Cuando pensamos en un paisaje, la hierba es verde, el sol, amarillo, y el cielo se extiende en azul. Pero, ¿es siempre así? A veces, la luz del amanecer tiñe el cielo de tonos rosados y amarillos, o la hierba se torna dorada con el paso del tiempo. Así que exploremos la infinita paleta de la naturaleza, juguemos con los colores, sin reprimirnos, y dejemos atrás lo convencional por un momento.