Las hallacas de la abuela
Luisa Beltrana, ese era el nombre de mi abuela amigos lectores de Hive, como ya les he contado, le apasionaba la cocina, en el mes de Diciembre no faltaba la elaboración de las tradicionales hallacas con carne de res, cochino, pollo, aliños de todo tipo, huevo, aceituna, alcaparras, pasas, la masa era de maíz molido, el cual requería de un arduo trabajo.
Para está actividad especial se reunían varias familias, la de mi tío Mundo y las tías Geira y Doris, quienes tenían varios hijos. Todos venían con la intención de ayudar a la abuela, a cada uno se le asignaba una tarea, ya que era un trabajo para adultos.
La tía Geira, hija menor de la abuela, conocida por todos como la muñeca, es una mujer de piel blanca con un hermoso rostro y una sonrisa encantadora. Tenía la responsabilidad de limpiar las hojas y escoger las mejores, ella disfrutaba mucho haciendo su trabajo.
La tía Doris, era la segunda hija, una mujer de piel morena y muy sería, guardaba sufrimiento en su corazón, pero de buenos sentimientos. Su labor era tender la masa en las hojas, lo hacía con mucha destreza y era organizada, por lo que a veces tomaba las riendas de la actividad.
En el caso de la Abuela, una vez que terminaban de realizar el guiso con la ayuda de todos para picar los ingredientes, le ponía la sazón que solo ella tenía. También era la encargada de ponerle el guiso a la masa ya tendida, añadiendo los demás ingredientes que servían de relleno.
José Luis, hijo mayor de la abuela, quien es mi papá, hombre de piel morena y cabellos igual que el de mi abuela, a él le encantaba amarrar las hallacas y el tío Mundo, era todo un personaje para las bromas pesadas como dicen en mi barrio. Él preparaba la leña en el fogón para cocinar las hallacas, nosotros ayudamos al tío a buscar la leña, en esa tarea si teníamos participación.
Estoy seguro que muchos de ustedes amigos lectores, son conscientes de la ardua tarea que implica hacer hallacas, pero bien vale la pena, sobre todo cuando son bien preparadas y al comerlas nos hacen decir, "están muy ricas".
Todos estos momentos compartidos con la familia, son los que hoy en día, cuando ya no están con nosotros, no sacan una sonrisa. De estás personas mencionadas, primero murió tío Mundo y varios años después murió mi querida y siempre recordada abuela, de quién les seguiré relatando más adelante, anécdotas, vivencias y algunas otras historias que recuerdo a su lado.
Hermoso post!! en navidades siempre es especial hacer las hallacas con la familia. Es uno de los más valiosos momentos que podemos tener. Saludos y bendiciones!!
Gracias por tomarse el tiempo de leer mi post, espero que haya sido de su agrado. Feliz día.