Es muy probable que aburan las publicaciones de plantas y flores pero para mi esta planta tiene una historia, una larga y preciosa historia llena de mimos, cuidados, regeneración y color que por fin me da a cada uno de mis días, esta pequeña hortensia que compré hará un año sufrió al poco de llegar a casa una plaga de hongos que no conseguí erradicar, hubo que sacrificarla, sacar el mal que la habitaba desde la misma raíz y comenzar a darle mucho cariño, medir la luz, la cantidad de agua, cortar sus tallos para que no volvieran a caer el la plaga que la mató. Meses de cuidados y lamentos cuando no llegaban los resultados hasta que un día llego su primera hojita verde, a pesar del color tan espectacular verde a mi me pareció oro puro, era devolver algo devastado a la vida en lugar de rendirme y tirarla al cubo de los residuos.
Este justo instante donde el verde recorría todo el contorno del macetero y de pronto una mota de color asoma fue el culmen a meses de agotador trabajo donde la cambiaba de lugar, la mantenía con la humedad exacta, la giraba en pro de la luz, de noche la protegía, mi reto fue no perderla, esta mota de color fue el éxtasis y a día de hoy la mota ya es un rosa delicado, ahora debo ayudar a que sus hermanas salgan y disfruten de los últimos días del verano malagueño.
De seguro que en breve les muestro pura vida.