Perdida en sus ojos | Parte I | Historia corta

in GEMS5 years ago

Perdida en sus ojos.png


Banner perdida en sus ojos 1.png

Voy a verle. Realmente voy a verle. Acaricio el papel de color en mis manos. Veo el nombre de la banda impreso con tinta negra y los datos de la ubicación desde donde podré verlo. Logré conseguir un buen lugar, ahorré durante un tiempo para ello y me satisface saber que podré estar a pocos metros de él. Sé que quizás nunca deje su batería y se acerque al público pero verlo allí, disfrutando hacer lo que ama, es suficiente para mí.

Me levanto de la cama y guardo la entrada del concierto en uno de los libros que reposa en la pequeña biblioteca de la habitación. Sonrío a la nada y chillo emocionada mientras salto, colmada de felicidad.

¡Voy a ver a mi banda favorita!


Los días pasaron volando, pensé mientras giraba a un lado para apagar la alarma del celular que se encontraba en la mesa de noche al lado de la cama. Luego de apagarla, me fijé en lo que mostraba la pantalla: eran las 8 de la mañana y había llegado el día del concierto. Al fin.


Pasaron las horas entre trabajo y movimientos torpes por andar con la cabeza en las nubes. Estaba ya en la fila, escuchaba a muchas chicas hablar y chillar emocionadas, mientras que yo sentía a cientos de dinosaurios corriendo en mi estómago y movía la parte inferior de mi cuerpo de un lado a otro. Estaba nerviosa, emocionada, incluso algo eufórica.

Estaba viviendo un sueño y tenía miedo de que nada fuese real. Veía de un lado a otro maravillada, atesorando cada detalle en mi memoria. Y mientras eso sucedía, me perdí en mis pensamientos y en las sensaciones.


La fila se hizo más larga, avanzó, abrieron las puertas, no me perdí y encontré mi lugar rápidamente. Sonreí al ver lo cerca que estaría del escenario, de ellos, de él.

Y ahí estaba, mirando el lugar donde tocarían más tarde, recordaba los vídeos de ellos acercándose a las fans y tocando sus manos, ojalá yo fuese así de afortunada hoy. Lo recordé a él, sonriendo entre canciones y hablándole al público mientras pasaba una mano por su cabello. Sonreí. Pronto podría crear mis propios recuerdos con ellos.


El artista elegido para iniciar el concierto acaba de salir, las luces se tornaron tenues, los gritos se hicieron más fuertes, mis ojos brillaron con expectación y alegría. Mordí mi labio inferior con fuerza y luego sonreí con los ojos llorosos. Uno de los mejores días y momentos de mi vida estaba por empezar, podía sentirlo.


Minutos después las luces se apagaron por completo y unos acordes retumbaron en el lugar. Los gritos, incluidos los míos, se hicieron aún más eufóricos. La adrenalina recorría cada centímetro de mi piel.

Hubo un transición y ahí estaba, junto a las guitarras, la batería.

Me perdí. Lo perdí. Me sentí viva y grité fuerte, drenando mi emoción y deseando destacar sobre todos los otros gritos.

El intro musical se extendió un par de minutos y con ello, los gritos desenfrenados del público.

La música se hizo más intensa y cuando creí que quedaría afónica antes de dar inicio al concierto, las luces se encendieron, ahí estaban ellos, y oficialmente comenzó el mejor día.


El concierto inicio con una de sus canciones más famosas, de esas que en parte carecen de sentido pero tienen un ritmo que te mantiene cantando y agitando la cabeza. Todos en el público cantábamos sin parar mientras ellos daban todo en el escenario para nosotros.


No podía despegar la mirada del escenario, los veía cantar y hablar con nosotros mientras mi teléfono grababa todo en video, aunque no sé ni qué enfocaba pues estaba concentrada en ellos. En cómo vocalizaban, tocaban y se movían a través del enorme espacio. Nos tenían a sus pies y amé darme cuenta que ese momento para ellos también resultaba muy especial.


Los minutos pasaban y yo solo deseaba que la experiencia nunca terminara. Terminaron una de las canciones más movidas y los chicos se tomaron un momento para beber agua y acercarse a la orilla del escenario; incluso él dejó atrás su batería y los palillos, tomo el micrófono y con la otra mano desordeno su cabello húmedo.

Sonrió, saludando al público con su voz ronca, alegre y raposa. Siguió acercándose con los demás y, para fortuna de mi enamorado corazón que comenzó a latir desenfrenado, tomó asiento casi frente a mí.

Luego que los cuatro se ubicarán a lo largo del escenario, el silencio reinó de su parte mientras que el público estalló en gritos y declaraciones de amor. Él comenzó a ver a las fans que lo rodeaban, entre ellas estaba yo, inmóvil, con una sonrisa que no abandonaba mi rostro y los ojos brillantes por el cúmulo de emociones y sensaciones que estaba experimentando.

De un momento a otro, sus ojos se notaron curiosos, su vista había caído en mí. Esos ojos, a veces marrones, a veces mieles, estaban viéndome, a mí. Ladeó su cabeza, quizá extrañado por no verme gritando o por la cara desquiciada que probablemente tenía en ese momento. Sentí la pena recorrer mi cuerpo, la sangre concentrándose en mis mejillas y a pesar de mi color moreno, podía jurar que estaba sonrojada y que él lo sabía también.

De ahí que escondiera las mejillas con las palmas de mis manos. Vio mi gesto, sonrió de lado y agitó la cabeza para luego comenzar a hablar a través del micrófono.

Esa había sido, lejos, lo más hermoso del concierto y un momento que jamás iba a olvidar, lo había tatuado en mi memoria.


El concierto continuó y todos allí seguimos gritando eufóricos con cada canción que los chicos tocaban. Es con los sentimientos a flor de piel que rato después los veo despedirse del público, al mismo tiempo, el guitarrista se luce con un solo para decirnos adiós. Las últimas notas retumban en todo el establecimiento, los miembros de la banda agitan sus manos hacia nosotros, sonríen o despeinan su cabello y se alejan, los perdemos de vista cuando salen del escenario. Y mi corazón, ese sigue latiendo furiosamente en mi pecho.

Dos horas y media. Las dos horas y media mejor aprovechadas y disfrutadas de mi vida. Sin lugar a dudas. Nunca podría cansarme de la adrenalina y de la felicidad tan desbordante que una persona puede experimentar en un concierto. Es algo que hay que vivirlo para entenderlo. Lo que se siente, no tiene comparación, o al menos no una que yo haya experimentado.



Gracias por leer.


Hoy me sumo a los bloggers de Hive. Anhelando un futuro próspero para la plataforma y para quienes formamos parte de ella.

Nos leemos en la próxima parte de esta historia corta.


Sort:  

Colmena-Curie.jpg

¡Felicidades! Esta publicación obtuvo upvote y fue compartido por @la-colmena, un proyecto de Curación Manual para la comunidad hispana de Hive que cuenta con el respaldo de @curie.

Si te gusta el trabajo que hacemos, te invitamos a darle tu voto a este comentario y a votar como testigo por Curie.

Si quieres saber más sobre nuestro proyecto, acompáñanos en Discord: La Colmena.


¡Gracias por el apoyo!

Este post fue compartido en el canal #spanish-curation de la comunidad de curación Curation Collective y obtuvo upvote y reblog por la cuenta de la comunidad @c2-spanish después de su curación manual.
This post was shared in the #spanish-curation channel in the Curation Collective Discord community for curators, and upvoted and reblogged by the @c2-spanish community account after manual review.
@c-squared runs a community witness. Please consider using one of your witness votes on us here

¡Muchísimas gracias por el apoyo!

Me encanta!

Y a mí. ¡Gracias por leerla!