La Economía Del Comportamiento Y El Necesario Uso De Máscaras A La Salida Del Confinamiento [ESP-ENG] Behavioral Economics and the Necessary Use of Masks Leaving Confinement

in GEMS4 years ago

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Las noticias de salud en América Latina no son nada buenas. La región se ha convertido en el epicentro mundial de la epidemia COVID-19, con cerca de 4 millones de personas contagiadas y 204.000 muertos hasta mediados de junio. Además, las cifras están aumentando rápidamente en varios países, entre ellos Brasil, que es el segundo país después de Estados Unidos en casos reportados, Perú con el séptimo número más alto de casos a nivel mundial y Chile, donde los brotes han llevado a la imposición de nuevas cuarentenas.

The health news from Latin America is not good. The region has become the global epicenter of the Covid-19 epidemic, with nearly 4 million infections and 204,000 deaths as of mid-June. Moreover, the numbers are rising rapidly in several countries, including Brazil, which lags only the United States in reported cases, Peru with the seventh highest number of cases globally, and Chile, where outbreaks have led to new quarantines.

El problema es que, debido a que el confinamiento provoca perturbaciones importantes en la actividad económica y afecta mucho más a los pobres, quienes a menudo no pueden distanciarse socialmente en sus estrechas viviendas ni trabajar desde sus casas, muchos países están levantando las medidas de cuarentena justo cuando el número de contagios y muertes empieza a aumentar. Entre tanto, en muchos otros países, la gente está encontrando maneras de volver a la normalidad, a pesar de que las medidas de confinamiento aún están en vigor. Eso significa que, para detener la ola de contagios, las personas deben comportarse de tal forma que protejan tanto a sus vecinos como a sí mismos.

The problem is that with lockdowns causing major disruptions in economic activity and most deeply affecting the poor, who can often neither social distance in cramped dwellings nor work from home, many countries are lifting quarantine measures just as infections and deaths begin to swell. In many others, meanwhile, people are finding ways to return to normal even though lockdown measures are still in place. That means that in order to stop infections people need to behave in ways that protect their neighbors and themselves.

La cultura del uso de las máscaras

Una medida clave para hacerlo es usando máscaras protectoras, la cual ha sido respaldada por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, su uso todavía sigue siendo limitado. En muchos lugares, a través del tiempo, las máscaras han sido estigmatizadas como algo que “solo usan los enfermos”. Además, en América Latina, a menudo la máscara se asocia más con manifestantes y grupos violentos y encima la cultura considera el contacto físico una parte fundamental de la convivencia. El hecho de no usar máscaras en algunos países también se ha convertido en una señal de desafío contra los gobiernos y en un signo de “machismo.”

Los gobiernos y las empresas van a tener que depender, al menos en parte, de las técnicas de la economía del comportamiento para animar a las personas a que sigan utilizando máscaras y participando en el distanciamiento social a través de mensajes sencillos y constantes, como lo recomendamos en nuestra guía que ofrece medidas prácticas para combatir el coronavirus. Esto puede incluir, entre otras cosas, carteles estratégicamente ubicados y comunicaciones digitales que apelen a las normas sociales, adviertan sobre los riesgos de no usar la máscara, y den a la gente la esperanza de que con una acción mancomunada se podrá finalmente vencer a la pandemia.

The Culture of Mask Wearing
One key measure for doing that is wearing protective masks, which the World Health Organization has endorsed, but which in many places are stigmatized as used only by those who are sick. In Latin America, moreover, the mask is often associated more with violent groups and protestors, than with a culture where physical contact is an elemental part of the culture. Not wearing masks in some countries has also become a signal of defiance against governments and a sign of “machismo.”

Governments and businesses are going to have to rely at least in part on techniques from behavioral economics to encourage people to continue using masks and engage in social distancing through simple and constant messaging as we recommend in our guide on practical measures to fight the coronavirus. This can involve, among others, strategically located posters and digital communication that appeal to social norms, warn of the dangers of not using a mask, and give people hope that with collective action the pandemic can eventually be conquered.

La economía del comportamiento puede ayudarnos a superar riesgos peligrosos

Esto es fundamental para superar ciertos sesgos que la economía del comportamiento entiende muy bien. Uno es el sesgo de optimismo, especialmente entre los jóvenes, que sienten que están sanos y que es improbable que se enfermen de gravedad, incluso si se contagian con la COVID-19. Otro es el sesgo de confirmación, la tendencia a buscar información que confirme nuestras ideas, en lugar de estar abiertos a información que pueda contradecirlas. Por ejemplo, vamos a una tienda o a un restaurante sin nuestra máscara, y suponemos que solo porque no nos enfermamos de inmediato podemos dejar de usar la máscara por completo. O pensamos que, porque usamos una máscara y no nos contagiamos, lo único que necesitamos es la máscara y que no tenemos que respetar también el distanciamiento físico, que es tan importante para prevenir el contagio. De hecho, las máscaras, al igual que los cruces peatonales o los cascos deportivos, aunque son importantes, pueden tener consecuencias imprevistas al dar a la gente una falsa sensación de seguridad. Solo mediante el uso de técnicas de mensajes eficaces, que hagan énfasis en la importancia del mensaje de que tanto las máscaras como el distanciamiento físico son fundamentales, lograremos combatir estos sesgos y crear entornos menos arriesgados en general.

Behavioral Economics Can Overcome Harmful Biases
This is critical to overcoming certain biases that are well understood in behavioral economics. One is optimism bias, especially among young people, who feel that they are healthy and unlikely to become seriously sick even if they come down with Covid-19. Another is confirmation bias, the tendency to seek out information that confirms our ideas, rather than being open to information that might contradict them. For example, we go out to a shop or a meal without our mask on and assume that just because we don’t immediately get sick we can give up the mask altogether. Or we think that because we wear a mask and don’t get the virus, that the mask is all we need, that we don’t also have to respect social distancing, critical as it is to preventing contagion. Indeed, masks, like crosswalks or sports helmets, while important, can have unintended consequences in luring people into a false sense of security. Only by using effective messaging techniques that drill home the message that both masks and social distancing are critical can we combat these biases and create less risky environments overall.

Apelar a las normas sociales

Otra estrategia clave es apelar a las normas sociales, esas reglas no escritas que rigen la sociedad. Las máscaras pueden resultar incómodas y verse poco elegantes, pero si vemos que otras personas las usan, podemos sentirnos bien al ponernos una para ayudar a nuestros vecinos y compatriotas a luchar contra la pandemia. Los gobiernos y las empresas pueden incluso apelar al sentido de la moda de la gente, como cuando los camareros usan máscaras de colores y diseños elegantes para animar a la clientela de los restaurantes a hacer lo mismo. O, como ya está sucediendo en América Latina, cuando los fabricantes locales producen máscaras deslumbrantes con logotipos de los equipos de fútbol, representaciones artísticas de animales y mensajes políticos o sociales. El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, dando ejemplo, ya apareció en televisión con una máscara que lleva el nombre de su país.

La clave está en dar un empujoncito a las personas hacia la mejor combinación de comportamientos que permitan reactivar la economía y salvaguardar la salud de la población en la mayor medida posible. Se trata de proporcionar advertencias e información que les dé a las personas la sensación de que pueden protegerse a sí mismas y a sus sociedades sin generar tanto miedo que las lleve a darse por vencidas y abandonarse a su suerte.

Appealing to Social Norms

Another key strategy is appealing to social norms, those unwritten rules that govern society. Masks may be awkward and uncomfortable, but if we see that other people using them, we may feel good about putting one on to help our neighbors and compatriots fight the pandemic. Governments and businesses can even appeal to people’s sense of fashion, as when waiters wear stylishly colored and designed masks to encourage restaurant clientele to do the same. Or, as is already happening in Latin America, when local manufacturers produce dazzling masks with logos of soccer teams, artistic renderings of animals, and political or social messages. Guatemalan President Alejandro Giammattei, setting an example, already has appeared on television with a mask sporting the country’s name.

The key lies in nudging people towards the best combination of behaviors that will both allow for opening up the economy and safeguard people’s health to the maximum extent possible. It lies in providing warnings and information that give people the sense they can protect themselves and their society, without generating so much fear that people throw up their hands and abandon caution to fate.

Fuente-Fountain

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