Sin embargo, debemos aprender a decir basta, porque cuando el burlista no se sabe detener y nadie le pone un stop, más que crecimiento personal se pueden sufrir peores consecuencias en torno a la personalidad. Puede que se toleren algunos chistes, pero sin normalizar el abuso constante de ello. No todo tenemos un buen estado mental, así que lo mejor es levantar la voz y callar al burlón. Pero todas las opiniones se respetan.
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