Entre las muchas afirmaciones que nos legó aquél excelente Premio Nobel que fue Hermann Hesse, hay una que particularmente me conmueve, y que más o menos, viene a reconocer que no era perfecto, que tampoco pretendía serlo y que saboreaba su nostalgia como saborea a sus amigos.
En estos tiempos que corren, cuando algo tan infinitesimalmente pequeño, el covid-19, nos tiene contra las cuerdas, no puedo, si no, congratularme con Hesse y saborear la nostalgia de aquél tiempo tan feliz –y aquí evoco a Mary Hopkins, que si no ganó el Premio Nobel, sí se hizo, al menos con un festival de Eurovisión- que como modelo de esa vie en rose, de esa vida en rosa que llevábamos, quizás nunca volvamos a recuperar.
Pensar en el flamante deportivo, esperando en la puerta del mejor hotel de la ciudad, mientras despertamos con la tranquilidad de saber que vivimos en una eterna primavera; recordar las veces que sentados al volante de nuestra Vespa, nos imaginábamos ser el intrépido Gregory Peck que iba a recoger a su princesa, Audrey Hepburn, para pasearla alegremente alrededor del Coliseo, ante la mirada conmiserativa del guardia urbano, que pensaba, ladeando la cabeza, aquello de juventud divino tesoro.
Los gloriosos amaneceres en la Riviera, sujetando la penúltima copa de champán, sintiéndonos como el Gran Gatsby, el inolvidable personaje de Scott-Fitgerald, en la seguridad de que, dueño de tu propio destino, tenías el mundo a tus pies.
Son algunas de las cosas que te planteas durante la cuarentena, pensando que quizás no vuelvan, aunque conservando la esperanza de que si Hollywood pudo reconstruir Tara después de lo que el viento se llevó, ¿qué no podremos lograr, siquiera con fe e imaginación, en ese polémico ‘después de’ que nos espera?.
AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual.



Me pareció tan raro lo que leí. Creo que es señal de que unas personas perciben unas cosas que extrañarán y otras perciben otras.
Supongo que todos percibimos de una manera determinada, pero creo que la conclusión es obvia: después de esto, la vida posiblemente nos cambie a todos. Saludos
Haha, what magical dreams behind rose-coloured glasses... :)
Ha ha ha ... how nice it would be if we could all lead that kind of life, with no other worries than being happy every day. A hug, my friend
👌😊