Nos encontramos en medio del surgimiento de una nueva era económica, marcada por los vertiginosos avances tecnológicos en diversos campos como la robótica, la inteligencia artificial, las energías renovables y el big data. Nada será igual dentro de unos años. El fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, llama a este periodo de cambios profundos en lo político, económico, social y cultural como la ``Cuarta Revolución Industrial´´.
En su libro homónimo escrito en el 2016, el economista explicaba que esta nueva revolución económica tiene muchas implicaciones sobre nuestras vidas y nos obliga a comprenderla pausadamente. Advertía que se estaban borrando las fronteras que separaban a industrias y disciplinas. Los bancos contratan en la actualidad a especialistas para que estudien enormes datos en busca de información sobre los comportamientos de los clientes y oportunidades de negocios.
Además, se caracteriza por la combinación de los sistemas de fabricación físicos con los virtuales a fin de que cooperen entre sí dando como resultado un sistema ciberfísico que logra una mayor flexibilidad y eficiencia en la producción.
Del mismo modo que la invención del motor a vapor transformó la industria manufacturera en una mecanizada y nació el comercio mundial, el alcance de esta revolución industrial será mucho mayor a de las anteriores y se producirá a un ritmo frenético.
Pero ¿qué es exactamente una revolución industrial? Es un periodo histórico representado por transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales, figurado por la introducción de nuevas tecnologías que modifican los procesos de producción y distribución de bienes y servicios.
La primera revolución industrial sucedió en Reino Unido entre 1760 y 1840, periodo en el que nacieron las textiles y las siderúrgicas. La segunda, desde 1850 a 1914, protagonizada por la electricidad que hizo posible la producción en masa y la creación de cadenas de montajes. La tercera pertenece a mediados del siglo pasado, con el desarrollo de las redes informáticas la producción se automatizó a gran escala, y con el internet se creó una comunicación global.
La fábrica inteligente o la industria 4.0.
Es el primer paso hacia una industria que deberá abandonar sus actuales sistemas de automatización y comience a integrar unos totalmente conectados, de mayor alcance y flexibilidad. Los expertos señalan que las nuevas características de las fábricas inteligentes resultan una solución eficiente para la producción y serán capaces de satisfacer las demandas del mercado actual.
Asimismo, la fábrica inteligente posee métodos integrados en su totalidad que le concede una fantástica capacidad de respuesta en tiempo real frente a las circunstancias cambiantes en las fábricas, en las cadenas de suministros y en las necesidades del cliente. Los empleados junto a estos nuevos sistemas podrán predecir cualquier problema y corregirlo antes de que aparezca.
El término ``industria 4.0´´ fue acuñado en la Feria de Hannover celebrada en el 2011 en Alemania con la finalidad de describir cómo esta nueva organización transformará radicalmente las cadenas de valor globales, al crearse una integración entre los diversos socios sean industriales o no que dará forma a empresas dinámicas y de mayor peso en el mundo virtual.
La robotización y el futuro de los trabajos.
Dos investigadores de la Universidad de Oxford encendieron la alarma global en el 2013 cuando publicaron un estudio en el que pronosticaron que el 47% de los empleos yacen bajo el peligro de ser reemplazados por robots y sistemas computarizados con inteligencia artificial en Estados Unidos durante los próximos 15 años.
Otro estudio señala que en ese mismo periodo de tiempo unos cinco millones de empleos se perderán y los países más perjudicados serán precisamente aquellos que están más industrializados como Alemania y Japón. Numerosas personas debaten sobre el impacto de la robotización en la producción, algunos aseguran que habrá mucho desempleo y que eso derivará en tensiones sociales, una situación para la cual los gobiernos no están preparados. Pero otros son más optimistas.
La mitad de los empleos que conocemos desaparecerán al cabo de dos décadas. La mano de obra no cualificada será uno de los primeros en sufrir los cambios de la modernidad, los robots se ocuparán de tareas como la limpieza, el cuidado de niños y ancianos, la vigilancia, entre otros. Luego vendrán los cualificados: salud, abogacía, psicología, pedagogía, etc. Inclusive el periodismo peligra frente a las inteligencias artificiales. Por ejemplo, hace unos meses Microsoft reemplazó a su plantel de periodistas de MSN por un programa que redacta noticias.
Pero la pregunta que surge es ¿acaso la automatización es mala? Todas las revoluciones económicas nos han enseñado que las nuevas tecnologías crean más empleos que las que destruye, a ese fenómeno se le conoce como destrucción creativa.
La incorporación de sistemas automatizados modificará el panorama laboral de un modo radical, la producción se incrementará a un ritmo acelerado y necesitará de menos recursos y energía. De dichos cambios nacerán nuevos tipos de empleos, más que todos dedicados al sector turístico. Y los actuales serán a distancia, quedando en el recuerdo tener que ir a una oficina.
Las nuevas tendencias de la cuarta revolución económica.
Como explicó Schwab en su libro, la cuarta revolución industrial tiene un alcance más amplio de lo que hemos venido hablando. En estos momentos se están produciendo ``oleadas de más avances en ámbitos que van desde la secuenciación genética hasta la nanotecnología, y de las energías renovables a la computación cuántica´´. La fusión de dominios físicos, digitales y biológicos hace que sea muy diferente de las anteriores.
Las nuevas tendencias que traerá consigo son variadas y abarcan desde el internet de las cosas, la realidad virtual, el blockchain y nuevos tratamientos médicos. El ciberespacio poseerá un mayor peso en la economía global de la que tiene actualmente. El desarrollo de energías limpias y de autos eléctricos con mejores baterías se constituirá como objetivos estratégicos de muchas empresas y gobiernos que buscan reducir la contaminación medioambiental.