Hay cosas que tengo en mi lista de prioridades y una de ellas es el viajar, en mis últimos tres años he tenido la suerte de viajar o visitar lugares que probablemente no hubiera hecho sola, por ello siempre la compañía es bien venida, el de Roma quizás sea uno de esos sueños cumplidos y aunque escribí mucho sobre ello jamás comenté que fui acompañada por un amigo muy especial que espero tener de por vida, lo pasamos genial y la ciudad me enamoró.
Coliseum, Fontana de Trevi, Foro Romano, La Basílica de San Pedro en el mismísimo Vaticano, las calles oscuras al anochecer, las plazas de Roma cada cual más hermosa, los italianos siempre amables y atentos, coquetos y picantones, toda la historia vivida en Roma fue un conjunto de experiencias que de seguro viviré de nuevo con mi familia, debo volver, debo mostrarles una ciudad que fue el centro del universo antiguo y hoy día es nuestra ciudad guía cristiana.
Cada día lo dedicamos a un sitio mágico, Roma de por sí el mágica pero en compañía es especial, el Coliseo fue quizás el segundo lugar que más nos encandiló, quizás el primero a él, para mi ni que decir tiene que la Basílica fue inigualable pero disfruté mucho del potro de tortura cristiano cuya historia es aún más dura cuando te la cuentan en su interior, realmente si lo vives tal como te lo cuentan acabas temblando.
Fueron muchos días en buena compañía, espero poder disfrutar de otros muchos lugares junto a este amigo que no me ha defraudado jamás.