Como seres humanos siempre tenemos cosas que queremos hacer, múltiples proyectos, planes en mente a los que le damos vuelta una y otra vez, y aunque sabemos que llevarán su tiempo, no lo podemos apartar de nuestros pensamientos, claro, no digo que esto esté mal del todo, pero dependerá claramente de la manera en la que se haga, me explico...
Que organicemos lo que vamos a hacer, que hagamos un plan ,que pensemos las posibles complicaciones que pudieran salir es lógico, porque solo así podremos luego tener planes alternativos para solucionar esos inconvenientes, pero el problema es que lo hagamos de manera tal que nos cause angustia, en este caso si considero que es totalmente inútil.
Es ahí cuando realmente lo que hacemos es preocuparnos más que planificar, porque una planificación, es decir, organizar los pasos a dar para lograr algo no debe llenarnos de angustia sino más bien ser un buen y agradable ejercicio mental que nos abra la mente a posibilidades de mejorar cada vez nuestro plan y como consecuencia, lo que queremos hacer.
Preocuparnos es una especie de veneno que nos inoculamos desde adentro, se que suena exagerado pero es así, no lo veo exagerado en realidad, porque químicamente ocurren en nosotros muchas cosas negativas cuando la preocupación es la que predomina nuestros pensamientos, ya que todo lo que es estresante se desencadena, y esto genera muy malas consecuencias en nuestro organismo. Desde el punto de vista psicológico el cuerpo se ve sumamente afectado, pero también desde lo orgánico, el efecto es muy dañino.
Podemos empezar por decir que no nos deja pensar bien, ya esto es suficiente como para saber que es una práctica que debemos mantener al margen de nosotros, crearnos el hábito de que cuando nos percatemos de que pensamientos negativos aparezcan, neutralizarlo con pero otro positivo.
Esto es solo hablando de lo mental, pero si nos centramos en lo orgánico, ya más que evidencia hay de que personas que viven con estrés permanente, producido por preocupación constante, terminan por tener enfermedades como gastritis, hipertensión arterial, una mayor tendencia a abusar de sustancias y alimentos lo que los puede llevar a obesidad y cualquier problema de sobre peso y lo que este trae al cuerpo, en fin, puedo decir con toda certeza que es un veneno la preocupación, sin temor a equivocarme.
Particularmente me he centrado en ocuparme antes de que las preocupaciones lleguen a mi mente, se instauren y pretendan dominar mi vida.
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He aquí la clave de todo el tema de la preocupación: Ocuparse. Intentar resolver las cosas que estén a nuestro alcance con calma. Eso me dice Mimisma, la que sabe que debe hacer las cosas, no plantearse escenarios que aún no han pasado. La que me dice: Mija, linda organízate. Pero, la otra, la que impera en mí, como que no puede dejar de preocuparse y preguntarse ¿Aja, y ahora qué? Falta esto, falta aquello... A veces, no es tan fácil dejar escuchar esa voz que te puede llegar a volver loca.
Yo intento relajarme, hacer ejercicio, plantearme otros escenarios posibles y volver a la carga. Otras veces, simplemente, lo dejo, porque siento que no los puedo resolver.
Saludos @josevas217
Muchas gracias por el comentario.
Una de las cosas que podemos y debemos usar a nuestro favor es precisamente esa voz interna, si aprendemos a controlarla, seguro que tendremos una vida más llevadera.
SALUDOS. Buena semana @yeceniacarolina
Igual para ti... @josevas217. Un abrazo.