
En alguna ocasión, tristemente, nos tocó –o tocará- la difícil situación de hablar con un niño sobre la muerte, la pérdida y todo lo relacionado; y las dudas de cómo hacerlo bien, están… así que hablemos del duelo en niños y adolescentes.
Según el Diccionario de la RAE, el duelo es:
1. Dolor, lastima, aflicción o sentimiento;
2. demostraciones que se hacen para manifestar el sentimiento que se tiene por la muerte de alguien.
En psicología, el duelo es también:
1. Una respuesta emocional ante una pérdida significativa (muerte, separación, abandono, entre otras);
2. un proceso adaptativo, un acontecimiento inevitable.
Y por su condición de proceso y sentimiento: se elabora (siente y percibe) según cada persona.
Por lo general, en niños menores de 5 años no se entiende del todo que:
- la muerte es definitiva
- y que por ende hay una ausencia de las funciones vitales (como el latido del corazón y el respirar);
- además, nos sucederá a todos, es universal.
Así que si le comentamos a un niño menos de 5 años que alguien cercano murió, es probable que no llore por su ausencia, o que pregunte constantemente por la persona pues no comprende -del todo- que ya no volverá y que no puede hacerlo.
Con los niños más grandes, las cosas cambian un poco. Porque progresivamente comienzan a entender lo que conlleva la muerte.
De ahí que se pueda evidenciar indiferencia ante la situación, la cual se alterna con una expresión emocional.
Ahora bien, ante la pérdida, la tristeza no es tan frecuente en niños como lo es en adultos.
La manifestación del duelo en la infancia es más de cambios de conducta y de humor, como también de alteraciones en el sueño y la alimentación.
También tenemos entre las manifestaciones del duelo:
-Regresión a conductas más infantiles;
-el miedo a otra pérdida;
-y culpabilidad, por creer que de alguna forma causaron la muerte, por no poder expresar lo que sienten o porque no se sienten tristes.
Quiero hacer hincapié en este último punto por lo siguiente:
Hay que validar los sentimientos de los jóvenes y niños, hay que acompañarlos y no juzgarlos. Ellos no son nosotros y tienen derecho a pensar y sentir diferente, derecho a compartir su sentir y sin señalamientos.
Recordemos que para ellos la muerte sigue siendo un concepto algo abstracto que aún intentan asimilar, y si ya comprenden, el sentir que experimentan es diferente al nuestro y necesitan de nuestro apoyo para dejarlo salir y también para entender lo que les sucede.
¿Y qué pasa con los más grandes?
Los adolescentes tienden a reaccionar:
- con pena, agresividad, culpa;
- o haciéndose los fuertes, quitándole importancia y ahogando sus sentimientos.
El hecho de ser más grandes, de entender lo que sucede, puede conllevar a un quiebre en la vida tal como se conoce.
Y sí, eso suena dramático pero ese quiebre implica un cambio, que todo será diferente. Tenemos que la adolescencia ya de por si es un período conflictivo, repleto de dualidades y con un duelo por la propia infancia, por lo que una pérdida significativa puede generar un quiebre emocional, que puede ser o no expresado. Así que corresponde acompañar y a la vez, darles su espacio.
Es allí donde es importante mantener las rutinas y las normas en la medida de lo posible para recuperar la cotidianidad.
Pero tampoco llegar al punto de hacer como si la persona por la que se vive el duelo no hubiese existido. Recuperar hábitos no implica evitar por completo al dolor de la pérdida.
¿Qué podemos hacer para hacerlo más fácil para los niños y adolescentes? (Y disculpen la redundancia)
-Hablar. En algún momento nos preguntarán sobre la muerte, aclararemos sus dudas: es natural, es inevitable e irreversible, está bien sentirnos tristes cuando ocurre.
-Informar si ya ocurrió o está por ocurrir, no apartar. Mucho tacto, nada de detalles escabrosos. Respuestas adaptadas a su edad, lo que pueda asimilar.
Honestidad, una honestidad asertiva. A la larga las mentiras como irse de viaje o volver pronto, generan más dolor; al igual que aquellas respuestas con exceso de honestidad.
-Si el niño quiere estar cerca de la persona antes de irse, si se quiere despedir, si quiere darle dibujos o regalos como recuerdos… Está bien.
-Explicarle brevemente en qué consiste la despedida (velorio, funeral) y dejarle decidir así desea participar. Sin presiones.
Algo que destacar por acá, es que la participación del niño o la falta de la misma tiene que ser, preferiblemente, de mutuo acuerdo entre los padres y los hijos. Conversar sobre: en qué se desea participar, en qué no, los motivos, aceptar los opiniones del otro y encontrar un punto medio donde ambos concuerden, de manera que se esté respetando la posición de todas las partes.
Por ejemplo, no está bien obligar a alguien a ir al cementerio, tenga la edad que tenga. De ahí la importancia de conversar, de poner los puntos sobre las íes y a la vez, entender al otro. Evitemos caer en sentimientos de culpa por hacer lo que alguien más quería que hiciéramos o por obligar a alguien a hacer lo que no quería hacer, porque bastante que duele.
Otro punto… está bien llorar, estar tristes, aunque eso no vaya a revivir al ser amado.
(Y también está bien si no nos sentimos tristes, no es obligada la tristeza).
Por cierto, es importante mencionar que a pesar de la pérdida, el niño sigue siendo un niño, lo mismo con el adolescente que no deja de ser adolescente. Los más jóvenes no tienen por qué asumir el rol de otro después de la pérdida, tienen derecho a buscar y conseguir su propia identidad.
-Demos el ejemplo, no evadamos el dolor propio. Permitirse sentir, y compartir la tristeza de la pérdida con el niño puede ser muy útil para conectar, dedicarle tiempo y garantizarle afecto. No es demostrarles debilidad, al contrario, es enseñarles que tenemos que darle espacio a lo que sentimos y vivirlo.
No están solos, nos tienen para acompañarlos.
Y ya para finalizar…
Recordemos que si bien es posible elaborar un duelo adecuadamente, este puede complicarse.
Por lo que conociendo los síntomas, es importante evaluar intensidad, frecuencia y contextos en los que se presentan. Si es necesario, acudir a un profesional.
Un contexto de la vida afectada con alta intensidad y frecuencia, es motivo de evaluación, al igual que varios contextos y áreas.
Pedir ayuda está bien. No nos hace débiles. Yo diría que nos hace más fuertes el hecho de buscar ayuda, aceptarla y comprometerse con ella.
Recordemos que los niños siempre serán nuestros guías para saber lo que necesitan, escuchemos y veamos con atención para comprenderlos y acompañarlos.
Referencia:
- Gallego, A. O., & Reverte, A. (2006). El Duelo en los Niños (La Pérdida del Padre/Madre). Revista de Psicología Clínica, 121-136.
Si llegaron hasta aquí, gracias por leer.
Compartí parte de esta información en mi Twitter, por si quieren dejar un “me gusta” o retuit por allá, enlace del hilo aquí.
De nuevo, gracias por leer.
✨❤️
50%Congratulations, @genesisojeda Your Post Got Boost By @hiveupme Curator.
"Delegate To @hiveupme Curation Project & Earn 95% Curation Rewards"
Contact Us : CORE / VAULT Token Discord Channel or Join Us : UPMELINK Web Site
Thank you.
El duelo por la pérdida de un ser querido muchas veces es vivido sin pensar bien en los niños y es que para la mayoría les resulta muy difícil comprenderlos. En mi familia tenemos la perdida reciente de un miembro de la casa que dejó un niño de 5 años, y la madre muy dolida en unión con el resto de la familia está intentando afrontar este duro momento.
Además que bueno que tocas este sensible tema en esta época donde la pandemia ha hecho estragos en muchas familias.
Gracias por tu oportuna publicación @genesisojeda
Lamento tu pérdida y la de tu familia.
Acompañarse unos a otros, drenar esa tristeza; aunque ante la pérdida, la tristeza no se va por completo; y continuar de a poco. Eso es, en términos generales lo que pueden hacer para sobrellevar la ausencia.
Espero que este post te ayude en cuanto a cómo integrar al niño y no hacerlo a un lado en esta situación tan difícil en la que se encuentran.
Mucha unión y fuerza para ustedes. 🙏🏽
Muchas gracias por tus amables palabras 🌻
Muchísimas gracias 😊
Un texto informativo-reflexivo muy bien elaborado, con orientaciones y recomendaciones que me parecen acertadas. Saludos, @genesisojeda.
PD: Si consultaste alguna fuente, convendría indicarla.
Muchas gracias.
Con gusto las agrego, gracias por el recordatorio.