Un Boulevard de Sueños:
Mi razón de estar aquí
Fuente
Y suena simple, como si no fuera nada, pero soñar es más grande que el universo.
No tengo esas primeras palabras perfectas, tampoco una frase inspiradora, ni creo que la única persona capaz de leerme sea la correcta, pero hay una cosa de la que estoy lo bastante segura: si llegas hasta aquí es porque has descubierto, como yo, el placer de soñar despierto.
Ninguno de los dos podemos huir o escondernos, porque son los sueños los que parecen haber creado a la materia como la conocemos. Soñar con ser grandes nos hace trazar la meta, y las pesadillas nos enseñan sobre el miedo. Los subestimamos porque parecen no pesar en nuestro cerebro, sin embargo, gracias a nuestra inmensa colección de ellos (pues soñamos desde que nacemos) es que andamos por la vida andando y atrayendo a los seres que nos merecemos.
Un Boulevard de Sueños.
Eso es lo que he ido construyendo; una recopilación de recuerdos, fragmentos de nada, o de todo, de historias sin final, o comienzo. Un libro de pesadillas, de tonterías, de consejos caídos de un cielo invisible cuyo techo físico en mi cuerpo, pero sin límites de esparcimiento.
Un mundo inexorable que se muestra desde los ojos y la experiencia de un ser que nada gana, ni teme, con contarte. Un mundo construido en el aire para que pases a sentarte y descansar del que te agobia y te abate.
Soñar es alcanzar las estrellas levantándote en la punta de tus pies para rozarlas con los dedos, y una estrella fugaz cada noche que cierras los ojos y algo de color explota detrás de ellos como fuegos artificiales.
Las luces de una farola a media calle ilumina siempre mi Boulevard de Sueños, pues nunca habrá un frío tan férreo que congele mis dedos. En él nada es inamovible, definitivo, nada es absoluto o corrosivo, todo se transforma, y de la catarsis se originan nuevas y mejores historias.
En mi Boulevard de Sueños espero apoyarme hasta el final de mi vida, y estar para observar a otros construir sus propias calles o pedirme alojamiento en las mías. Nunca podré estar totalmente de acuerdo contigo, quizás ni siquiera veré lo que tu ves o pensaremos lo mismo, pero así son los sueños, o por lo menos los míos; irrepetibles, inigualables, incomparables, y, sin embargo, siempre dispuestos y hechos para ser compartidos.
Aunque nunca consiga las primeras palabras perfectas de un cuento, ni exista una única persona correcta para leerlos, a pesar de que pase el resto de mi vida pegando bloques en un boulevard que posiblemente nunca termine de construir por completo, no podría jamás abandonar mis sueños.
Porque las mejores historias aún no han sido escritas.
Porque escribir historias es una extensión del alma.
Porque el alma se hace eterna entre las páginas.
Porque mis páginas siempre están llenas de palabras.
Y porque hacer esto es lo único que me encanta.