Todos lo tenemos. Me refiero a que aun pretendiendo ser imparciales u objetivos, nuestra incapacidad para percibir la totalidad de lo que ocurre en el mundo hace imposible que podamos comprenderlo todo como quien ve el cuadro completo.
Con nuestros sentidos corpóreos, solo percibimos una fracción muy pequeña de lo que entendemos como realidad o de todo aquello que está pasando en este momento.
Cuando unimos a esto nuestras costumbres, idiosincrasia, creencias, patrones sociales y familiares, gustos, valores morales y religiosos y una larga lista de condicionantes que todos cargamos, podemos entender que lo más natural sea que tengamos alguna clase de sesgo. Ese que nos hace favorecer nuestro punto de vista, recordar lo que más nos interesa o simplemente prestar atención a lo que resuena con nosotros; bien sea con lo que nos es afÃn o con nuestras heridas.
¿Qué podemos hacer con esto? En principio reconocerlo. Luego aceptar que por cada ser humano existe una realidad. Es una suerte de multiverso que no percibimos claramente pero que danza frente a nosotros todos los dÃas.
Una vez que se reconoce y se acepta, podemos abrazar con más naturalidad los puntos de vista ajenos, toda vez que cada persona percibe el mundo desde lo que es como individuo y no como lo está viendo realmente.
Luego les dirÃa que hagan un pequeño esfuerzo por prestar más atención a su presente. A eso que les ocurre cotidianamente. Muchas veces, el sesgo se activa porque en medio de una situación, en vez de vivirla y observarla a plenitud, interrumpimos nuestro foco en ella porque empezamos a pensar en lo que queremos decir, lo que opinamos, lo que queremos defender o incluso, nos lo tomamos personal y nos ocupamos de mirar la molestia que eso nos produce.
No es posible deshacernos del sesgo, sin embargo ayuda mucho desarrollar la escucha activa y la atenta observación. Pueden ser grandes aliadas para poder recordar con más precisión muchos de los eventos que vivimos. De ese modo podemos minimizar muchas de las historias que nos contamos cuando no nos damos cuenta de que estamos siendo manipulados por nuestra particular y única manera de percibir e interpretar el mundo.
Gustavo León
#LaFelicidadEsPortatil
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