida en la Elpis ―respondió SÓCRATES.

―Entonces para que vivir, igual, tarde o temprano terminaré muriendo en soledad en esta tumba ―dijo la joven sollozante.

SÓCRATES, no respondió, no supo que decir a esto. Cristina no volvió a hablar, pocos minutos después su vida se había escapado en unos últimos agónicos jadeos.

Horas después, los niveles de oxígeno del primer anillo empezaron a elevarse a valores adecuados. Para este momento sólo SÓCRATES y OLIMPIA, eran las únicas conciencias activas en la nave y los únicos que habían vivido los últimos momentos de la humanidad.

Texto de @amart29 Barcelona, Venezuela, junio de 2020

English

The Only Journey of Elpis

The Last

For two days the situation was more or less the same, little by little more and more people were falling, victims of the high levels of carbon dioxide, the respirators and airtight suits were less and less efficient. The two emergency air purification units, which were installed to provide an appropriate atmosphere in the field hospital, became insufficient, given the number of people who populated the building.

The human doctors had to be replaced by ASCLEPIOS, as the first ones fell prey to the lack of oxygen in the air.

On the third day, the deaths began to increase suddenly, the exhaustion overcame first the oldest and the sick, then people of any age or gender began to surrender, one by one the inhabitants fell into a deep and endless sleep, victims of suffocation.

The technical personnel that would be in charge of training OLIMPIA, refused to use the hermetic suits, leaving them available for the use of the medical equipment, helped only by portable breathing units, with a short useful life, they were taking turns in the use of the masks until the units, completely exhausted, stopped working on the third day, when their filters were completely worn out, something similar would have happened with the internal systems of the hermetic suits, whose effective time of use, also did not exceed three days.

The death was touching one by one the people of the habitation area and the same was happening in the ring of operations, where, in the reduced area that was still habitable, the members of the crew also fell little by little suffocated.

Captain Gilmore, emaciated and pale, fell on the third day of the rescheduling of OLYMPIA, a few hours before the chief engineer Joao and the first officer had also perished. No attempt was made to appoint a new captain, no one took command, the only interest was that the atmospheric control system would be restored.

Finally, at the beginning of the fourth day, OLIMPIA was able to begin to perform the code that would reactivate the atmospheric control manually, and after six hours, it had already concluded the tests of the new operating system and began to activate the control panel, of which it was the core of CÉFIRO.

It was then that they realized that the air recycling unit had been taken off line by the AI, before its deactivation, its filtering and regeneration systems had been partially dismantled, it was nothing that the ship's maintenance robots could not do, but this would take another eight hours delay.

By the time the system could finally be brought online and the air recycling restarted, it was all over, in the residential area, all the inhabitants had perished, most of them in their rooms, no bodies were ever available, there was neither the time, nor the means, nor the strength to do it.

In the hospital hundreds of stretchers remained with their occupants lying on them, asleep in an endless dream, the ASCLEPHS, only had time to get them out of the way, while they went about taking care of those who still needed them, until there was no one left to take care of them.

In the ring of operations, in its corridors, one could find the bodies of the crew members, who, worn out by fatigue and suffocation, were left sitting or lying on the floor, until life abandoned them. Only two technicians had managed to overcome the wait, two young women who, exhausted and in an intense state of lethargy, resisted falling asleep while waiting for the system to be reactivated.

-What time is it? -asked Cristina, in a drowned and whistling voice.

She got no answer from Virginia, who was sitting next to her, both on the floor of the computer room, with her legs extended and her backs and heads leaning against the wall.

The young AI specialist turned her gaze, previously fixed on the front wall, to see that Virginia, her partner, had fallen asleep; with the little strength left, she raised one of her arms and shook her partner, and she fell on her side.

-Awake Virginia, -she said between sobs, anguished and exhausted -. Do not leave me.

-I can't stand it any longer -replied a whispering Virginia, hardly able to speak, let alone straighten herself out of her uncomfortable position.

-You can't sleep, you can't give up -insisted Cristina, pleading between tears-. You can't leave me.

Virginia never responded, the whistles of her agitated breathing had stopped, Cristina had been left alone, the only person alive on a ship with hundreds of thousands of corpses. She was the last of a species that had already died.

Exhausted and almost senseless, she gathered what little strength she had left and used it to talk to the only one who could still answer her.

-SOCRATES, are you there? -she asked breathlessly.

-Miss Aguirre, I am here, -the voice of SOCRATES sounded strangely shaky and fearful, as if grief were weighing him down too.

-Am I going to die?

-Hang on Miss Aguirre, don't give up, the system has been reactivated, soon the oxygen levels will start to rise and you will be able to feel the difference, - answered the AI.

-What good will that do? -She said with difficulty -. Is there anyone else alive on the ship?

-No, Miss, you are the last person alive on the Elpis -responded SOCRATES.

-So why should I live anyway, sooner or later I shall end up dying alone in this tomb, -said the sobbing young woman.

SOCRATES did not answer, he did not know what to say to this. Cristina did not speak again, a few minutes later her life had escaped in a few last agonizing gasps.

Hours later, the oxygen levels of the first ring began to rise to appropriate levels. By this time only SOCRATES and OLYMPIA, were the only active consciousnesses on the ship and the only ones who had lived the last moments of humanity.

Text of @amart29 Barcelona, Venezuela, June 2020

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